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El aceite que cambia vidas

Organizaciones pro legalización del cannabis han organizado distintos talleres cuyo propósito es la extracción de aceite para uso medicinal. Hace casi un mes se realizó uno en la Ciudad de México. Varios colectivos acondicionaron la sala de una casa como salón de clases. Acudieron unas 40 personas.  La mayoría superaba los 40 años. Sí, esto es un asunto de adultos
04 de Diciembre 2017
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POR ROGER VELA

Carina abre los ojos adormilada. Es hora de comenzar un nuevo día. Trata de pararse pero el dolor en sus articulaciones es tan intenso que apenas puede ponerse de pie. Intenta vestirse, sin embargo, le resulta imposible. No puede mover sus muñecas, cuello, hombros y rodillas. El dolor la paraliza. La artritis reumatoide no sólo atrofia su cuerpo, también su vida.

Desde los 18 años comenzó a sentir los primeros síntomas de la enfermedad. Han pasado más de 12. Durante ese tiempo se ha perdido innumerables fiestas, celebraciones, clases de la escuela y días de trabajo. El dolor la ha acompañado casi la mitad de su vida. La desesperación la ha llevado a buscar distintos medicamentos para tratar de aliviar un poco el suplicio.

Hace cinco meses probó por primera vez la mariguana. No como una adolescente curiosa que, invitada por sus amigos, busca experimentar con una sustancia y tose al sentir el humo de la hierba en su garganta. Ni siquiera la ha essays-buy psychology-essays.com psychology-essays.com fumado. Pero desde julio pasado consume cada cuatro horas dos gotas de aceite de cannabis con fines medicinales. El líquido graso, contenido en un frasco de 80 mililitros, ha cambiado su vida.

—¿Qué tanto han disminuido los dolores?

—Bastante, yo diría que un 49 %. Si bien no se han quitado por completo, puedo realizar muchas actividades que antes no podía, como cambiarme de ropa, cepillarme el cabello o caminar más de dos cuadras.

Cuenta que durante casi doce años, utilizó metrotexato, un medicamento que nunca alivió por completo el dolor y que, por el contrario, le afectaba riñones e hígado. “Decidí suspender el uso de ese medicamento y comencé mi búsqueda de alternativas por Internet. Encontré la escuela de homeopatía del Instituto Politécnico Nacional y después conocí el aceite de cannabis. Me animé a probarlo”.

—¿Cómo conseguiste el producto?

—Pues conocí a alguien que vendía por Internet, le deposité alrededor de mil pesos y esperé a que me llegara el producto. La persona que me lo vendió me asesoró en todo momento para saber cómo usarlo y calcular la dosis que mi cuerpo necesitaba.

—¿La gente te ha criticado por usar el aceite?

—Sí, hay gente que piensa que todo el tiempo estoy drogada, sobre todo vecinos y familiares lejanos que no tienen la suficiente información respecto al tema. Incluso conozco gente que, a pesar de que los medicamentos que les recetan los médicos no les surten efecto, no se atreven a probar el aceite.

—¿Es más barato el tratamiento de aceite que el que usabas con los otros medicamentos?

—Sí. Gasto mucho menos. Los medicamentos para mi enfermedad me costaban aproximadamente 1 200 pesos cada tres meses, más las consultas médicas. Además debía de comprar otras sustancias a fin de reducir los efectos de las medicinas en mi cuerpo. Por el contrario, el frasco que compré en julio apenas se va a terminar.

Organizaciones pro legalización del cannabis han organizado distintos talleres con el propósito de extraer el aceite para uso medicinal. Hace casi un mes se realizó uno en la Ciudad de México. Varios colectivos acondicionaron la sala de una casa como salón de clases. Acudieron unas 40 personas. La mayoría superaba los 40 años.

Durante más de nueve horas, varios expositores hablaron de la importancia del uso medicinal de la  hierba, más allá de los prejuicios que ha generado su uso recreativo. Se trató de un diálogo constante en el que los asistentes expresaron sus dudas sobre el tema; interesados, participaron en cada una de las dinámicas.

Denis Zarzoza, uno de los organizadores, aseguró que empezó a extraer el aceite después de descubrir un tumor maligno en su testículo derecho. “Los efectos que dejaban en mi cuerpo las quimioterapias se fueron reduciendo con el aceite”.

Fue así como desde hace dos años el colectivo Terapia Alternativa comenzó a platicar sobre el tema y a juntar a pacientes que no tenían acceso a información que les pudiera ayudar a sobrellevar sus enfermedades.

Al principio se hacía una pequeña cooperación entre cinco o seis personas para los insumos que se utilizarían en los talleres de extracción del aceite: envases, frascos, filtros, alcohol y la propia hierba. Con el paso del tiempo han perfeccionado su técnica.

Ahora los talleres se han expandido y han surgido grupos en todo el país. Zarzoza explica así el objetivo de su organización: “Buscamos gente de un bajo poder adquisitivo que realmente necesite y le interese conocer todo el proceso de extracción, incluso desde el cultivo, porque los medicamentos son muy caros y los padecimientos terribles”.

En los últimos meses han buscado a especialistas, empresas, emprendedores y medios de comunicación para que los apoyen a llevar sus talleres a más personas. Pero no todo ha resultado como se espera, los talleres todavía son semiclandestinos debido a la ilegalidad de la hierba y al prejuicio que aún se tiene sobre su uso. A pesar de ello están seguros de que pronto el propio debate sobre el uso del cannabis ayudará a miles de personas a tener una mejor calidad de vida.

Mirando al futuro

De acuerdo con la Encuesta Intercensal (EI) 2015 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), el grueso de la población mexicana está conformada por jóvenes de entre 15 y 29 años: 30.6 millones de personas que representan el 25.7 % de la población total.

En 2014, de acuerdo con datos de la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (Enadid), poco más de 674 000 jóvenes declararon tener mucha dificultad o no poder hacer alguna de las actividades consideradas básicas del funcionamiento humano. Ellos son consideradas  personas con alguna enfermedad discapacitante y representan 2.2 % de la población de entre 15 y 29 años de edad que residen en el país.

En México, 70 % de los jóvenes que tienen entre 18 y 29 años no cuentan con acceso a seguridad social, lo que implica un reto para estas generaciones debido a que comienzan a cotizar tarde para su pensión, es decir, que se limita el ahorro para el retiro, el acceso a servicios de salud, y además dificulta que después ingresen al mercado laboral formal, según la Encuesta de Trayectorias Laborales 2015 realizada por el Inegi para la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar).

Tanto los jóvenes con alguna discapacidad y los que se insertan en el mercado laboral sin seguridad social tendrán un futuro incierto entorno al cuidado de su salud cuando sean viejos, aunque las diferentes opciones medicinales podrían mejorar sus últimos años de vida.

El uso medicinal del cannabis podría ser una alternativa para ellos y para todos los que hoy no tenemos ninguna enfermedad pero que, tarde o temprano, envejeceremos y enfrentaremos las discapacidades progresivas de la edad.

Carina, por ahora, se siente cada vez mejor con su nuevo tratamiento. En la actualidad trabaja para una aseguradora. Tiene un hijo de siete años al que le ha explicado su tratamiento, su esposo la acompaña en su recuperación y su mejora ha sido notable: “Hace un año la proteína C reactiva –asociada a la inflamación de la artritis reumatoide– la tenía 1500 puntos arriba del promedio, ahora la tengo sólo 50 puntos por encima de lo normal.

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