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Contra el tabaco

Una nueva iniciativa reanima un viejo debate en Estados Unidos: lanzar productos alternativos que reduzcan los riesgos de cáncer para fumadores o enfocar todos los esfuerzos a fin de combatir el cigarrillo y hacer que la gente deje de fumar
04 de Febrero 2018
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POR MATTHEW PERRONE Y COLLIN BINKLEY / ASSOCIATED PRESS

La posibilidad de que existan cigarrillos que no sean adictivos y que inhibirían prácticamente el hábito de fumar podría ser una realidad, si prospera una campaña de las autoridades sanitarias estadounidenses.

No obstante, la propuesta de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA por sus siglas en inglés) podría tener otra consecuencia: despejar el camino para que las empresas vendan una nueva generación de derivados del tabaco.

La iniciativa coloca a esa dependencia en medio de un viejo debate sobre el lanzamiento de productos que reducen los riesgos, como cigarrillos electrónicos, y sobre si se deben enfocar todos los esfuerzos para combatir el cigarrillo en medidas para hacer que la gente deje de fumar.

“Esta es la polémica más controversial que he visto en mis 40 años estudiando políticas para controlar el tabaco”, expresa Kenneth Warner, profesor emérito de la facultad de salud pública de la Universidad de Míchigan.

La idea de la FDA tiene dos aristas: reducir drásticamente los niveles de nicotina con la finalidad de que los cigarrillos no generen adicción y, para quienes no pueden dejar el hábito, permitir productos de bajo riesgo que tienen nicotina, pero sin causar los efectos mortales de los cigarrillos tradicionales.

Se espera que la FDA ponga pronto en marcha un proceso que podría tardar años en controlar la nicotina de los cigarrillos.

Fondos rechazados

El pasado 25 de enero, 17 facultades de salud pública en Estados Unidos y Canadá se comprometieron a rechazar los fondos de un nuevo grupo antitabaco financiado por la industria tabacalera.

La Fundación por un Mundo Libre de Humo fue creada en septiembre con casi 1000 millones de dólares de la compañía tabacalera Philip Morris, la cual dijo que su objetivo es poner fin al consumo de tabaco en el planeta y apoyar las investigaciones encaminadas a ese objetivo.

Pero los decanos de las facultades en Harvard, Johns Hopkins y otras universidades dijeron que el grupo está demasiado ligado con una industria que vende productos letales a millones de personas.

“La idea de aceptar dinero proveniente de la industria del tabaco es contraria a la ética de todo lo que hacemos”, dijo Karen Emmons, decana de asuntos académicos de la facultad de salud pública de Harvard. “Philip Morris en particular se ha empeñado en socavar las estrategias que sabemos reducirán las tasas de tabaquismo”.

Recientemente, Philip Morris presentó una alternativa a los cigarrillos: el producto llamado iQOS, un aparatito similar a un bolígrafo que calienta el tabaco pero no llega a quemarlo. Philip Morris dice que esto reduce el contacto con la brea y con otros derivados tóxicos que suelta un cigarrillo cuando se quema. Los cigarrillos electrónicos no contienen tabaco, usan un líquido que se evapora y que generalmente contiene nicotina.

Sin embargo, la declaración firmada por los 17 decanos dice que si Philip Morris quiere poner fin al tabaquismo, debe dejar de vender y publicitar cigarrillos.

“Además, tanto la industria del tabaco como Philip Morris International tienen una larga historia de financiar ‘investigaciones’ de manera tal que confunde al público y favorece sus propios intereses”, dice la carta.

Promesas falsas

Las empresas tabacaleras han hablado de cigarrillos más seguros desde la década de 1950, pero todas sus afirmaciones resultaron falsas. Se les echa en cara asimismo su manipulación de la opinión pública y de los esfuerzos del gobierno para combatir el hábito de fumar. En el 2006, por ejemplo, un juez dictaminó que estas empresas habían mentido y engañado al público sobre los efectos del cigarrillo durante 50 años.

“Esta no es una industria que está legítimamente interesada en salvar vidas”, aseguró Erikak Sward, de la Asociación Nacional del Pulmón.

Algunos observadores consideran que esta vez las cosas serán distintas. “El ambiente ha cambiado, la tecnología ha cambiado, las mismas empresas han cambiado. Esa es la realidad”, expresó Scott Ballin, consultor sobre políticas públicas que trabajó para la Asociación Nacional del Corazón.

La FDA dice que está dispuesta a ensayar distintos enfoques con el propósito de hacer que la gente deje de fumar, incluida la aprobación de productos alternativos, hasta dar paso a cigarrillos con tan bajo nivel de nicotina que ya no serán atractivos para los fumadores de toda una vida.

“Queremos ofrecer una oportunidad a los adultos que quieren tener acceso a niveles satisfactorios de nicotina”, pero sin los peligros que representa quemar tabaco, dijo el comisionado de la FDA, Scott Gottlieb.

No obstante, el rechazo de los académicos a los fondos provenientes de Philip Morris International no es el único golpe a la compañía, un grupo de nueve asesores de la FDA votaron en contra del dispositivo IQOS porque los estudios no demuestran que reduzca las enfermedades mortales ligadas al consumo de tabaco.

El pánel sólo admitió una de las declaraciones de Philips Morris: que iQOS reduce la exposición a sustancias químicas nocivas, pero de todos los puntos ese era el menos significativo porque no establece un beneficio para la salud.

A pesar de sus votos en contra, estos no son vinculantes, por lo que la FDA tendrá que tomar una decisión independiente sobre el permiso de la venta del producto en el mercado y, de aprobarlo, también tendrá que especificar la manera en que se va a comercializar.

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