Periodismo imprescindible Jueves 28 de Marzo 2024

El tesoro de una lengua

Ernesto Contreras fue premiado 
por el público en el Festival de Sundance 2017, y también le otorgaron el reconocimiento de la prensa en Guadalajara por su película Sueño en otro idioma, que aborda la historia de una lengua a punto de extinguirse
22 de Abril 2018
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POR JAVIER PÉREZ

Sueño en otro idioma es una película sobre una lengua de la que apenas quedan dos hablantes, pero también es una historia sobre la identidad, la amistad, la aceptación, la intolerancia, la homosexualidad y, sobre todo, el amor. Es la película –cuarta en su filmografía– con la que el cineasta mexicano Ernesto Contreras ganó el premio del público en el Festival de Sundance 2017 y el de la prensa en el de Guadalajara.

Una nota periodística fue el detonante de esta historia. Se refería a los últimos dos hablantes de zoque en Tabasco. “A Carlos [hermano del cineasta, quien es su guionista de cabecera] le pareció que había un punto de partida muy interesante para una película, y justo la tomó como la célula de lo que se convirtió en el universo de la historia”.

La primera idea que tuvieron fue utilizar una lengua real o alguna de la región, “pero cuando empezamos a investigar con lingüistas y hablantes de algunas lenguas a punto de desaparecer, nos dimos cuenta de que es un tesoro, es algo sagrado para ellos. Y así debía ser para nosotros. En ese momento decidimos hacer algo ex profeso para la película”.

Se apoyaron en un lingüista que en principio adaptaría alguna lengua local. Sin embargo, él sugirió crear una completamente original para la historia, y creó el zikril, que ya existía en el guion, con todo y vocabulario y un manual completo con reglas de pronunciación y conjugación. “Fue muy divertido, pero también un reto que los actores fantásticos que me encontré no solamente lo aprendieran, sino se lo apropiaran para poder actuar y transmitir lo que yo necesitaba ver en pantalla”.

La historia es la de Isauro (José Manuel Poncelis) y Evaristo (Eligio Meléndez), que se separan por una mujer. Cincuenta años después llega un lingüista (Fernando Álvarez) a su comunidad con la intención de grabar las conversaciones entre Jacinta (Mónica Miguel) e Isauro, los dos últimos hablantes de zikril registrados. Cuando ella muere, la investigación da un giro, pues hay un hablante más: el ermitaño Evaristo, quien tiene un pleito añejo con Isauro.

Sueño en otro idioma se filmó en Veracruz, tierra natal del cineasta de Las oscuras primaveras (2014) y Párpados azules (2007). “Esta región de los Tuxtlas, San Andrés, Catemaco son sitios a los que iba mucho de niño con mis padres. Y cuando Carlos me contó que esta historia sucedía en la selva, dije que tenía que ser ahí”. Aunque tuvo que cambiar lo que había imaginado en principio: días calurosos, haces de luz solar colándose entre el follaje tupido, personajes sudados. Por cuestiones de producción, el rodaje se hizo en temporada de lluvias. “Mi director de fotografía, Tonatiuh Martínez, y la diseñadora de producción, Bárbara Enríquez, dijeron que había que tomar el clima en favor de la película, que fuera parte de la personalidad: si baja la neblina, que baje; si llueve, que llueva. En principio fue difícil para mí cambiar la idea que tenía en la cabeza, pero creó una atmósfera que le da magia a la historia, fue la mejor decisión”.

De hecho, a Ernesto lo anterior le pareció más acorde con su concepto de filmar. “Siempre he pensado que filmar una película es un premio y una oportunidad de contar lo que quieres contar y cómo lo quieres contar. Siempre le digo a mi equipo que es una celebración, que celebremos que de ahí va a surgir algo importante, algo que queremos contar y compartir. Considero que todos entramos en la misma frecuencia y por eso funcionó también”. Los premios del público en distintos festivales de cine en Estados Unidos le inyectan confianza en que ahora que ha estrenado en el circuito comercial mexicano tenga conexión con la audiencia.

Además de que toca temas como la influencia cultural externa que termina por ocasionar que diversas lenguas se pierdan. “Sin darnos cuenta poco a poco hay cosas importantes que se van diluyendo. En el caso de las lenguas, las razones por las que muchas veces desaparecen tienen que ver con migración, presión social, presión religiosa, discriminación. Es algo que honestamente no había pensado antes de conocer esta historia y estudiar todo lo que tenía que ver con los idiomas. Y me pareció importante hablar de eso. Me parece que las películas también sirven para eso: para entretenernos, hacernos reír, reflexionar y de pronto ponernos de frente con temas que no hemos pensado y que vale la pena darles su lugar y entender la importancia que tienen. Por eso decidí hacer esta película”.

Hablar de la pérdida, de un amor o de una lengua, en este caso, debido a la segregación social, requirió mucho trabajo. Redactar el guion, por ejemplo, le llevó varios años de escritura y reescritura a los hermanos Contreras. Lo pasaron por muchos talleres, laboratorios y asesorías, hasta que sintieron que ya estaba listo para filmarse y aun así el guion siguió mutando.

“El trabajo de director de cine, me parece, es el mejor trabajo del mundo. Aunque es difícil, hay una parte fantástica: aventarte con los otros a través de algo que quieres decir y que puedes ver en pantalla. Me ha tocado vivir experiencias increíbles con mis películas anteriores: el cine se conecta con cualquier ser humano, no importa que sean italianos, japoneses, brasileños o argentinos, siempre hay la posibilidad de conectarte con el otro. Y cuando descubro que mis películas pueden generar emociones o empatía, uf, es indescriptible. De ahí la necedad y la obsesión por seguir haciéndolo”.

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