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Tensa calma entre los británicos

05 de Junio 2017
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El 8 de junio el Reino Unido debe elegir al gobernante que liderará su salida de la Unión Europea. En los comicios, el voto de origen migrante será decisivo

POR LUCÍA BURBANO / LONDRES, REINO UNIDO

Las del 8 de junio no serán unas elecciones generales normales en el Reino Unido, ya que los británicos deben elegir al partido que liderará su salida de la Unión Europea. A los recientes ataques terroristas sufridos en Londres y Manchester, se une otro factor que puede ser decisivo en estos comicios: el voto de los británicos de origen inmigrante. Según auguran los expertos, estas pueden ser las primeras elecciones generales donde una comunidad que tradicionalmente ha apoyado a los laboristas dé su voto a los conservadores.

En 1997, el partido que ahora lidera Jeremy Corbyn contabilizó el 80 % de estos votos, mientras que en las últimas generales celebradas en 2015 esta fidelidad cayó hasta el 68 %. Del otro bando, los conservadores lograron amasar el 25 % de estos votos en 2015, mientras que en 1997 apenas lograron el 16 por ciento.

“Si tomamos como referencia las elecciones locales que se celebraron en algunas partes del país el pasado 4 de mayo, vemos que zonas como las West Midlands votaron mayormente a alcaldes conservadores. Este era un bastión tradicionalmente laborista y con una gran población de minorías étnicas, lo que significa que estas comunidades fueron clave en este cambio de tendencia”, ejemplifica Lester Holloway, vocero del think tank Runnymede.

Diez de las 650 circunscripciones que conforman el mapa electoral cuentan con una presencia importante de un electorado de ascendencia negra o étnicamente minoritario. Aunque un porcentaje tan bajo de circunscripciones no debería jugar un papel tan importante, Holloway argumenta que en estos asientos la diferencia entre los laboristas y el partido que les sigue es tan pequeña que puede, de hecho, acabar por dar una mayoría absoluta a los conservadores de Theresa May o equilibrar el reparto de poderes entre los dos partidos más importantes del país.

En 1991, el 94.1 % de los ciudadanos británicos era de etnia blanca, mientras que el último censo realizado en 2011 indicaba que veinte años después el total se sitúa en 86 %. Le siguen los ciudadanos indios con 2.5 % y los paquistaníes con 2 por ciento.

MOTIVOS PARA CAMBIAR

La ley británica especifica que en unas elecciones generales pueden votar los británicos, los irlandeses y los ciudadanos de la antigua Commonwealth que viven en el país. La primera comunidad inmigrante llegó al país procedente del Caribe y del subcontinente indio a finales de 1950. Estos recién llegados se inclinaron masivamente por los laboristas, más arraigados a los sindicatos y al movimiento anticolonial, mientras que los conservadores eran un partido hostil y racista con estas minorías.

Esta percepción empezó a cambiar a partir de 2008, con el liderazgo de David Cameron. “Dada la mayor diversidad que el país estaba empezando a experimentar, Cameron sabía que sin el apoyo de estas comunidades los conservadores no lograrían volver a ganar las elecciones”, afirma Holloway. Parte de esta estrategia –modernizar la imagen del partido– incluía contar por vez primera con parlamentarios de otras razas, y tal como afirma Fizza Qureshi, directora de Migrants’ Rights Network, la primera ministra Theresa May sigue la estela de su predecesor incluyendo la disparidad racial como uno de los asuntos a tratar en su programa electoral. “El partido está tomando pasos para considerar algunos de los problemas a los que se enfrentan estas comunidades”, concede la experta.

Qureshi dice que las preocupaciones de estos grupos étnicos se basan en el “entorno hostil” al que se enfrentan en su día a día y pone como ejemplos los cambios en las políticas de reagrupación familiar, que ahora se produce dependiendo de las ganancias salariales de aquellos que la soliciten. “Un 41 % de la población total no cumple estos requisitos”, afirma. Otras decisiones del actual gobierno son la puesta en marcha de penalizaciones por ofrecer alojamiento a personas refugiadas y la obligatoriedad de escuelas y centros médicos de compartir datos con el Ministerio del Interior sobre el estatus migratorio de alumnos y pacientes. “Esto convierte a los integrantes de estas comunidades en ‘policías’ que checan el estado migratorio de sus conciudadanos, lo cual impacta enormemente en su entorno”, alerta Qureshi.

Analizar al conjunto de los votantes étnicamente diversos como un bloque homogéneo no refleja la realidad pluricultural del Reino Unido. El estudio Race and the 2015 General Election publicado por Runnymede reflejó que los indios hindúes y en menor medida los británicos de origen chino se inclinan más por los conservadores, ya que son los subgrupos que más han ascendido socialmente.

Un sector que depende en gran medida de mano de obra extranjera es el Servicio Nacional de Salud (NHS, por sus siglas en inglés). Según publicó el Parlamento británico el pasado abril, el 12 % del personal es no británico, cifra que se eleva hasta el 26 % en el caso de los médicos. Wendy es enfermera desde 2010 y actualmente trabaja en el hospital Queen Elizabeth en Londres. Ella, que es originalmente de Ghana –país que fue colonia del Reino Unido hasta 1957– dice que estas cifras se deben a las exigentes jornadas laborales de hasta 12 horas con un salario que no refleja esta dureza, algo que, en su opinión, explica el poco gusto de los británicos de raza blanca por trabajar en este sector.

Ella es una fiel votante laborista, “una tendencia mayoritaria entre sus colegas”, afirma, justificada por los cortes que ha sufrido el sector desde que los conservadores regresaron al poder en 2010. Entre otras medidas, los salarios de las enfermeras se ha recortado 14 %, lo cual ha resultado en una falta de profesionales en el 96 % de los hospitales en el país según informa la propia NHS.

LOS RETOS

El voto de las minorías étnicas podría ser aún más decisivo de no ser por un factor: 28 % no se registra para votar, mientras que este absentismo es de sólo 7 % entre la población blanca. “Estos números son una combinación de factores, su estatus migratorio o los cambios producidos en el sistema de registro, ya que desde 2014 hay que hacerlo de forma individual y no por el número de adultos registrados en una vivienda, lo cual facilitaba el proceso”, explica Qureshi. Otro motivo es el hastío que les causa comprobar que, elección tras elección, sus peticiones no son atendidas por ninguno de los partidos cuando acceden al gobierno.

“Las comunidades étnicamente diversas cuentan con trabajos más frágiles, así que suelen mudarse más. Además, son un electorado más joven y en general, este sector de la población es el que menos vota”, agrega Holloway. Este hecho, afirma, ocasiona que los partidos concentren más propuestas dirigidas al segmento que más participa en los comicios –la tercera edad mayoritariamente conservadora.

“Sin el voto de este segmento, los laboristas podrían ganar las elecciones”, afirma el experto, quien sin embargo cree que los laboristas, a pesar de que tienen un programa más inclusivo y diverso, encaran las problemáticas que afectan a las minorías étnicas de una forma paternalista y anticuada que no refleja la necesidad de “lograr la plena igualdad de oportunidades que reclaman”, justifica.

De los 650 diputados que forman la cámara de representación británica, 42 pertenecen a minorías étnicas, convirtiendo al Parlamento de este país en el más diverso de Europa, según refleja el estudio Pathways to Power elaborado por la universidad de Leicester. “Sí, el Parlamento es más diverso y seguramente los números se incrementarán, pero no es la única respuesta para seducir a este electorado,” denuncia Holloway. En similares términos se expresa Qureshi, quien afirma que se trata de un hecho positivo mientras no sea, simplemente, “una herramienta política”. Denuncia sólo algunos de estos diputados plantean propuestas “que centren su atención en estas comunidades”.

AMENAZA TERRORISTA

El pasado 22 de mayo, en plena campaña electoral, Salman Abedi se inmoló al final del concierto que la cantante e ídolo de adolescentes Ariana Grande ofreció en el Manchester Arena; mató a 22 personas e hirió a otras 64. Abedi nació en la ciudad mancuniana, en el seno de una familia de origen libio. Exactamente dos meses antes, el 22 de marzo, el también británico Khalid Masood mató a 4 personas e hirió a 50 cuando estrelló su coche contra varios peatones que caminaban por el puente de Westminster, en Londres. La primera consecuencia del último ataque fue la suspensión de la campaña electoral hasta el 25 de mayo.

Las encuestas tras el atentado reflejan un pequeño incremento del voto laborista, y aunque la ventaja global todavía es para los conservadores con un 43 %-38 %, antes del ataque esta era ligeramente mayor con un 44 %-35 %. Falta ver si este último ataque jugará un papel decisivo el 8 de junio. Un 84 % de los británicos manifestó en el verano que veía probable que otro atentado sucediera en su país. Un 25 % afirmó que existe más riesgo de sufrir un ataque, pero sólo 32 % admitía que el gobierno no podía hacer más por evitarlos. 

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