Periodismo imprescindible Jueves 28 de Marzo 2024

La importancia de un hit

¿Recuerdan la última vez que escucharon un disco entero? Los tiempos han cambiado, y hoy el álbum ha dejado de ser relevante; en la era del on demand, el hit es el rey
11 de Marzo 2018
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POR JULIÁN VERÓN

Décadas atrás el álbum lo era todo. Creíamos ciegamente que nuestros artistas favoritos daban su máximo esfuerzo a fin de que la última canción del disco fuese igual de importante que la primera. La época ha cambiado y evolucionado, la gente se volvió menos tolerante y sólo tiene tiempo para lo mejor. ¿Recuerdan la última vez que escucharon un disco entero? Y es que nuestras vidas son sumamente complicadas y tienen el común denominador de no poseer tiempo para mierda. Imaginen: si ya casi nunca tenemos tiempo para llamar a nuestras madres, o ir al supermercado a comprar una bolsa de pan, menos lo vamos a tener para oír un disco entero. Vivimos en la era de la inmediatez, del on demand, por eso servicios como Spotify o Netflix son tan exitosos: nos dan todo en la boquita sin tener que movernos.

Hace años teníamos que comprar el disco de (inserte cualquier banda acá) con la finalidad de  oírlo y decirle a todos nuestros amigos lo bueno o malo que era. Hoy cualquiera puede escuchar gratis en Spotify, Youtube o Soundcloud a Led Zeppelin, por ejemplo. Entonces, si te juntaste con tus amigos para formar una banda nueva y tocar las guitarras que sus padres con trabajos reales les regalaron, te informo que cuando logres por fin componer una canción decente, grabarla, y subirla a algún servicio de streaming, estarás compitiendo por el tiempo de las personas nada más y nada menos que contra Led Zeppelin.

El hit es el vehículo perfecto para abrirse paso en un mundo que tiene poca paciencia en asimilar las cosas, y no entiende fidelidades hacia cualquier tipo de producto. Hoy en día, un artista que lanza un tema online tiene las mismas posibilidades si vive en Venezuela o en Jamaica. Pasamos las 24 horas del día buscando una canción que nos mueva el piso y nos provoque enviársela a todos nuestros amigos por WhatsApp; que nos revuelva y nos haga olvidarnos de todos nuestros problemas.

Lo que pasó con Lorde y “Royals” es un grandísimo ejemplo: estamos hablando de una niña de 16 años que vivía en Nueva Zelanda. Jason Flom (CEO de Lava Records) voló hasta el otro lado del mundo con el propósito de firmarla. Ella tenía un hit, un gran hit. La canción debe emocionar a quien la escuche; de alguna manera, tiene que colarse en la parte más profunda de su cerebro, donde se encuentra el tálamo, donde hierven las emociones.

Estoy cansado de leer que alguna banda se defiende en la terrible excusa de que “odian escribir hits” porque tienen un miedo idiota de volverse comerciales. Y si en algún momento ustedes, queridos lectores, escuchan decir eso a alguna banda, aléjense lo más pronto posible de ella. No tienen una mínima idea de lo que están hablando. Una banda decide ser comercial en el momento en el que graba un disco y lo guinda en alguna red social o página. Si no quieren que su música llegue a cualquier lugar, significa entonces que son personas que se ponen límites y nunca jamás deberían salir del garaje de su mamá. Ahí pueden darle bastante volumen a esos Marshalls y seguir tocando covers de Dream Theater.

Si yo no hubiese escuchado “De música ligera” jamás hubiese sabido de la existencia de “Fue”. Al igual que “Seven Nation Army” me llevó a oír toda la discografía de The White Stripes. Y bueno, sería hermoso que se realizara un estudio de cuántos nuevos fans ganó Daft Punk luego de “Get Lucky”. Anda tú y pregúntale a Mark Ronson si no está feliz con todo el dinero que ha hecho con “Uptown Funk” o a todos los lugares que lo llevó la canción.

¿De verdad me van a decir que hubiesen entendido el Kid A sin antes haber cantado “Creep” todos los días? O si Green Day no hubiese escrito “Basket Case”, ¿qué sería de la vida de Billie Joe Armstrong? Los hits son necesarios para conocer a fondo la obra de artistas geniales que, sin “esa” canción jamás hubiesen llegado a nuestros oídos. Es mucho más fácil descubrir joyas escondidas en algún tercer disco que se grabó en un patio oscuro de Finlandia luego de haber escuchado en la radio sin parar algún single.

¿Café Tacuba sin “Ingrata”? Por favor… Imaginen cuánta gente hubiese escuchado toda la música increíble que, por ejemplo, hace King Crimson si tan sólo hubiese tenido un hit. Los reto a que pregunten a sus amigos del trabajo por otra canción de Pharrel que no sea “Happy”. Tengan esto en mente cuando vuelvan a oír a alguna banda decir que no quieren hacer música comercial.

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