Periodismo imprescindible Jueves 28 de Marzo 2024

Cinco personajes, una actriz

A Eréndira Ibarra el teatro le da la oportunidad de buscar caminos diversos para un personaje, y así entregarlo de manera distinta en cada función, ejercicio que realiza en su más reciente obra: Enfermos de amor
18 de Noviembre 2018
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POR JAVIER PÉREZ Y JULIETA SÁNCHEZ

Eréndira Ibarra es una actriz sonriente, a quien hasta hace poco difícilmente se le asociaría con una comedia, pues había participado únicamente en proyectos de drama o incluso melodrama, como Capadocia o Sense 8. Sin embargo, este año ya protagonizó una comedia romántica en cine y ahora participa en el reparto colectivo de Enfermos de amor, obra original del también actor John Cariani que, dirigida por Rodrigo Nava, se presenta en La Teatrería desde el 10 de noviembre.

“Había tenido un acercamiento a este dramaturgo en Casi un pueblo (Almost, Maine, una de las obras más montadas en EU), y justamente esa obra me movió muchas fibras. Me hacía reír, pero también me hacía llorar y me sacudió el tapete; siempre será una de mis obras de teatro favoritas”.

Así que cuando le dieron el libreto ella simplemente corroboró la gran visión del amor y de la vida de Cariani. “Me sacudió de muchas maneras. Me pareció un reto increíble hacer tantos personajes, me pareció una historia empática, con una perspectiva distinta del amor. Sí da risa, aunque hay veces que esa risa te puede provocar un llanto. El texto es espectacular”.

El elenco de la obra lo conforman, además de Ibarra, Mónica Huarte, Adriana Louvier, Esmeralda Pimentel, Alejandro de la Madrid, Luis Arrieta, Nacho Terán y Andrés Palacios; sin embargo, no salen todos juntos a escena, se dividen en dos elencos. Al principio serán inamovibles, luego se combinarán hasta que todos hayan estado juntos al menos alguna vez.

A Eréndira le toca interpretar cinco personajes en la historia, desde una mujer que se enamora a primera vista hasta una que lleva mucho tiempo casada y que no está necesariamente feliz. “Cada una de las obras tiene su propio arco y cada una está en una encrucijada. Me gusta pensar que si el personaje soltara la verdad, lo que veríamos sería una escena cotidiana de una relación cualquiera. Pero como se suelta una verdad, su relación ya nunca va a llegar a ser igual después de esa escena. Entonces son encrucijadas muy particulares de cada uno de los personajes, y cuando la ves desde afuera logras ver un arco total de una relación”.

Para esta obra, Eréndira ha tenido una aproximación distinta a los personajes, pues normalmente, dice, “somos yo, mi pluma, mis experiencias y el director buscando y construyendo. Pero aquí no, es un acto de colaboración porque somos dos actrices haciendo los mismos personajes”. Ella y Mónica Huarte los comparten. “Hemos llevado como una tarea muy emocional construir juntas personajes distintos, que a su vez son enriquecidos por la visión de cada una. Por ejemplo, hay una escena en particular donde Moni lleva la historia por un lado muy distinto que yo, pero gracias a su visión e interpretación de ese personaje, yo logré crear el mío. Ha sido un proceso de colaboración muy enriquecedor”.

Según Eréndira, el espectador se puede identificar con varios aspectos de diferentes personajes. “A alguien le va a quedar el saco de por lo menos dos o tres personajes, porque en tu vida sucede. Estoy segura de que en algún momento algo te va a quedar como si estuviera hecho para ti”.

Eréndira ha trabajado poco en teatro por el ritmo de trabajo, “y porque las ofertas de trabajo que he tenido han sido muy pocas y no de lo que quisiera hacer. Esta, en cambio,  en todos los sentidos la quiero. Es un reto que me tiene muy nerviosa y también muy emocionada. Es la oportunidad de tener un texto tan chingón con un elenco tan chingón y con un ritmo de vida distinto. El teatro es muy difícil; tienes función de jueves a domingo, y es muy complejo tener ese ritmo de vida y aparte tener un bebé y aparte cumplir con tus llamados y aparte cumplir con tantas otras cosas. Pero en esta obra en particular tenemos la oportunidad de que no nos estamos amarrando por completo a algo que no nos va a dejar hacer los demás proyectos que queremos”.

A Eréndira, el teatro le da la oportunidad de “analizar, analizar y analizar un personaje y regresar y probar y acertar. Tienes la oportunidad de ir buscando tantos caminos y entregarlos de forma distinta en cada función. Eso es muy enriquecedor”.

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