Periodismo imprescindible Jueves 28 de Marzo 2024

First they Killed My Father

Netflix le da a Angelina Jolie su cuarto largometraje como directora, y ahora narra la historia de la niña camboyana Loung Ung, quien vivió en carne propia las atrocidades del régimen Khmer Rouge en 1974
25 de Septiembre 2017
Foto: Especial
Foto: Especial

Por Alejandro Alemán

Cuando uno habla de Angelina Jolie, lo primero que viene a la mente es alfombras rojas, glamur y Lara Croft. Pero la actriz, que es parte fundamental de la realeza de Hollywood, también ha alcanzado notoriedad por su trabajo humanitario. Embajadora de buena voluntad para la agencia de la ONU encargada de la protección de refugiados y madre adoptiva de un niño nacido en dichas condiciones (su primer hijo, Maddox, originario precisamente de Camboya), Jolie hace malabares entre su fama, su convicción humanitaria y su trabajo como realizadora.

Desconfiados como somos (y conociendo las excentricidades de los miembros de Hollywood), no es raro dudar sobre si este despliegue altruista es parte de un cuidado plan de imagen o surge de una verdadera convicción humanista. Mucho de ello se responde en su más reciente cinta, First they killed my father, que estrenó esta semana la plataforma digital Netflix.

El cuarto largometraje de Angelina Jolie como directora es la dura crónica, basada en hechos reales, sobre el viacrucis de una pequeña niña camboyana llamada Loung Ung (estupenda niña actriz Sareum Srey Moch) quien vivió en carne propia las atrocidades del régimen Khmer Rouge en 1974. Originalmente un país neutral en el conflicto bélico entre Estados Unidos y Vietnam, el presidente Nixon invade aquella región dada su posición geográfica determinante para la guerra. Al salir, luego del fracaso rotundo que fue Vietnam y tras la renuncia de Nixon al cargo, Camboya queda inmerso en una guerra civil donde la facción dominante obliga a su población a abandonar las ciudades (con el pretexto de un nuevo bombardeo de los Estados Unidos) con el propósito de someterla a trabajos forzados, y así la convierte en fuerza de trabajo, y a sus niños en soldados kamikazes.

En el largo éxodo hacia la ignominia, el padre de Loung se ve obligado a ocultar su pasado como miembro del régimen opositor. Quema su pasaporte y miente sobre su verdadera profesión. Esa mentira le costaría la vida, pero salvaría la existencia de su esposa y de su hija. Así, First they killed my father no es sino el recuento de una serie de dolorosas pérdidas que se narran cual margarita que poco a poco se deshoja. Primero se llevaron a su padre, luego le quitaron la identidad al obligarla a vestir de uniforme (“todos somos iguales, no caeremos en la vanidad occidental de usar colores diferentes”), luego se llevaron su libertad al obligarla a trabajar en el campo (“aquí no hay clases sociales, no hay bienes privados, todo es de todos”), para después tratar de arrebatarle la infancia, al enseñarle a combatir cuerpo a cuerpo, a disparar armas, a resistir en la intemperie con un rifle. Y finalmente, quisieron destruirle la voluntad y el pensamiento con un machacante discurso doctrinario sobre el poder absoluto del Khmer Rouge, la devoción que todos debían tenerle y la obediencia ciega respecto a sus decisiones.

Jolie no se comporta como una amateur, pero tampoco sabe de sutilezas. Filma sin límites y queda claro que el presupuesto no es uno de ellos: lo mismo hace un montaje que un contrapicado o usa enormes grúas y dollys (aunque irónicamente tiene pocas tomas con cámara al hombro) además de usar y abusar de drones a fin de lograr varias tomas aéreas. Jolie le da suma importancia a la imagen, de hecho la película casi no tiene diálogos, sin embargo, la factura visual es impecable. Filmada por completo en locaciones, Jolie se hace del legendario cinefotógrafo Anthony Dod Mantle (Slumdog Millionaire, Rush, 28 Days Later) para asegurar imágenes vivas y coloridas, que muestran el terror y, a su vez, sugieren algo de esperanza.

La obsesión de la realizadora por Camboya empezó mucho antes que su veta humanitaria. Eran los tiempos de la bonanza y la frivolidad. En el año 2000, la filmación de Tomb Raider la lleva a conocer Camboya, y no puede sino enamorarse y a la vez dolerse por su gente y su circunstancia. Tiempo después adoptaría a Maddox, verdadero destinatario del filme y a quien le da el crédito de productor. Según palabras de la actriz y directora, la cinta es un regalo para su hijo, para que nunca olvide de dónde viene y contra qué ha luchado.

Dirección: Angelina Jolie.

Guion: Angelina Jolie, Loung Ung.

Producción: Michael Vieira, Ted Sarandos, Angelina Jolie. USA, 2017.

Fotografía: Anthony Dod Mantle.

Edición: Xavier Box.

Música: Marco Beltrami.

Con: Sareum Srey Moch, Phoeung Kompheak, entre otros.

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