Periodismo imprescindible Viernes 29 de Marzo 2024

Diálogos de poder

Sabina Berman se basó en una historia real para escribir Testosterona, una obra que habla sobre el poder y la intimidad entre hombres y mujeres en el ámbito laboral, no en la casa, sino en la oficina
11 de Febrero 2018
No disponible
No disponible

Por Javier Pérez

Testosterona está basada en una historia real. Sabina Berman, quien ha sido cuatro veces ganadora del Premio Nacional de Dramaturgia en México y del Juan Ruiz de Alarcón, escribió esta puesta en escena a partir de la “historia de una querida amiga que compitió por la dirección de unos de los periódicos más importantes de nuestro país”. Las acciones de la obra transcurren la noche del 24 de diciembre en una oficina del piso 38 de un edificio de Santa Fe. Ahí llega Miki (Cecilia Suárez), mujer empática con el personal a su cargo, sensible y condescendiente, que compite con el subdirector de información del diario por quedarse con el puesto de dirección.

Miki se encuentra con su jefe, Antonio (Enrique Arreola), a quien le va a entregar los regalos para su familia. En este encuentro, salen a relucir un sinfín de confidencias, con diálogos divertidos, que en 20 años no se habían dicho.

“El tema que plantea Sabina es justamente la discusión sobre el poder, sobre si se tiene que repartir basado en el género, en los méritos, un poco y un poco, o qué cosas intervienen y dónde acomodamos la tensión sexual entre hombre y mujer, que son temas que nos están pasando –explica Ana Francis Mor, la directora de la puesta en escena que se presenta desde el 11 de enero en el teatro El Granero del Centro Cultural del Bosque–. Si bien es cierto que en el discurso todos sabemos que las mujeres y los hombres tenemos los mismos derechos, en la realidad todavía no termina de ocurrir. Pensando solamente que el 5 % de los puestos ejecutivos de altura están ocupados por mujeres, pues entonces todavía hay mucho que discutir en el asunto”.

Para Sabina Berman, la dramaturga, el tema de su obra es “de poder y de intimidad entre hombres y mujeres en el ámbito laboral, no en la casa, sino en la oficina. Cuando la escribí no se hablaba de eso, era un tabú, como si las mujeres y los hombres perdieran su sexualidad al entrar a las oficinas, y era un misterio porque las mujeres no accedían a los puestos de poder. Después de que empezamos a planear esta puesta, la cultura está hablando incesantemente de ello. Resulta que sí hay un mundo por salir a la luz, conceptualizarse, entender los abusos que suceden allí”.

La obra trasciende el ambiente periodístico que la inspiró. “Refleja lo que sucede en cualquier oficina donde el poder es jerárquico –dice Sabina–, es decir, donde hay jefes y subordinados, donde el poder es piramidal. La virtud de esta puesta en escena es que es una intimidad directa, sin redes, sin paredes, sin intermedios, sin salidas de escena, con dos muy buenos actores”.

Enrique Arreola y Cecilia Suárez se mantienen en escena a un ritmo incesante, impuesto por la cercanía con el espectador que les permite el escenario de El Granero. “Me gusta –dice Cecilia–, pero no deja de ser un reto y no deja de ser una prueba de concentración, una prueba de entrega al otro actor, una prueba de aprovechar esa cercanía para que la obra cruce al asiento del espectador”.

De acuerdo con Sabina, quien ha montado esta obra en prácticamente todo el mundo de habla hispana y quien participó en la selección de los actores de este montaje, “Cecilia Suárez es una mujer muy contemporánea. Es fuerte, es aguda, no da un paso hacia atrás y al mismo tiempo tiene una gran sensibilidad para expresar”. Ana Francis la considera perfecta para el personaje.

Según la actriz, quien recientemente estuvo en la película Cuando los hijos regresan, estrenada a finales de 2017, lo interesante de Testosterona está en la complejidad de lo que escribe Sabina. “No la tiene cualquier autor. Ese es el reto principalmente, pero de que tenemos ejemplos en la vida cotidiana e inspiración de la vida cotidiana y referencias para contar esta historia, nos sobran, lamentablemente”.

Cecilia, quien ha trabajado en cine, televisión y teatro (prefiere este último), dice que un actor puede “trabajar donde sea, en la banqueta si es necesario. Aunque esperemos que no, sólo si es teatro callejero. De eso trata un entrenamiento concienzudo, no entender con base en el formato sino con base en lo que se está contando”.

Testosterona debe su nombre a la hormona masculina por antonomasia. “La testosterona es una hormona que segregan hombres y mujeres –dice Sabina–. Pero nuestra cultura es tan macha, la cultura occidental, que la asocian con los hombres. Pero en la realidad la segregan hombres y mujeres, y las mujeres la segregan más mientras más poder tienen y mientras más sexo tienen”.

Recientes