Periodismo imprescindible Miércoles 17 de Abril 2024

Peso ¿muerto?

La moneda mexicana vivió una semana dura 
al rebasar los 20 pesos, un máximo histórico que prendió los focos rojos
26 de Diciembre 2016
Peso _Muerto
Peso _Muerto

POR JULIANA FREGOSO

El 20 de septiembre de 2016 será recordado en nuestro país como un lunes negro, pues el peso mexicano se mostró más débil que nunca ante el dólar.

Por primera vez en su historia, la divisa mexicana se quedó sin fuerza para enfrentar los ataques que desde distintas trincheras amenazan su estabilidad y, por primera vez, su cotización rebasó los 20 pesos por unidad, un máximo histórico nunca antes visto.

Desde el año pasado, el peso mexicano se ha mostrado débil ante la divisa estadounidense y ha sorteado factores como la caída de los precios internacionales del petróleo —la principal fuente de ingresos del gobierno—, las debilidades de la política interna, el impacto por el referéndum en Reino Unido para separarse de la Unión Europea (el brexit), la incertidumbre por las próximas elecciones presidenciales en Estados Unidos y la posibilidad de que el republicano Donald Trump, con su política antiinmigrante a cuestas, gane la contienda. Todo parece conspirar contra la moneda azteca.

Después de un año de volatilidad, la semana pasada se prendieron los focos rojos, porque la depreciación de la moneda golpeará donde más duele: en el poder adquisitivo de los mexicanos quienes, si convirtieran su salario mínimo diario de 73 pesos diario a dólares –considerando una cotización promedio de 20 pesos– se darían cuenta de que los 3.65 dólares que ganan todos los días apenas alcanzan para comprar seis kilos de tortilla –a un precio promedio de 12 pesos por kilo.

Como en todo, en este escenario existen ganadores y perdedores: un dólar caro fortalece a los exportadores porque los hace más competitivos, beneficia al gobierno porque recibe más dinero por cada barril de petróleo que vende en el mercado internacional, pero golpea a los importadores, al consumidor, los costos de las materias primas, y a la inflación, que pega directamente en el poder adquisitivo de los ciudadanos.

Dentro de este grupo vulnerable también se encuentran aquellos que no tienen ahorros para enfrentar la volatilidad, en un país donde apenas una de cada 10 personas no ahorra, 16 % lo hace cuando quiere comprarse algo y 41 % cuando puede, según una encuesta del Gabinete de Comunicación Estratégica (GCE) publicada en julio pasado.

Y aunque el hecho de que la Reserva Federal de Estados Unidos (FED, por sus siglas en inglés) decidiera no subir sus tasas de interés en su reunión que mantuvo en la semana que concluyó, el gobierno mexicano tendrá que tomar decisiones para evitar que la moneda se mantenga en niveles de 20 pesos, una de ellas también golpea al bolsillo de los mexicanos y es subir las tasas de interés, vaticinan economistas consultados.

En su análisis semanal, Banamex prevé que el Banco de México (Banxico) suba las tasas, el tema es si será en la reunión que tendrá esta semana o hasta diciembre.

Capitales en fuga

El peso es la quinta moneda con más transacciones en los mercados internacionales, pero su situación actual lo hace menos atractivo, y una consecuencia inmediata podría ser la salida de capitales que busquen en otras monedas, como el mismo dólar, una mayor certeza para los inversionistas.

“México ha estado perdiendo capitales desde el inicio del año, ante la evidente vulnerabilidad de la economía y sobre todo ante la persistencia de haber mantenido tasas de interés muy bajas. La salida de capitales va a continuar no solo por búsqueda de refugios más seguros, sino también porque el mercado de bonos mexicanos ha perdido competitividad de tasas de interés ante el aumento al riesgo”, afirma en entrevista Alfredo Coutiño, director de Moody’s Analitics, con base en Nueva York.

Los factores externos importan, asegura, pero también los errores internos son una carga muy pesada que debe soportar la moneda nacional.

“Esto también puede obligar a que la disciplina fiscal y monetaria se torne más severa y con ello se arruine aún más el pobre desempeño de la economía, afectando adicionalmente al empleo y a los salarios”, expresa Coutiño.

“Las autoridades pecaron de pasivas no solo porque creyeron en su mismo discurso de fortaleza y blindaje, lo cual los hizo desestimar la toma de medidas preventivas, sino que incluso prolongaron demasiado la expansión fiscal y monetaria, lo cual agravó los desequilibrios económicos. De esta forma se pospuso de manera innecesaria el regreso a la disciplina fiscal y monetaria. Esto también explica que la política fiscal y monetaria ahora tengan que responder de manera más agresiva y forzada por la misma realidad”, agrega.

James Salazar, analista de CIBanco en México, coincide con Coutiño y añade que, en esta montaña rusa, el más afectado es el consumidor mexicano a quien la depreciación acumulada del peso de 55.91 por ciento–según datos del Banco de México– le dificulta más la compra de bienes como electrodomésticos.

“Nunca habíamos tenido un dólar en 20 pesos, hubo 25 años en los que estuvo en 12.50 hasta el 82, se implementan bandas y se fue subiendo hasta llegar a los 2,300 con Carlos Salinas (1988-1994) y en la devaluación del 94 pasó a 7 pesos por dólar”, expresa.

Uno de los principales efectos, de acuerdo con su punto de vista, es el clima de desconfianza que se genera entre la población, que al ver un dólar que rebasa su máximo histórico “decimos que está muy mal la economía y eso frena el consumo, la inversión de las empresas a las que les cuesta más caro importar maquinaria e insumos, que finalmente van a tener que trasladar los costos al consumidor, lo que va a hacer que la gente gaste menos porque un alza en los precios va a generar un aumento en la inflación”.

Sin embargo, para el nuevo Secretario de Hacienda, José Antonio Meade, este es un problema pasajero, “la economía mexicana no va mal, la economía mexicana es una economía que crece, es una economía que genera empleos, es una economía en la que la inflación está controlada”, aseguró el miércoles pasado en entrevista con Televisa. Afirma que las expectativas de largo plazo están “bien ancladas”.

A pesar de ello, los analistas consideran que el peso está por enfrentar una de sus peores pesadillas y es la cercanía de las elecciones presidenciales en Estados Unidos: si la demócrata Hillary Clinton no da muestras de ser una fuerte oponente para Trump, el dólar seguirá su escalada.

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