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Cuando todo sale mal

Irene Azuela regresa al teatro con La obra que sale mal, una comedia aplaudida alrededor del mundo, por la crítica y por el público. Ahora, en su versión mexicana, la actriz está lista para dejar de encasillarse en los dramas
19 de Agosto 2018
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POR JAVIER PÉREZ Y JULIETA SÁNCHEZ

Perfectou, dice Irene Azuela cuando ve en el espejo el peinado de dos trencitas que le han hecho con el fin de que amolde perfectamente la peluca que usa el personaje de Sandra, el cual interpreta en La obra que sale mal. Esta comedia ha dado la vuelta al mundo y ha sido representada tanto en Broadway como en el West End londinense con éxito de crítica y público. De hecho, el director responsable de esos montajes, Mark Bell, ultimó los detalles de la puesta en escena que se presenta de jueves a domingo en el Teatro Helénico.

Bell es una institución en la comedia, no sólo por la precisión de sus obras, sino porque ha formado a gente de todo el planeta en los seminarios que impartía en la London Academy of Music and Dramatic Art y en los talleres que organiza de forma privada. Camilla Brett y Jerónimo Best, productores de la puesta en escena en México (y él, además, director residente y traductor), fueron sus alumnos, lo mismo que Irene y también los autores de The play that goes wrong, Henry Lewis, Jonathan Sayer y Henry Shields.

Bell ha sido premiado con un Broadway World por Mejor Dirección por esta obra que cuenta la historia de una compañía de teatro amateur que presenta la pieza de misterio “Asesinato en la mansión Haversham”. En el montaje mexicano se ha respetado, tanto como es posible, el texto original, que requiere una precisión coreográfica y escenográfica casi perfectas para su representación. Y es que en la historia dentro de la historia los actores cometen un error tras otro y, pese a las fallas, mantienen una actitud positiva.

“Tiene un ritmo cardiaco, no para, y físicamente es una obra muy exigente que requiere  toda una coreografía y toda una preparación para que las cosas que salgan mal, salgan mal dentro de un marco de seguridad –dice Irene–. Todos hemos estado lesionados, ha habido accidentados, pero aquí estamos dándolo todo [de hecho, Adrián Vázquez, quien también actúa en esta obra, tenía la espalda lastimada cuando dirigía a Silvia Navarro en los ensayos de Donde los mundos colapsan]”.

Con la finalidad de participar en La obra que sale mal, Irene sostiene que es importante tener un conocimiento de su cuerpo y atreverse a hacer cosas con él. “Sí hay cierto nivel de riesgo en esta obra que no cualquiera quiere pasar o se siente seguro, pero sabíamos desde el principio que se nos iban a caer cosas encima, que nos íbamos a caer”.

A Irene esta obra le da la posibilidad de hacer comedia, género en el que tenía ganas de participar desde hace tiempo. “En esta carrera, por alguna u otra razón, te vas encasillando y empiezas a hacer un poco lo mismo. Un poco que la gente que te contrata sabe que puedes hacer drama, y tú sabes que lo puedes hacer, de repente vas agarrando ese camino. La verdad yo le tengo mucho respeto al género, y gracias a Mark, el director, sentí mucha confianza desde el principio. Ponerse en las manos de un tipo que es experto es tener la confianza de que las cosas van a salir bien, además de que la obra ya tenía una historia, y creo que eso nos daba a todos en general una confianza importante para poder llevar a cabo lo que está detrás”.

Para empezar, el proceso es inverso al usual. “Es una obra que no se puede montar sin la escenografía, es como montar una obra sin un actor. Desde el principio teníamos que conocerla, familiarizarnos con ella, porque todo el tiempo te relacionas con ella. Fue de las cosas más difíciles para todos porque estamos acostumbrados a que los procesos sean al revés: primero entiendes el universo de la obra, la lógica, la psicología de los personajes, y después montas. Y aquí al contrario: tuvimos que aprendernos primero la coreografía y el montaje, y en el camino ir encontrando eso otro que normalmente hacemos a la inversa”.

Lo interesante de esta obra, dice Irene a punto de entrar a escena, “es que lo que es cómico es lo que le sucede a los personajes. No se trata de venir a hacerse el chistoso o a ver quién saca más risas, sino de seguir la trayectoria de estos personajes y ver cómo enfrentan las adversidades. En una obra así juega la memoria, por supuesto, el cuerpo, la voz. Este es un elemento muy importante porque hay tantas risas que tenemos que entrar arriba de las risas para que la gente pueda escuchar el siguiente texto y el chiste caiga. Pero como en toda obra, lo más importante es escuchar a tu compañero y tener la disposición de estar presente”.

Irene, quien en 2008 y 2009 ganó consecutivamente el premio Ariel a Mejor Actriz, dice que el contacto con el público es vital si se desea que funcione La obra que sale mal. “Nos pasó en el proceso de ensayos que en algún momento el director nos dijo: ‘Le voy a meter público’, aunque nosotros estábamos aterrados porque no sentíamos que fuera el momento. Y cuando terminamos ese ensayo nos dimos cuenta de que la obra necesita el feedback del público, sus reacciones, sus risas”.

Por lo pronto, Irene va a trabajar en la serie Monarca, que produce Salma Hayek. Ella dice que no hay una razón concreta por la cual elige sus proyectos. “A veces por tiempo, a veces por personaje, a veces por dinero, a veces porque siento la necesidad vital de hacerlo. Pero a una cosa así es inevitable decir que no”. Y su maternidad no ha sido impedimento; de hecho, considera que no ha hecho “nada que ninguna otra madre haya hecho. Al principio es aterrador, y dices cómo le voy a hacer, pero poco a poco vas acomodando las cosas para que suceda y estás en un circo de siete pistas todo el tiempo”.

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