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Abajo el switch

El consumo per cápita de energía se triplicó en las últimas cuatro décadas, al pasar de 615 kilowatts hora a 2 090 en todo el mundo. México es uno de los países con menos eficiencia energética, y nuestra adicción a la tecnología podría ser la culpable de que nuestra huella de carbón sea muy profunda
13 de Noviembre 2017
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Abrimos los ojos y lo primero que vemos es el celular. Desde que despertamos estamos conectados. Hay quienes encienden la televisión mientras se alistan para salir, utilizan el horno de microondas para un desayuno práctico mientras que el calentador prepara el agua caliente. El refrigerador, claro, no ha dejado de trabajar; y si tenemos tiempo, programaremos la lavadora antes de salir.

Aún estamos en casa y nuestro consumo de energía ya superó lo que toda una familia utilizaba hace 40 años. De acuerdo con el Banco Mundial (BM), el consumo per cápita de energía se triplicó en las últimas cuatro décadas, al pasar de 615 kilowatts hora (kWh) a 2 090.

México es uno de los países menos eficientes en cuanto energía, de acuerdo con el International Energy Efficiency Scorecard 2016, el cual examina las políticas de eficiencia energética y el rendimiento de los 23 principales países consumidores de energía del planeta –responsables del 75 % del total de consumo y del 80 % del producto interno bruto en el mundo.

En el puesto 19 (de 23 países), México podría “establecer un objetivo nacional obligatorio de ahorro de energía junto con un plan de implementación integral. También podría aumentar su nivel de gasto en eficiencia energética, medidas y eficiencia energética en investigación y desarrollo”, explica el informe.

GADGETS VILLANOS

El desarrollo tecnológico catapultó el consumo per cápita de energía en el mundo. “Si bien, ahora los aparatos tienen mayor eficiencia energética, los utilizamos más”, explica David Cedillo, gerente de Evaluación Técnico-Económica del Fideicomiso para el Ahorro de la Energía Eléctrica (FIDE).

Por ejemplo, hace cuatro décadas, la mayoría de los hogares de clase media tenían sólo una televisión, que rondaba las 24” promedio; el refrigerador (el electrodoméstico de mayor consumo de energía) era mediano, de unos 11 pies; el uso del microondas era inexistente en varios hogares, así como la lavadora y la secadora.

Ahora, un hogar promedio cuenta con diversos teléfonos (fijos y celulares), módem para internet, refrigeradores más amplios (y en los que se guarda cada vez más comida congelada), las pantallas de televisión, si bien son más eficientes, también son más grandes (alrededor de 47” en promedio) y existen de dos a tres en hogares de clase media.

Por ello, aunque actualmente las políticas públicas de todos los países tienen los ojos puestos en la generación de energías más “limpias”, como la solar, eólica y térmica, principalmente, el consumo de energía todavía representará un problema, mientras que los ciudadanos no asuman su responsabilidad ante el mismo.

Los cambios para ahorrar energía, en muchos casos, son menores, y vale la pena ponerlos en marcha.

CONTRA LOS VAMPIROS

El microondas, la lavadora, la pantalla, el cargador del celular, todos estos aparatos se convierten en “vampiros”, que “chupan” entre 10 y 15 % de la energía eléctrica de un hogar, aun cuando están apagados.

Se estima que cada hogar tiene en promedio 10 “vampiros”, que en conjunto equivalen a dejar un foco de 60 watts encendido todo el día, sin que realmente se utilicen.

El standby energy es fácil de eliminar si se conecta la mayoría de ellos en un multicontacto con apagador. Al dejarlos de usar o salir de la casa, sencillamente se apaga el multicontacto. O bien, si identificamos un electrodoméstico que sólo se usa algunos días a la semana (como la lavadora) o en un horario determinado (como el microondas) se puede dejar desconectado el resto del día y con eso disminuir el consumo eléctrico de la casa, explica Cedillo Hernández.

AHORRA EN LA DUCHA

Casi la mitad del consumo energético en los hogares se va a los calentadores de agua que utilizan gas. Sin embargo, los calentadores de agua solares han reducido su costo promedio, el cual oscila alrededor de 8 000 pesos y cuya inversión se puede recuperar en un año.

Cada vez que tomes un regaderazo, ahorrarás en promedio cinco pesos. Y al considerar que el tiempo de vida útil de un calentador solar es de 20 años, los ahorros van desde los 87 000 pesos, por dos usuarios, de acuerdo con información publicada por la empresa Energía Solar.

La Comisión Nacional de Vivienda (Conavi) y el Fide ofrecen créditos de hasta 50 000 pesos con el propósito de aumentar la eficiencia energética de los hogares con ingresos menores a cinco salarios mínimos. El monto se puede utilizar para adquirir sistemas fotovoltaicos, calentadores solares de agua o de gas eficientes, aires acondicionados, aislamientos y ventanas térmicas, películas de control solar, iluminación eficiente, impermeabilizantes, acabados reflectivos en techo y muros.

El Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit) también tiene su Hipoteca Verde, tanto para vivienda nueva como usada, con la finalidad de adaptar ecotecnologías.

Tener un calentador solar no implica eliminar el de gas, pues en las épocas del año que hay menos horas de sol (como invierno), el calentador de gas ayuda a mantener el agua a la temperatura deseada.

ATENCIÓN EN LA ETIQUETA

Los refrigeradores consumen cerca del 40 % de la energía utilizada en los hogares. En el norte del país, el aire acondicionado consume 30 %. Por ello, al momento de adquirir un electrodoméstico, además de revisar las características tradicionales, como dimensiones y funcionalidades, también es recomendable leer la etiqueta con la información del consumo de energía.

Para facilitar esta lectura, el FIDE puso en marcha, desde 1992, un sello con el cual garantiza que el producto es eficiente en cuanto al consumo de energía.

 

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