Periodismo imprescindible Jueves 28 de Marzo 2024

Agua que no ves, ¡no la dejes correr!

¿Crees que ahorras mucha agua duchándote rápidamente, comprando un inodoro ecológico y reutilizando el líquido con el que lavas la ropa? Es muy bueno que emprendas acciones como esas, pero te tengo una noticia: no es suficiente
18 de Marzo 2018
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POR CARLOS TOMASINI

Todos los días, los seres humanos gastamos más agua de manera indirecta que directa: cuando comes carne, al usar una hoja de papel, cuando te vistes o al revisar tu celular.

A nivel global, México está por encima de otros países en el consumo de agua, ya que, de acuerdo con información de la Comisión Nacional del Agua, un mexicano usa el equivale a 1 978 metros cúbicos por año. El promedio mundial es de 1 385.

Sin embargo, el punto más importante es que solamente 5 % de esa agua se utiliza en las actividades cotidianas de las personas, como preparar la comida, bañarse o limpiar su casa. El otro 95 % se consume de manera “indirecta”, es decir, es agua que se utiliza para fabricar, transportar y comercializar los productos que las personas consumen como parte de sus hábitos diarios al comer, trabajar, asearse o vestirse.

Al cálculo de toda esta agua que se consume de manera directa e indirecta se le conoce como “huella hídrica”, la cual es considerada muy pocas veces por las personas.

Sólo como un dato: la huella hídrica de México es de 197 425 hectómetros cúbicos (un hectómetro cúbico equivale a toda el agua que cabe en un cubo de 100 metros por lado), lo que representa 2.3 % de todo el mundo; de hecho, es la octava más grande en el planeta.

Revisemos en qué objetos y actividades está presente el consumo de la también llamada “agua virtual” que no vemos, pero sí usamos. Seguramente descubrirás que no ahorras tanta como piensas.

¿Y dónde está?

Por ejemplo, cuando vas al baño y le jalas al inodoro, consumes unos 6 litros de agua, sin embargo, para producir el rollo de papel higiénico que está junto a ti se utilizaron 140 litros.

Al lavarte las manos y los dientes durante todo un día gastas 12 litros, y con el propósito de fabricar el jabón y la pasta de dientes se usaron 120 litros, mientras que para el jabón y el shampoo de tu ducha se consumieron 132 litros, los cuales debes sumar a los entre 12 y 34 litros que se van cuando te bañas.

Y si miras lo que traes puesto, quizá te preocupará saber que para fabricar tus jeans se usaron 300 litros, o que tus tenis requirieron 4 400, o que tu traje dejó tras de sí 5 500 litros de agua. Una blusa necesita 2 800 y tus calzones 1 200.

Al lavar toda tu ropa en la lavadora, “solamente” gastas unos 8 litros por carga, pero tan sólo tus jeans consumirán unos 1 500 litros durante todo el tiempo que te duren.

¿Quieres más? Pues en la oficina o en la escuela también podrías estar desperdiciando agua sin darte cuenta, como en la hoja de papel que imprimiste mal y para la cual se requirieron 10 litros (sí, ¡10!). Un lápiz necesita 150 litros, una pluma 2 800, y tu computadora 3 800.

¿Y en tu cocina? A fin de producir el equivalente a un vaso de leche se usaron 200 litros de agua, o en un kilo de carne se consumieron 10 000 litros, y en un kilo de pollo fueron 2 000. ¡Ah!, y para fabricar tu pasta se usaron 500 litros, y para tu plato de frutas se usaron 205 en promedio, ya que solamente una manzana requiere 70 litros. ¿Cuántas naranjas necesitas para prepararte un jugo? Pues por cada una se consumieron 50 litros de agua. Y por último, para lavar los trastes en casa, necesitas unos 8 litros diarios.

¿Cómo sale tanta agua virtual? Bueno, por ejemplo, para producir la carne, se requiere que la vaca ingiera pasto, el cual, a su vez, necesita sistemas de irrigación. Además, la vaca necesita beber suficiente agua, y debe ser conservada limpia durante el día. Después, hay que sumar el consumo de agua de los rastros, de las empacadoras o de la refrigeración necesaria en todo el proceso en general.

También cuando te vas de fiesta cooperas con este consumo invisible, porque un litro de cerveza se crea con 300 litros de agua, mientras que uno de vino necesita 900. Si optas solamente por agua embotellada, por cada litro se gastaron tres.

Cuando vas a tomar café también gastas agua. Producir un kilo de café tostado cuesta unos 21 000 litros; es decir, una taza normal requiere 140 litros. ¿No te gusta el café? Bueno, pues una taza de té de 250 mililitros necesita 30 litros –es menos que el café.

O para dormir, tu pijama requirió 7 000 litros; las sábanas, 21 200, y tu cama unos 28 400.

¿Y sabes que revisar tu celular para, por ejemplo, firmar una petición de change.org también consume agua? Esto porque a fin de generar la electricidad con la que cargaste tu dispositivo se utilizó agua, mientras que los grandes servidores que pones a trabajar cada vez que circulan datos en la red requieren un alto consumo de agua debido a que, por ejemplo, con el objetivo de que trabajen en óptimas condiciones utilizan sistemas de enfriamiento, esto sin mencionar que para fabricar un microchip se consumen casi 32 litros.

Y así nos podemos seguir contabilizando el agua que se va por vaporización en tu cafetera, el agua de más que consumes por ir más seguido al baño debido a que bebes más líquidos de los que tu cuerpo puede procesar creyendo que “es más sano”, o la cantidad excesiva de aire acondicionado que se usa en las oficinas por obligar a las personas a ir de saco y corbata.

En resumen, 86 % de la huella hídrica de los mexicanos consiste en alimentos y bebidas, el 6 % en otros productos agropecuarios como pieles y algodón, 5 % en el consumo doméstico y 3 % en productos industriales.

Todos estos son cálculos generales publicados por organismos globales, gubernamentales y ecologistas. Obviamente, las verduras orgánicas que compras en el mercado de productores locales de tu colonia requirieron menos agua, pero lo cierto es que tampoco están exentas de cierta cantidad de este “consumo invisible”.

La mano del hombre

Estoy casi seguro de que en la primaria te enseñaron el ciclo del agua, ese en el que, de manera general, te explicaban que el mar se calentaba y se iba a las nubes, para después caer como lluvia en la tierra y alimentar a los árboles para que, a su vez, siguieran ayudando a generar este líquido.

Bueno, pues la actividad humana también incide en que ese ciclo no se lleve a cabo como antes y hoy sea más difícil que haya agua en el grifo de tu cocina para lavar tus lechugas orgánicas.

La contaminación y el calentamiento generados por la utilización exagerada de los coches inciden en el cambio del clima urbano que genera, por ejemplo, “islas de calor” que, a su vez, provocan lluvias en las que cae más líquido durante períodos más cortos en lugares localizados, lo cual dificulta su captación.

Asimismo, un edificio nuevo de departamentos con más de cinco pisos requiere un mayor consumo de energía (la cual requiere agua para generarla) debido a que usa más bombas con el propósito de que el líquido le llegue a todos los vecinos.

Y no suficiente con esto, los mexicanos, además, traen “agua virtual” del extranjero, ya que son grandes compradores de productos como cereales, carne, fruta y semillas que, juntos, suman 83 % de las importaciones de agua virtual en México.

De esta forma, si quieres ahorrar agua de verdad, no basta con cerrar la llave mientras te lavas los dientes, también necesitas pensar en un consumo inteligente en todas las actividades que lleves a cabo en tu vida. ¿Comienzas desde hoy?

 

Cuando te vas de fiesta cooperas 
con el consumo invisible, porque un litro de cerveza se crea con 300 litros de agua.

Cuando vas a tomar café también gastas agua. Producir un kilo de café tostado cuesta unos 21 000 litros es decir, una taza normal requiere  140 litros.

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