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Queremos más ciudades verdes

Hay muchas ciudades alrededor del mundo que están invirtiendo en sus zonas verdes para convertirse en lugares más sostenibles, residentes, saludables y agradables donde vivir
23 de Septiembre 2018
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POR LAURA CORDERO*

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en marzo pasado presentó una publicación en la que relata una serie de proyectos que se están realizando en todo el mundo con el fin de inspirar a más ciudades y ciudadanos para que sigan cuidando nuestros bosques urbanos y, por supuesto, nuestro planeta.

Bajo el título “Bosques y ciudades sostenibles: Relatos inspiradores de todo el mundo”, la FAO rescata diferentes maneras en que las ciudades han aprovechado a los bosques y a los árboles con el propósito de mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos. Aquí te presentamos tres proyectos.

ENFRIAR A ARIZONA

A principios de la década de 1900, Phoenix, Arizona, fue considerada “Ciudad de los jardines y los árboles”; sin embargo, la rápida urbanización a partir de 1950 ha disminuido los espacios verdes considerablemente, en consecuencia, al menos 109 días al año su temperatura puede alcanzar los 37.8 ºC o más.

Ante este problema, el gobierno de la ciudad, en asociación con empresarios, organizaciones civiles y ciudadanos, trabaja con el objetivo de recuperar espacios verdes. En 2010, el alcalde y el Concejo Municipal adoptaron el Plan Árbol y Sombra, “una estrategia de inversión para un Phoenix más saludable, habitable y próspero”, dijo el entonces alcalde Phil Gordon.

El objetivo del programa es incrementar el dosel arbóreo de 12 % hasta un 25 % hacia el 2030. Un aumento del que se necesita el apoyo de todos, es por ello que a través de carteles, pancartas, hojas de información y talleres se les informa a los habitantes de Phoenix el beneficio de los bosques urbanos.

Mediante una votación, los habitantes de Phoenix aprobaron la iniciativa de Conservación y Parques de Phoenix, que consiste en destinar un porcentaje de sus impuestos a la restauración del hábitat, conservar la tierra y plantar más árboles.

CONTRA DERRUMBES

En 2015, el municipio de Independencia, en Lima, Perú, lanzó un proyecto de forestación con el fin de reducir el peligro de desastres naturales, incluidos terremotos y deslizamientos de tierra. El programa fue implementado por el Centro de Estudios y Prevención de Desastres con el apoyo de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional y la Oficina de Asistencia a Desastres en el Exterior.

Las autoridades les pidieron a los habitantes su cooperación para que el programa tuviera éxito; no obstante, estos no entendían cómo un árbol podría ayudarlos a enfrentar un desastre natural. Fue ahí que se les explicó: la forestación ayuda a reducir el riesgo durante un desastre natural porque estabiliza las pendientes, controla o previene la caída de rocas, retiene barro y sedimentos creados por las fuertes lluvias, además de que mejora el medio ambiente.

En un primer acto, se plantaron 300 plántulas nativas como el molle serrano, tara, palo verde, mimosa y otras especies. Se utilizó la aplicación de hidrogel que ayuda a retener el agua, además de composta y riego por goteo, esto con el objetivo de garantizar altas tasas de supervivencia y crecimiento de las plántulas.

Dos años después de los primeros pasos de reforestación, el proyecto conocido como Boca de Sapo está ganando fuerza y fama. Para finales de 2017, ya sumaban 3 000 árboles nativos plantados, además de un sistema de riego por goteo que utiliza aguas residuales tratadas.

LA SEQUÍA DEL MILENIO

En Melbourne, capital del estado de Victoria, en Australia –su población es apenas de 189 000 personas; sin embargo, debido a que es un centro financiero y cultural, diariamente tiene un promedio de 903 000 personas–, la sequía del milenio en 2009 los obligó a prohibir el riego de parques icónicos y espacios verdes. Esto causó un estrés extremo en los árboles y, por consecuencia, la muerte de muchos de ellos. Entre la vejez y la mala salud de estos, casi la mitad de los árboles tendrán que ser removidos durante los siguientes 20 años.

Ante esto, el ayuntamiento creó un mapa interactivo del bosque urbano que proporciona datos individuales sobre cada uno de los árboles que hay en las calles y los parques del área urbana. En el mapa, puedes hacer clic en un árbol en particular y aparecerá una etiqueta con su ID, los años que tiene su tronco y, lo mejor de todo, la posibilidad de enviarle un mail, sí, al árbol.

El correo sirve para que las personas escriban lo que le está pasando al árbol: si se le cayó una rama, si está deteriorado o padece un daño severo. Así, las autoridades localizan fácilmente el árbol y atienden el problema.

La respuesta fue inmediata aunque, claro, también hubo otros mails donde la gente comenzó a mandar mensajes personales a los árboles: “Debes recibir estos mensajes todo el tiempo. Eres un árbol tan atractivo”, fue uno de ellos.

Esta actividad, además de que ayudó a seguir cuidando a los árboles, también sirvió para conocer los puntos de vista de sus habitantes sobre la variedad de árboles que hay en la ciudad y así, saber qué prefieren ver en sus calles.

 

*Con información de Bosques y ciudades sostenibles: Relatos inspiradores de todo el mundo, FAO.

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