Periodismo imprescindible Viernes 19 de Abril 2024

De brujería y embrujados

En 2016, mientras grababa Treintona, soltera y fantástica, Chava Cartas conoció el guion de Inquilinos, y sin dominar el género de terror, el proyecto lo conquistó. Ahora, dos años después, se estrena la película protagonizada por Daniela Perea y Érick Elías
28 de Octubre 2018
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POR JAVIER PÉREZ

Chava Cartas es, por lo menos en su carrera cinematográfica, un cineasta asociado a la comedia. De hecho, al preparar Treintona, soltera y fantástica, exitosa comedia estrenada a finales de 2016, Pedro López, el productor, tenía el guion de Inquilinos, una historia de terror que Juan Carlos Garzón y Angélica Gudiño le habían dado. Cuando lo leyó, de inmediato le habló a Chava para proponerle la dirección. “Le dije que yo no era muy fan del género, pero que lo leería. Efectivamente era interesantísimo porque más allá del género de terror o de thriller, era una historia muy latinoamericana, con la parte de la brujería y de los embrujados”.

A Chava le pareció un reto y decidió filmarla, incluso hizo las dos películas “al mismo tiempo en Guadalajara. El lunes veía a Bárbara Mori y el martes a Danny Perea. Era preparar dos películas de géneros diferentes”. El terror, sostiene el cineasta, es “un género muy difícil de filmar y contar”. Y aunque suele trabajar en un ambiente distendido, Inquilinos, que se estrena este 2 de noviembre, le exigió “concentración al cien por ciento. Cada vez que levantaba la cámara debía estar muy pendiente porque no funcionaba si se movía antes o después. Si los actores no se ponen en la posición correcta, sin que sea mecanizado, no funciona”.

La locación donde ocurre la historia –sobre una pareja que llega a un nuevo hogar para tratar de salvar su relación– era muy importante. Y es que en su nuevo departamento, ubicado en un edificio desolado y de aspecto lúgubre, Luzma (Perea) y Demián (Érick Elías) comienzan a experimentar situaciones extrañas que los separan aún más, exacerbando el escepticismo de él y las supersticiones de ella, y permitiendo que gente siniestra se aproveche de ambos y consiga sus fines.

La vecindad donde se filmó Inquilinos tenía una vibra rara que fue aprovechada por la producción. “Estábamos muy contentos con la locación: cumplió su cometido de convertirse en un personaje más en la historia y no había manera de reproducir eso si no estaba en su alma”.

Chava, quien entre su filmografía tiene una cinta familiar como Rock Marí (2010), no suele hacer castings para los papeles protagónicos. A partir de la primera lectura del guion visualiza quién podría interpretar el personaje. Así eligió a Danny, con quien ya había trabajado en una serie; a Érick se lo propusieron los productores y le pareció idóneo.

La filmación ocurrió mayoritariamente en espacios cerrados y oscuros. “Conté con un fotógrafo muy bueno para eso, Patricio López, que ilumina con muy poca luz. Cuando filmas, usualmente hay más luz y ya cuando haces la corrección lo oscureces, pones esa atmósfera. En el caso de Inquilinos, físicamente entrabas a ese lugar y ya sentías la vibra. Sin embargo, los actores podían andar por todo el set sin necesidad de ponerles posiciones perfectas porque Patricio iluminó de tal forma que donde se pararan, o estaban a contraluz o iluminados, así que siempre había este juego de contrastes interesantísimos, que eran naturales y físicos del lugar. Esa parte a los actores les ayudó muchísimo para entrar en situación”.

Chava disfruta filmar en lugares cerrados. “A nadie le gusta porque siempre se convierte en un caos para el trabajo del crew, en el día a día. Debe estar muy bien organizado. Tengo mucha disciplina en eso. Ahora con el nacimiento del cine digital se perdió esa disciplina. Como antes la cámara era de 35 milímetros, no se podía correr todo el tiempo. Ahora la puedes correr en cualquier momento y se va perdiendo esa disciplina del cine y de trabajar como yo trabajo, porque como fotógrafo nunca fotografié digital, siempre en 35, entonces la manera como aprendí a hacer cine es con esta disciplina y la mantengo. Yo no llego y filmo y filmo, sí es una herramienta importante no estar limitado de material, pero hay que mantener la disciplina. Todo va a pantalla, hasta lo que se no se ve”.

Dice Chava Cartas, quien en los últimos años se ha dedicado a dirigir series como Señorita pólvora, El dandy o Rosario tijeras, que el género de terror tiene un público muy fiel. “Saben los productores y distribuidores que una película de miedo, mala o buena, siempre va a tener cierto público fiel. Pero hay que hablarle con mucho respeto. Me atrevo a decir que Inquilinos funciona porque hay un festival importante en el cono sur, Blood Window, que lo ganamos; es un festival importante para el género. Luego ganamos también Atlanta, es más nuevo, aunque es fuerte en el género. Eso ya fue un logro para mí”.

Lo importante, dice, es generar industria. “Y esto lo atribuyo a las series de televisión. El nacimiento de las series en nuestro país fue para nosotros los realizadores, y para toda la gente que se dedica a esto, un gran músculo: rodamos de lunes a sábado durante seis meses con actores, platicando una historia de ficción. De las series aprendes muchísimo y se te comienza a hacer oficio. Y yo creo que a partir de esas series, de hace seis años, no más, las películas de cartelera están funcionando con los directores que hacen esas series. Se van al cine con este oficio. Antes si bien te iba hacías una película cada cinco años y te dedicabas a hacer comerciales para vivir. Por más que le echaras ganas no tenías las horas necesarias en un set como nosotros ahora. Yo creo que por eso hoy está funcionando nuestro cine.

“Antes, los directores llegábamos a la película y queríamos hacer las diez que no habíamos hecho en los últimos diez años. Entonces hacías un híbrido rarísimo que iba directamente a pantalla y nadie entendía. Es un gran momento porque el público está creyendo en nosotros, tenemos muchas historias que contar, con inteligencia y con contenido importante. Me motiva saber que hay muchos proyectos cuando hace cinco años uno leía un guion al año. Ahora estoy leyendo hasta 15, y tienes la posibilidad de escoger y hacer la película o las historias que más te interesen, y eso es una bendición. Estoy en un gran momento en mi país de tener la oportunidad de ser cineasta y de contar historias”.

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