Periodismo imprescindible Viernes 19 de Abril 2024

El cine como inspiración

El director Lex Ortega desea que Atroz, un perturbador filme de violencia explícita, sirva para que los jóvenes se animen a tomar una cámara y hagan películas diferentes
21 de Octubre 2018
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POR JAVIER PÉREZ

De acuerdo con su publicidad promocional, Atroz, la ópera prima de Lex Ortega, es la cinta mexicana más violenta de la historia. Tras un accidente de tráfico, unos policías descubren varios videos que muestran las torturas a las que un par de asesinos en serie sometieron a sus víctimas. En el filme, que cuenta con la producción asociada del realizador italiano Ruggero Deodato (Holocausto caníbal, 1980), uno de los referentes del cine gore y su variante de found footage a la que Atroz rinde tributo, nada se deja a la imaginación.

“Una parte muy importante para mí y mi desarrollo creativo es pensar qué me falta ver en el cine mexicano –dice Lex, conocido por ser el promotor de un par de bien recibidos largometrajes colectivos, México bárbaro 1 y 2, hechos con cortos de terror–. Y como fan del cine extremo y el cine de terror, me hacía falta ver una película así de gráfica. Narrativamente es la forma como a mí me gusta contar las historias, que se vea y te haga sentir este malestar en las tripas”.

Atroz no empezó como largometraje. Lex primero filmó un corto, el de la parte del travesti, y luego uno más, de la bailarina de table dance; el antecedente, no obstante, estaba en “una práctica cinematográfica de una tortura. Quería mandarla a noticieros y soltarlo en línea sin créditos, que pareciera un video snuff. Pero al hacer esta idea e involucrar a más talento e invertir más dinero, creí más conveniente que en realidad contara una historia. Todo fue formándose como un error acertado, digamos”.

Este director no confiaba en que la cinta llegara a estrenarse algún día –con el propósito de terminarla, recurrió a un fondeo de tres meses para reunir cien mil pesos–. Hace un par de años formó parte del programa del Festival Macabro y, después de eso, él y la productora Abigail Bonilla consideraron soltarla en la piratería. “Siento que es un logro, no nada más por ser mi película, sino para el cine independiente y el cine gore mexicano. Creo que el público lo hay. Por datos de la American Film Market, somos el país que más consume terror en el mundo”.

Así pues, su perturbador filme de violencia explícita, hecho bajo el esquema de cine de guerrilla que permite bajar costos, se estrenará este 26 de octubre en el circuito comercial mexicano. La brutalidad gráfica de Atroz, sostiene Lex, tiene un trasfondo de crítica social. “Es más bien una crítica a las instituciones, una institución desde la familia; si llega a haber algún tipo de daño desde ese núcleo puede generar diferentes cuestiones en un futuro. Y también es una crítica hasta el gobierno. Por ahí Guillermo del Toro dijo alguna vez que el cine era una muy buena forma de protesta, y yo creo que sí. Esta es una película de protesta, y abarca desde la crítica de una familia corrompida hasta homofobia, paramilitarismo y todo este tipo de prácticas”.

Y a pesar de que han pasado dos años desde que Atroz estuvo terminada, permanece vigente. “La gente de la distribuidora, CineNauta, me dijo que consideraban que la película no tenía caducidad porque retrata problemas actuales, los cuales han sucedido desde hace una larga época. Desafortunadamente siempre se encuentra una relación con casos que van sucediendo. Y tampoco es que hayamos tenido una respuesta como sociedad ante ese tipo de casos, creo que sigue habiendo la misma incompetencia y la misma impunidad, seguimos estando en un estado de indefensión como sociedad. Son situaciones que ahí están y ahí han estado, que no las queramos ver no quiere decir que no existan”.

Tal vez haya, le digo, quienes consideren oportunista el filme ante el sonado caso reciente del llamado “monstruo de Ecatepec”. “La gente tiene el derecho de opinar y creer lo que quiera. Creo que la película puede afectar a cada quien en diferentes niveles y que hay incluso quienes no tendrían por qué estarla viendo. Siempre te pone a pensar qué lectura pueda darle la gente a lo que haces. Eso es indudable y no puedes evitar sus reacciones. Yo no estoy promoviendo ni quiero generar con esta película asesinos seriales ni mucho menos. Esto es una forma de expresión y es un arte a final de cuentas. Pero yo creo que la película sale a muy buen tiempo. No creo que la cataloguen como oportunista, sino que estamos despertando como sociedad y es justo eso: una crítica a las instituciones”.

Lex dice que el hecho de que uno de los asesinos se llame Goyo es simplemente porque a alguien se le ocurrió llamarlo así durante la filmación, como referencia al asesino en serie más conocido de México. “Pero no quise hacer alguna historia biográfica de un asesino serial. Cuando estaba escribiendo el guion sí hice algún estudio por ahí para crear el perfil: hay una tesis de paramilitarismo de una chica colombiana; y viendo muchos casos de asesinos seriales, como Jerome Brudos, con eso fui construyendo el personaje de estos dos tipos”.

Si bien Atroz se filmó con un presupuesto bajísimo, la idea de Lex y su productora siempre fue invertir los recursos en lo que se viera en pantalla. Uno de los puntos de mayor atención fue el de los efectos especiales. “La gente de Reality Effects, que es Freddy Olguín y Jaime López Nieto, hizo un trabajo increíble. También para ellos fue un reto bastante importante porque por lo regular en otros proyectos es de quitarle”.

Y sostiene: “El hecho de que sea cine de guerrilla no quiere decir que sea un cine improvisado ni mal hecho. La única diferencia son los recursos económicos. De ahí, necesitas tener una planeación, un guion. Hubo muchas tomas en la película que fueron one shot, porque no teníamos opción de hacer otra: no teníamos otro vestuario, otro día de llamado ni recursos para volver a hacer efectos especiales”.

Por lo pronto, Lex trabaja en su siguiente largometraje. Como no pudo conseguir financiamiento por los canales tradicionales, se puso a trabajar un guion bajo el mismo esquema de guerrilla. “La verdad es que no sé si me salga otra cosa que no sea terror, y no me interesaría otra cosa. Tampoco es que quiera hacer Atroz 2, me gustaría tocar otros subgéneros del terror. Sí es terror, sí tiene partes brutales, aunque no es lo mismo, no son torturas, no es algo que ya vimos”.

Espera que su trabajo sirva de inspiración para los jóvenes cineastas. “Tal vez no por el proyecto en sí, pero que esta forma de hacer cine sirva de inspiración para alguien más, que se decida a agarrar una cámara, que se decida a juntarse con sus amigos a filmar y que vea que se pueden hacer muchas cosas de muchas formas diferentes y lograr la misma finalidad”.

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