Periodismo imprescindible Martes 16 de Abril 2024

Ellas en la programación: desmitificando nuestro género con algoritmos

Como pasa con el código binario, el mundo establecido por los hombres ha dado sólo dos valores al ser humano, donde las mujeres son el cero en la ecuación. Aquí mencionamos a 10 mujeres que han marcado la diferencia
09 de Septiembre 2018
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POR GIOVANNA FRANZONI

Nos costó que nos dejaran usar pantalones, mucho más que nos permitieran votar, y la lucha por quitar ese estigma de que nuestro valor es menos aún sigue en muchos de los ámbitos donde logramos desarrollarnos.

En el ambiente de la programación y el código no es la excepción. Las mujeres se han tenido que abrir camino bajo la condición de ser excelentes; lo suficiente para bajar del pedestal a aquellos hombres que se lo adjudican. Es por eso que en este especial dedicado al universo detrás de la pantalla, decidí hacer un repaso por algunas de las mujeres que han usado el código binario con la finalidad de hacer de esta nueva dimensión un espacio más inclusivo, humano y menos machista.

Ada Lovelace

Además de ser condesa de Lovelace, Ada era matemática y escritora. En 1841 inventó el primer algoritmo procesado por una computadora. La cosa es que como era mujer, y sin importar que fuera la primera persona en la historia en crear lenguaje de programación, su descubrimiento fue tomado en serio 100 años después, cuando en 1943 su investigación titulada “Sketch del motor analítico inventado por Charles Babbage” la proclamó como la madre de la programación informática.

Betty Snyder Holberton

Como los hombres tenían los ojos puestos en luchar durante la Segunda Guerra Mundial, las mujeres en Estados Unidos tuvieron la oportunidad de incluirse en tareas más allá de cuidar su hogar. Betty Snyder fue una de las mujeres que tuvo esta oportunidad, y decidió utilizarla para programar la primera computadora que generaba cálculos balísticos electrónicamente.  Ella, junto con Jean Jennings Bartik, Kathleen Mc Nulty, Mauchly Antonelli, Marlyn Wescoff, Ruth Lichterman y Frances Bilas Spence crearon la ENIAC, lo que les ganó un lugar en el medio con todo y que la tecnología en aquellas épocas era únicamente manejada por militares.

Margaret Hamilton

Si Margaret no hubiera dirigido la División de Ingeniería de Software del Laboratorio de Instrumentación del MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts), el hombre jamás hubiera podido pisar la luna. Hamilton lideró el proyecto que generó el “on board”, un software de navegación que se utilizó en el Programa Espacial Apolo. Este fue uno de los primeros pilotos que se hicieron sobre diseño de software, el cual los programadores actuales dominan bastante bien pero que, otra vez, no hubiera sido posible sin ella.

Carol Shaw

Descubrió que las computadoras servían para jugar, y el resto es historia: se convirtió en la primera mujer en desarrollar videojuegos. Su primera creación nació en 1978, la tituló Polo y fue diseñada para Atari. Lamentablemente, el juego nunca salió a la venta, aunque si buscas como se debe en Internet puedes encontrar el piloto.

Cuatro años más tarde, se lanzó River Raid, un juego de consola creado para Activision que llevó a la fama a Carol, y también se convirtió en el primer videojuego en ser prohibido a menores por su alto grado de violencia.

Audrey Tang

No sólo es la primera ministra transgénero en el mundo, su trabajo es referente mundial en la creación y manejo del software libre. Ella se define como una “hacker cívica”, y gracias a su coeficiente intelectual de 180 pudo fundar su primera empresa a los 18 años; se retiró a los 33. Ahora invierte su tiempo en crear programas de bienestar público para Internet. A esto es a lo que llamamos el sueño de toda hacker.

Joanna Rutkowska

Es una de las hackers más reconocidas actualmente por su investigación en malware y seguridad de bajo nivel. Ella propone cambiar la forma en cómo están estructurados los sistemas computacionales para crear micronúcleos a los que los nuevos virus no tengan acceso.

Rutkowska es también la fundadora de Invisible Things Lab, un espacio dedicado a la investigación, asesoramiento y formación de seguridad informática.

Rose Dieng-Kuntz

Si a alguien tienes que darle las gracias por toda esa información preciada en Internet, es a Rose, una científica en computación especializada en la implementación de inteligencia artificial que creó el concepto de share. Y así, tal como Rose lo predijo, el Internet se basa en una simple idea: compartir lo que haces, piensas, dices y hasta con lo que sueñas.

Ella fue la primera mujer afroamericana en estudiar en la escuela École en Francia, una de las universidades más prestigiosas de ese país, y también la primera en estructurar la forma de convivencia que tenemos los seres humanos en línea.

Anita Borg

Es un programadora que no sólo buscó desarrollarse profesionalmente desde sus inicios, uno de sus objetivos principales siempre ha sido apoyar a otras mujeres que, como ella, desean un espacio dentro del terreno del código binario. Por ello, en 1997 fundó el Instituto para las Mujeres y la Tecnología, el cual está ubicado en California y busca apoyar, retener y reclutar programadoras. Actualmente su fundación es también un pilar importantísimo dentro de la comunidad ciberfeminista, su networking y evolución. 

Alejandrina González Reyes

Esta mexicana con apenas 20 años de edad, ya tiene un buen número de aplicaciones desarrolladas en el bolsillo. Es amiga de Steve Wozniak, fundador de Apple, y Tim Cook, actual directivo de la empresa de la manzana. Ella consiguió una beca en Stanford con el propósito de seguir estudiando sobre lenguaje de programación. La primera app que diseñó fue a los 15 años –lo logró en tan sólo tres días usando como referencia únicamente tutoriales de YouTube.

En CAMBIO tenemos la esperanza puesta en las mujeres que como Alejandrina, Joanna o léase cualquier nombre de esta lista, van a seguir apoderándose de las tecnologías para desmitificar el hecho de que ser grandiosas en cualquier área profesional es inusual en nuestro género. Como ellas hay muchos ejemplos y sabemos que habrá muchísimos más.

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