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Murales por la igualdad

24 de Noviembre 2018
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POR ANGÉLICA ATZÍN GARCÍA RODRÍGUEZ / NOTIMEX

Catrinas, vírgenes, símbolos aztecas y taínos o incluso icónicos retratos de líderes revolucionarios, cantantes y hasta de Chespirito, son imágenes que se plasman en los murales de Chicago, aquellos que en las comunidades latinas han sido símbolos de la cultura de sus residentes que dejaron sus países de origen o han creado a lo largo de sus estancias en esta ciudad.

Los vecindarios que se adornan con colores, recuerdos y demandas de los habitantes, en sus inicios eran sólo aquellos donde vivían los migrantes mexicanos, quienes dedicaban estas piezas a las situaciones de injusticia que vivían en Estados Unidos y en México, me comenta el muralista y activista Luis Raúl Muñoz.

Pero no pasó mucho tiempo para que otras comunidades comenzaran a adaptar esta expresión; sobre todo, se hizo más presente en las áreas donde las minorías buscaban a través de esta arte público tener una voz con el fin de demandar igualdad.

Áreas como Pilsen, la Villita, Humboldt Park, Backyards, entre otros vecindarios, empezaron a empaparse de arte que empoderaba y representaba a sus habitantes; sin embargo, señala el activista, fue cuestión de unos años para que las mismas características que hacían que estas obras monumentales impactaran a los espectadores pudieran convertirse en un comercio.

En los barrios latinos, en sus inicios, la temática de los murales era sobre política y la comunidad.

Ahora, los artistas contemporáneos hacen trabajos coloridos y llamativos; Luis Raúl Muñoz dice que los tiempos actuales demandan “seguir usando esta herramienta para denunciar las injusticias que existen; parte de esta transformación se debe a la gentrificación y comercialización que están teniendo los barrios”.

Situación que viven los vecindarios más icónicos de la ciudad, ya que al ser diferentes o tener características llamativas, se han vuelto un atractivo para los ciudadanos con mayor poder adquisitivo, creando el desplazamiento de negocios y de residentes que no puedan competir ante la demanda.

Dicho aspecto fue retratado en uno de los murales del artista puertoriqueño Cristian Roldán, al representar el desplazamiento que también se vive en la comunidad boricua de Humboldt Park. Mediante el arte público, se hace un llamado constante a la audiencia a cuestionarse lo que se vive, y busca generar acciones.

“Un mural es físicamente activo, es una crítica social que ayuda a la imaginación social y permite cuestionar lo que pasa; ayuda a imaginarse lo que se puede hacer para que la situación sea distinta; es abrir la puerta al pensamiento y a la acción que puede hacer el individuo con el objetivo de demandar un cambio, o por lo menos se abre la puerta al pensamiento crítico”, detalla.

En el diseño de sus obras, ambos artistas incluyen a la comunidad, ya sea aportando ideas o incluso pintando con ella, ya que consideran que esto permite que se sienta representada en la obra que se está plasmando, pues en su mayoría la temática representa lo que se vive en sus zonas.

La decisión de retratar a las comunidades marginadas le costó un mural a Luis Raul. Relató que una de sus obras que contenía representaciones sobre la cultura afroamericana y la belleza de esta fue destruida cuando una organización compró el edificio donde se encontraba la obra.

A pesar de este tipo de percances, los muralistas consideran que es de gran importancia usar el arte público para empoderar y darle una voz a las comunidades, e inspirarlas a tener esperanza en el cambio.

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