Periodismo imprescindible Viernes 19 de Abril 2024

Creatividad hay pero… ¿y la innovación?

Llegar a Talent Land es como estar frente a una radiografía de la juventud creativa mexicana, sin embargo, la innovación parece ser el reto que generará verdaderas soluciones a los grandes problemas del país y del mundo
15 de Abril 2018
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POR PATRICIA RETANA / GUADALAJARA, JALISCO

¿Qué llevas en tu maleta? Tres jeans, cuatro playeras y, quizá, la idea ganadora del hackathon en Talent Network. Otros vecinos cargan coloridas máquinas, las ediciones más recientes para el mundo geek e incluso películas; en las selfies aparecen las cobijas y casas de campaña que por cinco días alojaron la esperanza de ganar, de aliarse con una gran empresa o de amarrar trato con algún fondo de inversión.

Los 28 grados de temperatura y dos horas de fila para Jessica Domínguez han sido sólo parte del primer reto superado al inscribir formalmente su proyecto antes de la inauguración de Talent Land. Ella y sus compañeras quieren usar la tecnología con la finalidad de proteger a los niños y las niñas de los ataques de pederastas en las redes sociales y demás plataformas digitales.

Venir a Talent Land es como estar frente a la radiografía de lo que sucede en México en materia de innovación justo en los terrenos de la revolución 4.0. Vemos 300 oportunidades de negocio, ideas que solucionarán alguna de las 17 verticales, más una, pues de último momento el tema de Seguridad se inscribe en la lista ante las protestas por los jóvenes desaparecidos unos días antes en Guadalajara.

Largas mesas blancas se llenan de cables, circuitos y computadoras; los equipos poco a poco plantean sus esquemas de organización para el trabajo creador, es el lugar donde surge el reto de innovar, y esto no se trata sólo de ser diferente. Según los jóvenes –el promedio de edad es de 23 años–, el acertijo es crear un producto con valor, convertir y transformar sus ideas en servicios que sean verdaderamente adoptados por usuarios y consumidores.

Jessica no se detiene a analizar que en su lugar de trabajo están grandes empresas como Apple, Google, Microsoft, Amazon, Facebook o Uber, transnacionales que han desbancado al 88 % de las industrias legendarias en los últimos 10 años, y cuyo éxito tiene que ver con la innovación, con la forma en la que plantean nuevos modelos de negocio.

El problema es cómo los jóvenes creadores de tecnología reaccionan o no, ante las necesidades del mundo. La innovación no es difícil, lo complicado es dejar de hacer lo que ya funcionó en el pasado.

Entre ediciones como Talent Land y Campus Party, que aunque comparten un mismo formato no son lo mismo, pueden notarse avances significativos entre un año y otro. Por ejemplo, se ha duplicado la cifra de premios y aumentó la participación femenina; además, los retos pasaron de ser soluciones tecnológicas a atender problemas sociales tangibles e incluso urgentes.

En las discusiones grupales se incluyen soluciones sencillas, con un modelo de negocio elemental, pues tienen sólo cinco días para desarrollar un proyecto tan impactante que atraiga la atención de empresas o instituciones.

De pronto, el proceso creativo se interrumpe por la presencia de Sophia, el androide creado por la compañía estadounidense Hanson Robotics. La multitud derriba cercos de seguridad con el propósito de acercarse a las pantallas y escuchar la charla que da la humanoide y que apenas dura diez minutos.

Pero muchos asistentes decidieron ignorar, por ejemplo, la conferencia de Marcus Dantus, fundador de Start Up México, donde sentencia claramente que “si México logra transformarse en una economía basada en conocimiento e innovación, se traducirá en oportunidades para todos, de otra manera sólo nos quedaremos como un país bananero”.

En este foro deambulan talentos mexicanos, como Jordi Muñoz, fundador de 3D Robotics; Juan Carlos Mariscal y Tania Robles de UNAM Space, o Mayra Hernández, la pintora mexicana que se coló en la producción de Loving Vincent.

Algunos de estos nuevos héroes forman parte de los ingenieros que colocan a nuestro país en el séptimo lugar en la matricula. También hay ejemplos de jóvenes desertores de universidades públicas o privadas que no encuentran el apoyo institucional y académico ante las exigencias del mercado laboral.

Sin embargo, en la parcialidad de las soluciones se revela la necesidad de crear una preparación interdisciplinaria que incluya médicos que sepan de biosensores térmicos, artistas plásticos cuyo trabajo esté construido sobre animaciones digitales, diseñadores gráficos con conocimientos en psicología, porque lo rígido no tiene cabida en estos eventos y algunos mentores no logran adaptarse a las necesidades de los participantes.

Incluir materias clave como técnicas de innovación debería ser obligatorio en la educación desde muy temprana edad, para marcar una diferencia entre creatividad e innovación.

Somos creativos, tanto que retamos las leyes físicas e intelectuales ante la falta de un marco legal donde se reconozcan las patentes como premio a la creatividad, donde las investigaciones y los desarrollos tecnológicos estén protegidos y brinden seguridad a la innovación mexicana.

Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, México se ubica en el cuarto lugar en el mundo en generación de autoempleo, y el primer lugar en creación de empresas, así que sí, somos por naturaleza un país emprendedor. A nivel internacional los tratados de libre comercio significan el 70% del producto interno bruto, y nuestra ubicación geográfica privilegiada nos posiciona en el terreno comercial más importante del planeta, como muestra el interés de plantar al momento 162 parques tecnológicos.

Eventos, concursos, incubadoras, fondos de inversión son herramientas clave si se desea impulsar a las y los jóvenes mexicanos, cuyo único reto a vencer es el terror al fracaso de sus proyectos que sólo se quedan en eso ante la falta de seguimiento y oportunidades. Crear los espacios de desarrollo no es una moda pasajera, es el ecosistema a cultivar para las empresas que arrojen soluciones a problemáticas que aún no dimensionamos, necesidades que las nuevas generaciones desconocen. A fin de cuentas, la incertidumbre es lo más emocionante y la acción es el camino.

“Ser joven y no ser revolucionario es una contradicción, incluso biológica”, estas palabras, que alguna vez pronunciara Salvador Allende, giran en mi cabeza después de ver crear, desarrollar e implementar ideas durante la primera edición de Talent Network, ideas que posiblemente solucionarían grandes problemáticas, y digo “posiblemente” porque sin una política de apoyo y seguimiento a la innovación, de los 300 proyectos, ¿cuántos llegarán a ser una realidad?

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