Periodismo imprescindible Viernes 19 de Abril 2024

Narcos, la nueva serie de Netflix

Más allá de Pablo Escobar, explora un momento histórico que marcó a Colombia
26 de Diciembre 2016
narcos752
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Por Alejandro Alemán

Tal vez porque la televisión es un medio mucho más aspiracional que el cine, las historias del narco han encontrado en esta un nicho de mercado impresionante. La cantidad de series y telenovelas dedicadas a dar cuenta de las inverosímiles (por increíbles) historias de los hombres (y mujeres) que manejan el narcotráfico es cada vez más numerosa.

Títulos como La reina del sur, El cartel de los sapos, El patrón del mal, El señor de los cielos,y muchos más, contribuyen a la narrativa que hace de los narcotraficantes —o al menos de los estereotipos que les fabrican— figuras dignas de admiración, envidia y respeto. En su gran mayoría, estos productos se han acercado al tema desde la simpatía por el diablo, abonando argumentos y admiración alrededor del sueño aspiracional que pareciera permear por todo Latinoamérica: nacer pobre, pero morir narco.

Narcos, la serie de Netflix producida por Eric Newman (el mismo productor de Children of Men, 2006) y el brasileño José Padilha (director de Tropa de elitey el remakede Robocop) se decide por otra ruta. Narrada en dos temporadas (la más reciente se estrenó a principios de septiembre en el servicio de streaming), la serie es la crónica dramatizada del encumbramiento y caída de Pablo Escobar, uno de los grandes capos de la droga en la década de los ochenta.

La diferencia es queNarcosno glorifica al narcotraficante y asesino que en su momento pondría en jaque a la DEA, la CIA y al gobierno colombiano. En todo caso, prefiere ponerlo en su propio contexto histórico. La primera temporada narra la llegada de la cocaína a Colombia y de cómo el ya para entonces “Patrón” de Medellín le entraría a un negocio que resultaría multimillonario, expandiendo el mercado no sólo por todo Colombia, sino incluso en Estados Unidos (de Miami hasta Nueva York).

Son los años dorados de un Pablo Escobar cuyo poder lo corrompía todo. Siempre coqueteando con el poder político, le gustaba ayudar a la gente más pobre, quienes lo veían como un Robin Hood. Su narcisismo lo hizo incluso coquetear con la política (“algún día seré presidente de Colombia”), pero pobre de aquel que se le opusiera en su camino, ya que al final todo lo arreglaba con una de sus grandes máximas: “Plata o plomo”.

Pablo Escobar es interpretado por Wagner Moura, un actor que —al menos durante los primeros capítulos de la serie— pareciera ser un gran miscast. Y es que Moura —que ya había demostrados sus capacidades en las muy populares Tropa de elite1 y 2— no hablaba ni gota de español, no era colombiano y para acabarla de amolar estaba en tremenda forma: grave problema para aquel que quisiera interpretar convincentemente al regordete Escobar.

Necedad del productor o simple suerte, la actuación de Moura levantó muchas críticas por su pésimo manejo del idioma español y por su (en apariencia) poco afortunado manejo del acento colombiano. Pero el tiempo y la tenacidad rindieron frutos: para esta segunda temporada, Moura demuestra que lo suyo fue más que vil suerte; supo adueñarse del personaje, hacerlo propio y darle sustancia.

La segunda temporada de Narcos —centrada en la caída de Escobar— sigue con el mismo estilo que la primera: edición vertiginosa, cortes a material de archivo, voz en off (a lo Goodfellaso JFK) y las actuaciones sostenidas de todo el elenco hacen que el espectador se enganche rápidamente en esta serie irremediablemente adictiva, que se debate entre la fascinación por el relato increíble y el pasmo ante el horror de una guerra encarnizada que sigue cobrando víctimas y que no parece estar próxima a terminar.

Pablo caerá, peroNarcos sigue: Net-flix ha anunciado una tercera y cuarta temporadas. Será interesante ver si logran mantener el interés, ya sin la fascinante historia de Escobar y la gran actuación de Moura.

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