Periodismo imprescindible Viernes 19 de Abril 2024

Teatro casual

Para Marina de Tavira el teatro es la mayor pasión de su vida. Creció en una familia hacedora de teatro, sus estudios y clases de actuación fueron sobre este y primordialmente se dedica a las artes escénicas. Ahora con la puesta en escena El río, asume el papel de productora 
y actriz bajo la dirección de Enrique Singer
03 de Junio 2018
42-43mar
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POR JAVIER PÉREZ

Marina de Tavira tiene una mirada penetrante y una dicción tan clara que a leguas se nota su entrenamiento vocal. Apasionada del teatro, pues se crió en los escenarios al formar parte de una familia de teatreros, maneja una compañía que acaba de presentar su sexta obra: El río. Marina es productora y actriz de este montaje cuya dirección corre a cargo de su socio en Incidente Teatro, Enrique Singer, director actual de la Compañía Nacional de Teatro. “Tenemos una complicidad y un gusto por ciertos textos dramáticos”, dice.

El río, original de Jez Butterworth, es una obra sobre el deseo de alcanzar el ideal en el amor. “La persona perfecta, el amor perfecto, y cómo repetimos patrones de conducta que nos llevan a perdernos constantemente”.

La sinopsis plantea un argumento enrarecido. La acción se desarrolla en una cabaña de madera en un risco sobre un río. A El Hombre le apasiona la pesca de trucha, que se da una vez al año en una noche sin luna. Él ha invitado a La Mujer, su nueva novia. En la segunda escena, El Hombre reporta la desaparición de una mujer durante tal noche. Tocan a la puerta y entra La Otra Mujer, quien ha atrapado una trucha ayudada por un lugareño. Las mujeres intercambian lugares escena a escena. Parece que este es un ritual anual, en el que El Hombre invita a una mujer, le declara su amor, pero después se decepciona.

“De pronto, la obra tiene un primer equívoco que nos podría llevar a un thriller que después se vuelve algo histérico y onírico –explica Marina–. No sabes qué personaje pertenece al pasado y cuál al presente, si existió primero una mujer que fue la ideal y es la que él está buscando todo el tiempo en estas otras mujeres, o si realmente nunca existió. Son cosas que nos mueven la entraña. Creo que todos aspiramos al amor, a tener este encuentro con una persona que nos haga sentir únicos e irrepetibles. Y de pronto en esa búsqueda nos vamos dando muchos tropezones”.

Las obras que hasta el momento ha puesto Incidente Teatro han llegado a las manos de Marina casi por casualidad. “A veces surgen en una conversación, en una comida, en un café o con un vinito, o de pronto te despiertas y dices ‘claro, es esto’. Nunca me ha pasado que me dé a la tarea de leer, leer y leer y descarte textos. Llegan por azar y no queda más remedio que hacer lo posible por montarlos”.

El río fue una propuesta del traductor Alfredo Michel, quien ha traducido la mayoría de los textos de Shakespeare que se han montado en los últimos tiempos en México. Vio la obra en Londres y se la propuso a Marina cuando se encontraron por casualidad.

“Cuando empezaba mi carrera no sabía cómo iba a lograr eso, simplemente respondía al llamado de otros, que también todavía lo hago y me encanta. Pero ver el estreno de un obra que empezó por una idea que tuviste, y verlo en forma y con tanta gente involucrada en un arte como el teatro, que no es solitario sino colectivo, me da mucha alegría y una enorme gratitud”.

Y es que para Marina, el teatro es la pasión de su vida. “Me formé en estudios teatrales, mis clases de actuación y toda la carrera estaban siempre dirigidos hacia el teatro, y vengo de una familia de hacedores de teatro. Y bueno, me he dedicado primordialmente a él. El cine me ha dado asimismo regalos maravillosos, recientemente la televisión también, pero digamos que el teatro es el mar en el que más me he metido”.

Y ahora considera que las posibilidades son mayores, pues así como la televisión vive un muy buen momento, el teatro también, aunque este surja debido a la implementación del Efiteatro. “Puedes ver desde musicales hasta proyectos alternativos que se presentan en departamentos”.

El río tendrá temporada hasta el 29 de junio en el Teatro Santa Catarina, una sala de la UNAM ubicada en Coyoacán que fue diseñada por Alejandro Luna. Para este montaje, es la primera vez que Incidente Teatro trabaja precisamente con el escenógrafo. “Creo que es uno de los creadores escénicos más importantes que tenemos en este momento”.

A Marina le gusta trabajar en un foro tan pequeño como el del Santa Catarina porque le da la posibilidad de estar muy cerca de los espectadores, y permite otro tipo de proyección. “No es lo mismo trabajar en el Centro Nacional de las Artes, por ejemplo, donde se montó la última obra que hice, que es un teatro de muchísimas localidades y tienes que llegar hasta el segundo piso de espectadores, a este, que tienes a la gente muy cerca. Y esta obra es perfecta para eso, porque es sobre las sutilezas de la seducción, por ejemplo: qué sucede cuando una pareja se está conociendo y está en el mejor momento de su vida sexual, donde todo es intensidad, es nuevo y sientes que estás tocando el paraíso. Las dos mujeres viven el mismo momento con el mismo hombre”.

Ella se preparó para este montaje jugando escénicamente con los actores. “Cada proyecto es diferente no sólo por el director, el texto o la propuesta, sino por el actor que tienes enfrente, con cuya energía debes conectarte. Si trabajamos en un teatro tan pequeño, tiene que ser una energía muy natural entre las dos químicas actorales. Más que construir un personaje que tenga impuestas desde fuera ciertas características, todo se va en el mismo juego escénico que tejemos cada día”.

De acuerdo con Marina, actuar es “como mi gasolina, no sólo es el trabajo y de eso vivo, sino que también es mi gasolina espiritual. Siempre estoy pensando en esto, aun cuando me voy de vacaciones acabo hablando de esto. Es lo que le da sentido a mi vida”.

 

Los seis montajes de Incidente

Traición, de Harold Pinter, con Bruno Bichir, Marina de Tavira y Juan Manuel Bernal.

Crímenes del corazón, de Beth Henley, con Irene Azuela e Ilse Salas.

La mujer justa, de Hugo Urquijo (basada en la novela de Sándor Márai), con Marina de Tavira, Tina Fench y Juan Carlos Colombo.

La anarquista, de David Mamet, con Lisa Owen.

La obsesión, de Ximena Escalante, con Marina de Tavira y Arturo Ríos.

El río, de Jez Butterworth, con Marina de Tavira, Inés de Tavira, Sergio Bonilla.

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