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Dirección que desafía

Ruben Östlund recién ganó la Palma de Oro en Cannes por su película The Square, un proyecto que inició como una instalación de arte y que nos recuerda nuestro rol altruista  hacia aquellos ciudadanos con los que vivimos nuestro día a día
27 de Noviembre 2017
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POR JAVIER PÉREZ

The Square (Alemania-Dinamarca-Suecia-Francia, 2017) se gestó en primera instancia como un proyecto artístico. El cineasta sueco Ruben Östlund quiso crear un lugar simbólico que pudiera colocarse en el centro de una ciudad y “recordarnos nuestro rol en relación con nuestros cociudadanos”. También pretendía poner sobre la mesa temas como la verdad y cómo nos cuidamos unos a otros en espacios públicos. El proyecto artístico germinó y se construyó en una ciudad sueca llamada Värnamo, donde este año cumplió su segundo aniversario. Además, la instalación fue replicada en Noruega. “Así que The Square no empezó como una película, sino como la idea de una instalación de arte”.

A Ruben Östlund se le ocurrió transformarla en un largometraje cuando lo invitaron a realizar una exhibición en el Museo de Diseño de Värnamo, el Vandalorum un Sweden. Ahí decidió que la idea catalizadora de la instalación podía trasladarse y dar pie a una película de ficción. “Y luego decidí ubicar ese largo en el mundo del arte porque creo que hay muchas cosas que puedes criticar y cuestionar desde ahí”.

La historia de The Square, que forma parte de la programación de la 63 Muestra Internacional de Cine de la Cineteca Nacional, sigue a Christian (Claes Bang), un padre divorciado que tiene un empleo como curador, con excelente reputación, de un museo de arte contemporáneo. Fiel a sus ideas sobre la responsabilidad ambiental y humanitaria, conduce un auto eléctrico y respalda grandes causas. Prepara la exposición “The Square”, la cual se trata de una instalación que invita a los visitantes al altruismo y les recuerda que deben hacer algo en relación con sus semejantes. Sin embargo, a partir de que a Christian le roban su teléfono, su discurso humanista queda en entredicho y los conflictos de clase de los que está en contra parecen indelebles a él mismo.

Östlund aborda la historia desde la sátira. “Me gusta lo que significa sátira, si buscas en el diccionario dice que tomas algo que es contemporáneo y le das la vuelta un par de veces para hacerlo elegante y provocador. Sería fantástico que mis películas pudieran ser eso”.

Östlund, cuya filmografía incluye Involuntario (2008) y Fuerza mayor (2014), por primera vez hizo un filme en el que muchos de los diálogos están hablados en inglés, pues en su reparto incluye a los actores angloparlantes Elisabeth Moss (Peggy Olson en Mad Men) y Dominic West (The Wire). “Estaba algo asustado. Pensé que podría perder el sentido en las actuaciones, y no podría usar mi instrumento de la forma como lo hago cuando dirijo actores en Suecia, pero rápidamente me di cuenta de que era más fácil dirigir en inglés que dirigir a Claes, que habla danés. Estoy feliz, pude manejar esto. Ahora siento curiosidad y tal vez mi siguiente película esté totalmente hablada en inglés; ya veremos. Era un obstáculo, aunque fue posible lidiar con ello”.

Se dice que Östlund somete a sus actores a largas jornadas en las que repite una y otra vez las escenas, hasta hacer más de 60 tomas, con la intención de fatigarlos. “No es verdad que haga entre 60 y 70 tomas –dice–, creo que exageran un poco. Creo que el promedio de esta vez fue de 30, pero debo decir que tuvimos bastante tiempo en el set a fin de tener al menos un día de grabación para cada escena. Eso es importante porque podemos evaluar lo que hacemos, si nos estamos moviendo muy rápido o si simplemente estamos cubriendo la escena y esperando que el material sea suficientemente bueno para salvarlo en la edición.

Entonces, al tener tanto tiempo en el set podemos repetir. Cuando eres actor y repites una escena una y otra vez, tienes que tener cierta energía, debes tener la meta en tu cabeza de que al final del día deberías alcanzar el máximo. Y pienso, por ejemplo, en Elisabeth Moss y Dominic West, que solían hacer tres o cuatro tomas y ya estaba. Así que por supuesto ellos tienen que acostumbrarse al tipo de tomas que uso y les tomó un par de días entenderlo, para poder guardar la energía para el final del día. Pero creo que al final estuvo realmente bien”.

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