Periodismo imprescindible Jueves 28 de Marzo 2024

10 hábitos para cultivar tu resiliencia

No, “echarle ganas” como te dicen tus amigos en las redes sociales no es suficiente a fin de enfrentar situaciones difíciles. Ser resiliente es una característica humana compleja porque no sólo se trata de sobrevivir, sino de adaptarnos con el propósito de salir airosos en un contexto adverso. Aquí encontrarás algunos hábitos que tienen en común las personas resilientes y que todos podríamos comenzar a desarrollar en el día a día
11 de Agosto 2018
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Aceptémoslo, no todas las personas tenemos la capacidad de sobreponernos ante situaciones difíciles, aunque algunas no sólo lo logran, además son tan flexibles que se adaptan y hasta transforman la adversidad en una nueva oportunidad que los dispara incluso más alto de lo que ya habían llegado antes. ¡Wow!, no podemos no sentir admiración por esas personas. Si sientes envidia y te engañas diciendo que es “de la buena”, la mala noticia es que esa no existe.

Entonces, con la finalidad de que dejes de mirar feo a esa personita que sí lo logra, te compartimos algunos de los hábitos que hemos visto en las personas resilientes, y algunos tips para que puedas tú también cultivar ese rasgo en tu personalidad. ¿Te animas?

  1. Trabaja en tu autoestima

Las personas resilientes son capaces de reconocer que sus acciones de hoy cambiarán la manera de percibirse a sí mismas mañana. Orientar tus acciones hacia la mejora de la autoestima y la autoconfianza de manera consciente te ayudará a ser constante en esta tarea.

  1. Sé creativo

La percepción de estar creando algo original ocasiona que este hábito sea altamente estimulante, y la sensación de haber terminado una pieza de trabajo que es única en el mundo es altamente placentera. Las personas resilientes lo saben, por eso les gusta alternar las costumbres del día a día con un poco de novedad y exigencia a sí mismas.

  1. Sereno e imperturbable

Lo ideal es ser capaces de detectar las situaciones en las que es prácticamente imposible hacer que el contexto cambie a corto o a medio plazo. Esto permite que no nos hagamos ilusiones sin sentido, así los esfuerzos no se centran en lamentarnos sino en adaptarnos y desarrollar soluciones ante las situaciones que se presenten. ¿Cómo evitar decepcionarse? ¡No pongamos tantas expectativas en todo!

  1. Establece metas claras y alcanzables

Aceptar situaciones que en un principio parecen abrumadoramente malas no significa que a partir de ese momento todos los aspectos de la vida giren en torno a ese contexto. Puedes sacarle partido a la atención selectiva: en vez de estar el día entero pensando en las cosas malas que te ocurren, concéntrate en los objetivos a desarrollar. Fijarnos metas nos permite gestionar bien nuestros hábitos y tomar las riendas de nuestros actos. La resiliencia consiste, en parte, en orientarse hacia el horizonte de lo posible.

  1. Cultiva amistades positivas

Las personas resilientes dirigen la atención hacia otro lado, no se quedan sólo reflexionando en la situación negativa que enfrentan. Por ejemplo, suelen volcarse hacia personas de actitud positiva. Envolverse en una comunidad receptiva y que apoya a sus miembros es una buena manera de facilitar la gestión de las emociones. Justo eso me pasó a mí cuando descubrí Makesense, primero en París y luego en México. Encontrar a otras personas que quieren construir soluciones para cambiar el mundo me ayudó a dejar de deprimirme porque el planeta se nos está rompiendo a pedazos.

  1. Relaciónate con todo tipo de personas

Este punto parece que contradice al anterior, pero es que vivir la vida con normalidad significa no estar limitado por una burbuja de amistades y conocidos que cumplan unas características muy determinadas. Por eso, alguien con un buen dominio de las estrategias de afrontamiento no tendrá mayor problema en interactuar con todo tipo de gente de vez en cuando, aunque vuelva a su espacio de seguridad y felicidad, al que nos referimos en el punto 5.

  1. Haz muchas cosas

No te decimos que te vuelvas workaholic o que descuides tu salud, sin embargo, mantenerte activo y provocando que las cosas ocurran siempre te ayudará a cultivar la resiliencia. Las metas no se alcanzan mirándolas desde el horizonte y la lejanía. Ya lo decía Eduardo Galeano, la utopía sirve para caminar. Así que pasito a pasito, suave suavecito, pero cada día trata de realizar acciones concretas que te acerquen a tus metas, y verás que eso repercute positivamente en tu autoestima y tu autoconfianza.

  1. Cumple metas cotidianas

La meditación parece tener múltiples beneficios, entre los que se encuentran facilitar la aparición de pensamientos positivos y la reducción del estrés, aunque si eres como yo y te cuesta trabajo aquello del mundo zen y el mindfulness, pues cámbialo por el deporte. Yo soy más de acción ruda, y por increíble que parezca, eso me ayuda a relajarme y ganar autoconfianza. Lo que en realidad favorece mucho la consolidación de la resiliencia es tener hábitos sólidos, pequeñas metas cotidianas. A mí  me ayudó un montón comenzar a pintar mandalas y hasta cantar, con horarios específicos. Seguro tú descubrirás qué actividad te ayuda a imponerte pequeñas metas cotidianas que te hagan sentir satisfecho cada día.

  1. ¡Ríete!

Bromear sobre algo relacionado con los problemas personales es perfectamente saludable, teniendo en cuenta que se aborda el tema obteniendo una respuesta emocional que es agradable y nos libera del peso del estrés. Eso sí, en tanto que estrategia de resiliencia, deberían ser bromas espontáneas y genuinamente graciosas. Autoimponerse la tarea de hacer humor puede ser un mecanismo de defensa si se tratan las bromas sólo como una máscara. Este consejo me hace pensar en Ian, el eterno enamorado de Emma Morlok en la cinta One Day, quien decía ser comediante pero “el único día que la hizo reír fue cuando se cayó de las escaleras”. Ok, si no has visto esa película protagonizada por Anne Hathaway, ponla en tu lista de pendientes, que ahí hay varias lecciones de resiliencia.

  1. Planea y comparte

Reservar momentos para pensar lo que quieres hacer en el largo plazo es una oportunidad perfecta con qué recuperar la ilusión y el sentido de la vida. Si a eso le sumas el invitar a las personas que te importan a ser parte de esos proyectos o sólo animarlos a crear los suyos también, te inyectará la energía de renovación que tienen las personas resilientes, la que se necesita para crear soluciones sostenibles ante las adversidades.

 

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