Periodismo imprescindible Jueves 28 de Marzo 2024

Más y mejores orgasmos

Procedimiento médico que promete regenerar las células a partir de la sangre de la propia persona
26 de Diciembre 2016
orgasmos
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POR ROCÍO SÁNCHEZ

Qué podrían tener en común Rafael Nadal, los jugadores de la NBA, señoras en busca de rejuvenecer y mujeres que han sido víctimas de mutilación genital? La respuesta tiene que ver con un procedimiento médico que promete regenerar las células a partir de la sangre de la propia persona.

Se trata del plasma rico en plaquetas (conocido también con las siglas PRP), una sustancia que se obtiene al centrifugar la sangre y separar algunos de sus elementos. Es una terapia que apenas hace pocos años no existía, pero que se ha hecho popular para diversos objetivos, desde tratar lesiones musculares o articulares hasta rejuvenecer la apariencia de la piel.

Pero es el doctor Charles Runels quien tiene la patente para una aplicación muy específica: inyectar el clítoris con el fin de obtener más y mejores orgasmos. Este estadounidense vive en Alabama, uno de los estados considerados parte del “cinturón bíblico”, una región de ese país en la que el cristianismo evangélico tiene una fuerte presencia. Esta circunstancia no impidió que Runels comenzara a preocuparse por los orgasmos femeninos, aunque quizá sí ha influido en que su consultorio, en el que –afirma– ha capacitado a más de 500 médicos, se ubique en un discreto rincón de… su casa.

Ya me había tocado escuchar algo sobre usar el PRP para “rejuvenecer” la vulva, pero sus presuntas propiedades para mejorar los orgasmos sí que es nueva para mí. Por eso, estuve leyendo con interés el artículo de la periodista Kathleen Hale, quien escribió para el periódico británico The Guardian su experiencia al visitar a este médico, quien, de inmediato, le ofreció una “muestra gratis” de su trabajo.

Para empezar, hay que decir que cualquiera que sea el objetivo de la terapia con PRP, hay que inyectarlo en la zona a tratar. Una inyección justo en el clítoris no suena para nada tentadora, ¿no cree? No obstante, el reportaje da testimonio de que, dada la técnica utilizada por el doctor para anestesiar el área y el tipo de jeringa que se utiliza, no es un procedimiento doloroso.

Sin embargo, el piquete no es lo más grave del asunto. El punto es que, aunque Runels tiene patentado su invento desde 2011, este procedimiento no ha sido avalado por la FDA, instancia que regula todo lo relacionado con la medicina en Estados Unidos. Es decir, no ha demostrado surtir los efectos que su creador y sus miles de pacientes aseguran que tiene, por lo que otros expertos entrevistados por Hale consideran que la mejoría en las mujeres tratadas se deriva del efecto placebo, ese sí, ampliamente demostrado.

Lo que dicen quienes se han sometido al procedimiento –el cual también puede realizarse en el pene para lograr erecciones más firmes– es que gracias a él obtienen mayor sensibilidad en el clítoris y alcanzan el orgasmo más rápidamente. De hecho, parece haber ayudado en especial a mujeres víctimas de violación y aquellas cuyos genitales han sido mutilados en prácticas rituales. Más aún, suena sorprendente que estas víctimas de violencia logren grandes avances (literalmente, logren volver a sentir) después de la inyección.

Dado que no hay una certificación sanitaria para esto, no me atrevo a recomendar semejante tratamiento, pues sin pruebas contundentes, a lo menos que podemos aspirar es a que el piquete no dañe estructuras importantes de un órgano tan delicado como es el clítoris. No digo que sea imposible que funcione, pero sí que es indispensable esperar un tiempo para a tener un respaldo científico sólido, dado que se trata de un procedimiento que pone en juego nuestra salud.

Periodista especializada en salud sexual / [email protected]

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