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Con alma y corazón

Quizás no imaginemos a Bárbara en otro papel que no sea el de Rosario Tijeras, pero ella misma lo dice: “soy actriz e interpreto lo que me pongan”. Ahora estrena una comedia cuyo personaje tiene mucho de ella
18 de Noviembre 2018
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POR JAVIER PÉREZ

Sin duda, a Bárbara de Regil la ubicamos como Rosario Tijeras, una sicaria a la que interpreta en la serie homónima cuya segunda temporada se transmite actualmente por Tv Azteca. Por eso sorprende ver su imagen en anuncios publicitarios de la comedia cinematográfica Loca por el trabajo, que recién se estrenó el 16 de noviembre. En el póster aparece con una falda y una blusa oscuras como para ir a la oficina, aunque con un aspecto desaliñado. “Mucha gente no me imagina haciendo un personaje diferente a un sicario –me dice Bárbara mientras come una ensalada que saca de un tóper–, pero soy actriz e interpreto lo que me pongan”.

En la película dirigida por Luis Eduardo Reyes (Cómplices), la actriz interpreta a Alicia, “una mujer que nunca ha tenido un orgasmo en su vida, que es matada en el trabajo y que está amargadísima porque en su vida sexual ni siquiera está realizada” a pesar de que está casada y hasta tiene un hijo. Un día, debido a una confusión de mensajería, su vida de éxito laboral se ve truncada cuando la despiden y le echa bronca a Marcela (Marianna Burelli), su vecina a la que responsabiliza por la confusión, y que es dueña de una sex shop a la que pronto Alicia da nuevos bríos con su mentalidad empresarial.

Para Bárbara, la película tiene claro un punto: “De pronto alguien no se da cuenta de que está perdiendo momentos maravillosos de su hija por estar pensando en el trabajo. Cuando voltea, ya pasaron cinco años y sigue en el mismo puesto y en el mismo lugar de trabajo, pero sus hijos ya crecieron, ya se divorció de su marido y sigue igual. Entonces hay que dar un momento para todo y hacer un balance”.

Contrario a lo que pudiera pensarse, Bárbara no llegó al proyecto por invitación, sino por casting. Y es que no es fácil convencer a los demás de que puede interpretar papeles distintos a los que hace en la exitosa serie Rosario Tijeras. El director de Loca por el trabajo le pidió que tuviera un orgasmo. “Oh my god, pensé, qué difícil. Respiré profundo y lo hice. Hice algo chistoso, no fue nada sensual porque vi que era una comedia. Lo hice chistoso porque me dejé ir: se me salió la baba, se me salió una lágrima. El director estaba muerto de risa y me dijo ‘te quedas’”.

De hecho, como Alicia descubre poco a poco las posibilidades del ejercicio de su sexualidad ayudada por algunos juguetes sexuales que le da Marcela (el conejito que está a sus pies en el póster tiene un papel importante), su experimentación es burda. “Sus orgasmos no son sexis, son a lo bestia. Cuando está en [la escena del] partido de futbol, que se pone el calzón [otro accesorio], tiene un orgasmo estúpido, ni sexy ni sensual, sino real”.

Bárbara no creía posible que hubiera mujeres que nunca han experimentado un orgasmo, sin embargo, investigó y su conclusión fue que “muchas mujeres creen que han tenido un orgasmo pero en realidad no lo han tenido nunca. Entonces sí hice mi personaje con base en eso, una mujer que nunca ha sentido placer en su vida, por eso cuando lo siente por primera vez se pregunta: ¿es neta que nunca lo había tenido? Que las mujeres que no han tenido un orgasmo, se descubran, porque vida sólo tenemos una. Si ya estás grande, ve la película y descúbrete porque nadie lo habla; sí es muy fuerte que una mujer no lo tenga y que se acueste porque así es. Luego dicen las mujeres, ‘me duele la cabeza’, pero es porque les da hueva. Pero si realmente te descubres, ya no te va a doler la cabeza”.

A ella le parece muy bueno que cada vez haya más y mejores personajes femeninos en el cine. “Yo estoy a favor del empoderamiento femenino, no es que las mujeres puedan más que los hombres, me choca eso, sino que las mujeres también pueden. Mi marido trabaja, yo también y tengo una hija [una adolescente que tuvo como madre soltera a los 17 años] y todos hacemos de todo. Eso de la mujer en la casa atenta a los hijos y que no puede trabajar, no. Yo estoy feliz de hacer mujeres poderosas”.

A diferencia de muchos actores, Bárbara sostiene que el drama es más difícil que la comedia. “Hacer buen drama, por lo menos, porque fingir que lloras es muy fácil, sacar del alma una lágrima es muy difícil. Hablar llorando es difícil. Hacer reír es difícil cuando lo quieres obligar, aunque cuando el chiste y el gesto sale solo, cuando te liberas de querer verte bien y naturalmente sacas esa jeta horrible, es muy fácil. Para mí es más fácil hacer comedia. Rosario es de las cosas más difíciles que he hecho: termino mal pero porque la hago del alma, y eso es muy desgastante. Pero esta mujer, es sólo relajarte, dejarte ir y no meter ningún chiste a fuerza”.

De hecho, ella inyectó parte de su personalidad al personaje, por lo menos en lo relativo al humor. “El humor es mío, esas caras relajadas son mías, yo así estoy en una comida familiar, todo el tiempo haciendo esas pendejadas, haciendo caras, actuando”.

De acuerdo con Bárbara, su trabajo sirve para entretener a la gente, “para que se divierta un poquito y se desestrece de su vida. Me da mucho coraje llegar a mi casa, y decir: voy a preparar unas palomitas, pedir una pizza y ver una peli que resulta muy mala. Por eso yo cuido mucho los guiones, porque me da coraje ver algo mío y que digan qué malo. Busco escoger lo mejor porque para eso trabajo, para entretener a la gente con algo que los haga llorar, reír. Por eso con cada escena que hago trato de entregar todo, nunca le echo la flojera a ninguna, todas las escenas me las aprendo de memoria, todo lo hago con el corazón, el alma y la cabeza”.

“¿Es una buena época para los actores?”, le pregunto. Como todas sus respuestas, me contesta entre bocado y bocado. “Hay algo muy raro ahí porque muchísimos actores amigos míos se quedaron sin trabajo y empezaron a contratar como a gente más real. Algo pasó: quitaron trabajos a lo bestia y empezaron a contratar gente que de verdad actúa, gente que de verdad entrega un personaje y se parte el lomo por hacerlo. Quitaron a esos actores que no salen sin su peinado ni sus kilos de maquillaje; entonces, algo padre pasó ahí, me gustó mucho”.

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