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Bigotes que hablan de salud

Esto es mucho más que un reto exitoso en las redes sociales. Se trata de un movimiento nacido en Australia, y que busca fomentar el diálogo entre los jóvenes acerca de la salud y la prevención del cáncer masculino
04 de Febrero 2018
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POR ALEJANDRA DEL CASTILLO

El bigote es una forma de iniciar la conversación: hablemos de la salud masculina.

Así inició la conversación para Eduardo, cuando un compañero de trabajo reunió a su equipo y les contó que jóvenes de la empresa en otros países habían participado en Movember. Así, los convocó a dejarse el bigote durante noviembre a fin de visibilizar el tema de la salud masculina. 15 jóvenes dijeron que sí y se dejaron crecer el bigote en competencia con otras áreas de la empresa.

Movember es el resultado de contraer y reunir dos palabras: moustache y november.

La historia de esta iniciativa inició en 2003 cuando Travis Garone y Luke Slattery, dos jóvenes australianos, platicaban sobre volver a posicionar el bigote como una tendencia en la moda, y a la idea se sumó una iniciativa más: la madre de un amigo de ellos se encontraba recaudando fondos para el cáncer de mama, y aquello les sirvió de inspiración para crear una campaña sobre la salud masculina y cáncer de próstata mientras dejaban crecer sus bigotes.

Establecieron las reglas de Movember y acordaron 10 dólares por cada hombre que se sumara al desafío. En su primer reto, reunieron 30 hombres dispuestos a dejarse crecer el bigote por la salud masculina.

Para 2004 se consolidó y formalizó el concepto, se abanderaron con el cáncer de próstata como causa. La campaña recaudó 54 000 dólares australianos, recolectados en Australia, España y el Reino Unido, y los recursos fueron donados a la fundación de cáncer de próstata en Australia.

Movember comenzó a crecer y a expandirse por todo el mundo, y en el 2005, 9 315 Mo Bros recaudaron 1.2 millones de dólares australianos para la fundación.

Movember se definió con el slogan “Cambiar la cara de la salud de los hombres”, y tras investigar sobre la salud masculina, su foco de atención se amplió: cáncer de próstata y testicular, salud mental y depresión, además de considerar la prevención del suicidio. Los retos también se expandieron, pues ya no sólo consistían en dejarse crecer el bigote o recaudar fondos: generar conciencia sobre los problemas de salud masculina se potenciaba, financiar programas de salud para los hombres comenzó a ser posible, y también invertir en la investigación científica en beneficio de la salud masculina.

La crisis de la salud masculina se veía reflejada en que algunos hombres morían antes de su tiempo, y esto resultaba un llamado a la acción. Es entonces cuando dejarse el bigote inicia una conversación y tiene un impacto real en la salud de los hombres.

Los compañeros de Eduardo establecieron las reglas de la competencia según las de Movember. Para el primero de noviembre debían estar completamente rasurados y registrarlo con una foto.

Eduardo disfrutó la experiencia, y en ocasiones jugó con su bigote. Portó bigotes famosos por dos o tres días como el de El Zorro e incluso el de Hitler. También se decidió por el bigote de look ochentero, y el característico de los motociclistas.

Al finalizar el reto había premios por categorías, como el bigote más original, el mejor bigote y el bigote más raro. También registraron el final de Movember con una fotografía.

En el segundo año decidieron involucrarse un poco más y entraron a la página de Movember con el propósito de votar y donar por aquellos que subían su foto participando en la recaudación de fondos.

Para el tercer año, el padre de un amigo de Eduardo murió de cáncer de próstata, y esa fue la invitación a donar directamente a la Fundación Movember; querían que sus donaciones llegaran a doctores e investigadores relacionados con la salud masculina. Cada integrante del grupo donó una cantidad.

De acuerdo con Eduardo, el tema de la salud y la prevención es importante; considera que si tienes algún síntoma o un mensaje extraño del cuerpo, es tiempo de irse a checar porque no hay nada mejor que un experto te diga lo que tienes y vale la pena prevenir.

En la empresa donde trabaja organizan regularmente campañas de salud para diversos temas. Un día se encontró como el único hombre entre 40 mujeres dentro de una conferencia sobre el cáncer de mama. La experiencia se tornó todavía más incómoda cuando tocaron temas como la auscultación: el tiempo de la conferencia coincidía con que Eduardo se había detectado una bola considerablemente grande en el pecho. Esa fue la oportunidad de concretar una cita y programar su operación. Le extirparon un tumor benigno, y aunque piensa que pudo dejarlo pasar y vivir así, no lo hizo.

Eduardo es un hombre consciente de los temas de salud, se pronuncia a favor de donar sangre y expresa que le gustaría poder donar sus órganos cuando muera, sobre todo porque él lleva un ligamento donado después de una operación de rodilla tras un accidente jugando hockey.

La forma de participar en la conversación de la salud masculina no siempre es el misma. Para Arturo fue diferente, él comenzó a investigar sobre el cáncer de próstata cuando su papá estaba enfermo; buscaba opciones, si no era para su cura al menos para que tuviera calidad de vida en el proceso del padecimiento.

La información que encontró no fue amistosa porque no conocía la terminología, y porque dio con información que no lo llevaba a ningún lugar.

Arturo piensa que el tema de la prevención es generacional porque si su padre hubiera acudido al médico desde que empezaron los síntomas, hubiera tenido la posibilidad de hacer algo, pero se resistió hasta que sus síntomas fueron peores y ya no había marcha atrás.

Durante tres años acompañó a su papá en el proceso del desgaste del cuerpo, y en el aumento de dolor.

Ahora Arturo lo tiene claro, el tema del cáncer de próstata no interesa a los jóvenes porque es un padecimiento que puede iniciar en los cuarentas, y la única forma de relacionarse con la información es cuando tienes un familiar o una persona cercana que padece la enfermedad.

Por la misma razón, considera que es importante conocer y reconocer el historial familiar además de empezar a preguntar, porque si se habla de la próstata, los hombres sólo piensan en estudios invasivos o en el costo económico de los mismos.

Arturo tiene menos de 40 años, y debido a su historial familiar se revisa periódicamente mediante un examen de sangre, con el propósito de conocer sus niveles de antígeno prostático. Piensa que si más hombres conocieran los procedimientos y los costos, el tema dejaría de ser un tabú.

Al llegar noviembre, Arturo se deja la barba al estilo salvaje; no la delinea ni la recorta durante todo el mes. El primer año que participó de Movember lo hizo con la barba, y sobre una moto para el recorrido The Distinguished Gentlemans’s Ride. Los Mo Bros se inscriben a fin de generar donaciones, y el día indicado visten las mejores galas para subirse a sus motocicletas clásicas y apoyar la visibilización del tema de la salud masculina.

En el segundo año, Arturo convocó al grupo de jóvenes millennials con los que trabaja. Se apuntaron seis y todos se dejaron la “barba salvaje”.

Al iniciar noviembre le preguntan a Arturo si ya se dejará la barba, y él siempre contesta que no. Ahí empieza la conversación: es por Movember, el cáncer de próstata y la salud masculina.

Ahora lo saben, marquen en su calendario que el primero de noviembre de 2018 estarán completamente rasurados de la cara y que se dejarán crecer la barba o el bigote durante todo el onceavo mes del año por una razón importante: la salud masculina.

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