Periodismo imprescindible Jueves 28 de Marzo 2024

Morganna y el viaje de la transformación

Nacer en un cuerpo en el que no se reconocía y en un país donde la transexualidad ha sido un tabú es apenas el principio de la historia que inspiró el documental Made in Bankok, 
de Flavio Florencio
17 de Septiembre 2017
Especial_
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En un viaje a México, como parte de una proyecto sobre transexualidad, el realizador argentino Flavio Florencio visitó varios antros de la CDMX y en uno de ellos se topó con la cantante Morganna; quedó fascinado con su dulce voz y su extraordinaria historia: resulta que la cantante estaba juntando dinero para ir a Bangkok, al concurso de belleza transexual más importante del mundo. Su objetivo: ganar el dinero suficiente para hacerse la muy anhelada operación de reasignación de sexo y así finalmente sentirse plena, en el cuerpo que siempre debió tener.

Made in Bangkok documenta ese largo viaje desde México hasta Tailandia en la búsqueda de una operación de cambio de sexo. Hoy, Morganna es una mezzosoprano reconocida, ha cantado en Bellas Artes y recientemente publicó su primer libro (En el cuerpo perfecto, Grijalbo, 2017), donde cuenta su experiencia de vivir tantos años en un cuerpo que no sentía suyo, así como la plenitud que ahora goza al haberse operado finalmente. Esto es lo que ella nos contó sobre su vida y su decisión de apostar por la reasignación de sexo.

¿Por qué decidiste aceptar este documental?

En un principio dudé un poco porque yo no conocía a Flavio ni su trabajo como director. Lo que me convenció fueron sus motivos, él quería hacer un documental que cambiara la percepción de la gente sobre la comunidad transexual y transgénero y así mermar de alguna forma la discriminación y la falta de respeto tan arraigada que hay en México respecto a las personas transgénero.

¿Cómo ha sido tu experiencia respecto a la discriminación que se vive en el país?

Es terrible. Ahora que fui al concurso de belleza en Tailandia yo quería quedarme allá. En aquel país una travesti o un transgénero son personas de lo más común, te tratan de lo más normal. Lo peor es que esa discriminación que vivimos no sólo es para nosotros los trans, o los gays, es para todos: por el color de piel, por la forma de vestir, por ser gordo, flaco, etcétera. Hace falta mucha educación en México.

¿En qué momento pensaste por primera vez en la operación?

En realidad desde siempre. Desde niño tuve este tono de voz y eso provocó que mi infancia fuera difícil. Mis compañeros de secundaria y prepa me hicieron un infierno. Fue hasta la escuela de canto que me decían cosas como “tienes una voz privilegiada, pocas voces como la tuya”. De ser objeto de burla pasé a ser objeto de admiración.

Es entonces que supe que estaba en un cuerpo que no me correspondía, pero lo mío era más allá de simplemente vestirme como mujer, realmente no me sentía cómoda en un cuerpo masculino. Fue cuando tomé la decisión, hice los exámenes psicológicos, junté el dinero y justo en ese proceso vino el documental.

Hay un momento del documental donde se explica el detalle del proceso quirúrgico, ¿no sentiste que eso violaba cierta intimidad?

Hubiera sido una intromisión mostrar escenas en vivo de la cirugía. Eso si hubiera sido grave. Pero no, sólo explicamos, no mostramos. Todo se cuidó bastante, buscando que no fuera un tema morboso, al contrario, que fuera una celebración de todo el proceso. Flavio y la editora (Mariana Rodríguez) me mostraban constantemente el avance de la película y yo podía decidir qué se mostraba y qué no. No hay nada en la cinta que no esté aprobado por mí.

Además de la película ahora viene tu libro…

¡Sí! La propuesta fue de la editorial. Jamás había escrito otra cosa más que mis diarios personales, que luego los quemaba para que nadie los leyera. El proceso de escribir el libro fue largo y cansado porque tuve que escudriñar en muchas cosas del pasado, cosas dolorosas, pero la idea era que los lectores se abrieran más estos temas. Fue catártico.

Cantante, escritora, actriz… ¿te preocupa tanta exposición?

No. Nada de esto se hace desde la frivolidad, todo esto son formas de expresar, de gritar sobre nuestra condición, que sepan quiénes somos y por qué somos, que sepan que aquí estamos, que merecemos respeto. Y quiero principalmente hablarle a esos jóvenes que como yo a su edad pueden estar confundidos, decirles que no todo es oscuridad, que sí se puede ser feliz, que es nuestra responsabilidad serlo.

Han pasado casi cinco años desde que te operaste, ¿el resultado era lo que esperabas?

Absolutamente. Estos cinco años he vivido en paz y con plenitud. Haber tomado la decisión de hacerme la cirugía fue la diferencia entre sobrevivir y vivir. Soy muy feliz.

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