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Deporte: el gran ausente de la política

Los cuatro candidatos presidenciales tienen el reto de definir propuestas concretas para promover el deporte con un cambio de enfoque: la formación de comunidad con perspectiva de género y la promoción de la salud pública
27 de Mayo 2018
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POR ÓSCAR BALDERAS

Un día antes de cumplir 22 años, Alexa Moreno entró al exclusivo grupo de gimnastas que participan en unos Juegos Olímpicos. Su entrada a ese histórico club era la culminación de un trabajo que había comenzado 19 años atrás y que para una chica nacida en Baja California tenía un escenario de ensueño: Río de Janeiro, Brasil. La ruta hasta ahí había sido complicada: en algún momento, su familia vendió varias propiedades a fin de poder enviar a Alexa de Mexicali a Tijuana sólo con el propósito de que ella pudiera entrenar con el equipo nacional de gimnasia. Pese a todos los obstáculos, en esa competencia Alexa se ubicó en el escaño 31 de las mejores del mundo, aunque no pudo celebrarlo.

Al día siguiente, en las redes sociales se apilaron comentarios negativos hacia ella. La razón: sus 60 kilos en 147 centímetros de estatura. Cuando la cámara enfocó a Alexa Moreno haciendo historia para México, miles de personas sólo observaron una figura más robusta que el estereotipo del cuerpo de una gimnasta. La atleta de alto rendimiento reconoció, en una entrevista con la cadena británica BBC, que le dolió tanto el bullying, que ese día se soltó a llorar.

La historia de Alexa resume, en muchos sentidos, los problemas que los cuatro candidatos presidenciales deberían atacar con políticas públicas sobre el deporte nacional. Sin embargo, hasta el momento, ninguno de ellos tiene un planteamiento claro para el próximo sexenio: Andrés Manuel López Obrador y Jaime Rodríguez coinciden en usar el deporte con el objetivo de pacificar el país, pero no ofrecen detalles; José Antonio Meade ha prometido formar la próxima generación de medallistas olímpicos y mundiales sin explicar cómo; Ricardo Anaya no detalla compromisos en su página de Internet. Todos han evitado el tema en los dos primeros debates presidenciales.

Sergio Varela, sociólogo especializado en el deporte, cree que una primera estrategia si se desea mejorar el nivel del deporte en México pasa por una campaña de sensibilización de la sociedad mexicana. “A las mujeres se les juzga doblemente por su apariencia y el deporte no es excepción –afirma el catedrático de la UNAM–. Hay un reclamo muy fuerte en algunas clases sociales de por qué México envía como representantes al extranjero a mujeres ‘gordas’, ‘feas’, ‘machorras’ y eso, de algún modo, inhibe la inversión en el deporte”.

Para ilustrar sus dichos, Varela habla de las mujeres deportistas que más orgullo han dado al país: Ana Guevara, Soraya Jiménez, Belém Guerrero, quienes han recibido fuertes críticas por su imagen. “Eso también debe ser parte del plan”.

Una vez puesta en marcha una campaña de sensibilización –que encumbre a atletas de alto rendimiento como Alexa Moreno, en lugar de humillarlas–, hay que cambiar el enfoque de la importancia del deporte. No verlo sólo como recreación, sino como formación de comunidad y salud pública. Un peso invertido en deporte, dicen los expertos, son cinco pesos ahorrados en hospitales y en más policías.

Con el propósito de lograrlo, hay que reestructurar los planes de educación básica y convertir a la materia de Educación Física en un semillero de atletas de alto rendimiento, no sólo en agotar a los niños con el objetivo de que no platiquen en la clase de Matemáticas. “¿Cómo lograr ese cambio de paradigma?”, le pregunto a Fernando Montes, académico en la Escuela Normal de Educación Física, y su respuesta incluye el cómo, que le falta a los aspirantes presidenciales: “Muchos profesores, en escuelas públicas y privadas, son simples instructores de aerobics. Necesitas una nueva generación de especialistas en detectar talento y, para eso, hay que rescatar a las escuelas normales de Educación Física como elemento clave para una real agenda deportiva federal”.

Otro elemento estratégico es regresar al Estado una parte del control del deporte privatizado. Jorge Palencia, entrenador deportivo, pone un ejemplo antes de detallar su propuesta: en 2012, la Selección Olímpica de futbol logró la hazaña de regresar a México la medalla de oro, arrebatándosela a Brasil. Todos sus jugadores tenían menos de 23 años y se hicieron, al instante, promesas del futbol profesional gracias a un fondeo que mezclaba dinero público y participación privada. Seis años después, esa generación que entró de lleno al negocio privado del balompié mexicano ha sido opacada por el dinero, más allá de resaltar la competencia.

“Piensa en el futbol o en el basquetbol, deportes que requieren infraestructura mínima, si la comparas con natación o ciclismo. ¿Por qué el gobierno ha cedido casi en su totalidad la infraestructura de deportes tan populares a manos privadas?, ¿de qué nos ha servido como país? –reclama–. Ahora, ¿qué deben hacer los candidatos? Tienen que ver el modelo exitoso que tiene el Ejército mexicano: una fuerte inversión pública y apoyo a atletas de alto rendimiento ha creado, desde hace años, generaciones y generaciones de medallistas y campeonas”.

Un cuarto elemento es la paridad salarial entre hombres y mujeres, afirma Leonor Sánchez, experta en medicina deportiva por el Instituto Politécnico Nacional. Al igual que cientos de sectores productivos en el país, el deporte es un mundo dominado por los hombres. Según sus cálculos, el 90 por ciento de los titulares de las federaciones deportivas que reciben dinero de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade) son hombres. Y un porcentaje similar está en los altos mandos del Comité Olímpico Mexicano.

“Cuando tienes un ‘club de Toby’ decidiendo por todas, es casi seguro que nadie se plantee la necesidad de igualar salarios o apoyos deportivos a mujeres. No les importa, porque en muchos casos empobrecer a una atleta, obligarla a pagar sus propios uniformes o boletos de avión, aventaja a los hombres para intercambiar recursos por favores sexuales. Es algo, desgraciadamente, muy común en este entorno –revela–. Si hablar de esto no está en la agenda nacional, es porque también tenemos un ‘club de Toby’ compitiendo por ser presidente”.

El año en que Alexa Moreno conoció el sabor agridulce de representar a su país en una justa deportiva, sólo cinco medallas olímpicas se contabilizaron para México, una nación de más de 122 millones de habitantes. En aquel 2016, México destinó 2 800 millones de pesos del presupuesto federal al deporte nacional, una cifra rasurada a más la mitad, si se toma en cuenta que en 2012, la bolsa en el deporte nacional era de unos 6 400 millones de pesos.

Pese a todo, Alexa Moreno, al igual que miles de atletas mexicanas, no esperará a que la clase política se ponga a calentar en este tema. Los ha visto en la banca demasiado tiempo como para creer que, ahora sí, el deporte será su prioridad. Desde hace dos años tiene la mira puesta en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. En su plan está pronosticado ganarle todas incluso a otra campeona mexicana: la desidia de la clase política. 

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