Periodismo imprescindible Miércoles 24 de Abril 2024

Green is the new black! (vive la moda sin acabar con el planeta)

Vestir bien no tiene porque ser sinónimo de ecocidio. Con estos sencillos consejos, tú también puedes reducir tu impacto ambiental sin dejar de lado el estilo
21 de Enero 2018
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¿No te harta enterarte cada año de que la lista de millonarios del mundo la encabeza el dueño de esas tiendas de ropa casi desechable que te aspiran la cartera cada que pasas frente a un aparador? A mí sí, y no sólo se trata de ese hartazgo. Lo que realmente me quita el sueño es saber que la moda es una industria altamente contaminante que me convierte en un monstruo ambiental.

Así que esta es una carta de adiós. No voy a aplicar la típica frase “no eres tú, soy yo”. Al contrario ¡sí eres tú! Y justo tú, industria de la moda rápida, eres todo lo que no quiero ser yo. Fabricas ropa en serie utilizando mano de obra en países que permiten la explotación laboral; viertes desechos tóxicos en los ríos; tienes como principio la obsolescencia casi inmediata provocando que la industria de la moda se enfoque en crear cada día nuevas necesidades de consumo… y la lista podría continuar. Ninguna de esas acciones van con la persona que yo quiero ser.

¿Sabías que eres la segunda industria más contaminante del mundo? Sí, aunque sea difícil de creer, sólo superada por la del petróleo.

Lo sé, no se puede ser radical e ir por la vida como si el planeta se hubiera transformado en campo nudista de la noche a la mañana, sin embargo, sí podemos cambiar nuestros hábitos de consumo, apostar por la calidad, aprender a reparar y dar vida a prendas de vestir que todavía son útiles. Por eso aquí va una breve guía de pasos a seguir para que tú también escribas tu carta de despedida a la moda rápida.

Revisa (con calma) tu armario

Sí, no lo niegues, lo cierto es que cuando hacemos nuestra famosa limpieza anual de closet es con el propósito de correr a comprar cosas nuevas, y por lo general impera el criterio de “casi no me lo pongo” al momento de enfrentar el dilema ¿se va o se queda? Al mismo tiempo que revisamos el armario, vale la pena revisar los criterios que usamos para descartar ropa. Pregúntate si las prendas son neutras, es decir, que fácilmente puedan combinarse de maneras novedosas; si necesitan una reparación o incluso una intervención que las pueda transformar en atuendos mucho más atractivos o acordes con la tendencia. Por otro lado, recuerda que las modas son cíclicas y casi siempre las tendencias regresan.

Cásate con el trueque

Si de plano hay cosas que ya no quieres tener refundidas en los cajones y están en buenas condiciones, es momento de intercambiarlas por algo más cool. Que ya no te gusten o no te queden a ti, no significa que esas prendas han perdido su valor. Tal vez haya otras personas que lleven años buscando algo tan único como lo que tienes en tu clóset. Hay muchas formas de intercambiar esa ropa. Primero revisa si necesita alguna reparación y si es así, pues manos a la obra. Después, cuando ya esté limpia, arreglada y planchada, saca tu smartphone y tómale unas lindas fotos. ¿Te quieres divertir más?: ¡modela con las prendas!, o pídele a alguien que lo haga. Después consulta los muchos grupos que existen en Facebook para intercambiar cosas, o si quieres recuperar algo de la inversión, ponle un precio razonable y accesible a las prendas que estén en mejores condiciones. Otra alternativa es venderlas a emprendimientos que se enfocan en la curaduría de prendas vintage o de segunda mano. Uno de mis favoritos es Manosanta porque eligen verdaderas joyas que pueden tener varios ciclos de vida antes de ser candidatas al reciclaje.

Saca tu lado creativo

A veces no es que odiemos esos viejos jeans, al contrario, pero si ya se desgastaron de la entrepierna y se rompieron, pues ya no nos funcionan tanto como antes. Allí está la vieja solución adolescente de transformarlos en unos prácticos minishorts, o si de plano ya no tienen remedio como prenda de vestir, ¿qué tal convertirlos en una bolsa o mochila muy casual? Si ya te aburrieron esas viejas playeras de colores lisos básicos, transfórmalas en algo divertido con incrustaciones, botones, listones y hasta pedrería. Un poco de pegamento o hilo, una tarde con amigas o sola con tu música preferida y ¡a crear! Otra opción es aprender a tejer. ¿Sabías que la tendencia del slow fashion ha tomado tanta fuerza en Europa que esas blusas o chalecos tejidos que tu abuelita te hacía con amor hace años hoy valen casi una minifortuna en las tiendas alternativas de ciudades como París? ¡A darle al gancho y la aguja!

Reutiliza y recicla

Si hay algo divertido es ir de fin de semana pulguero. Además de que hay un montón de tianguis en la ciudad –donde se consiguen verdaderos tesoros de segunda mano–, existen tiendas especializadas en la recuperación y restauración de prendas vintage en toda la ciudad, aunque mis favoritas están en la Roma y el Centro Histórico. Ya sé, no siempre reutilizar es una alternativa. El uso de materiales de mala calidad provoca que las prendas prácticamente sean para usar y tirar. Si la ropa que sacaste del clóset ya no tiene remedio, entonces averigua cuáles son los lugares en tu ciudad donde pueden recibirla y reciclarla.

Enamórate del slow fashion

Y si de plano tras la limpieza del principio de año te quedaste casi desnuda y tienes que adquirir prendas nuevas, ubica cuáles son las marcas de slow fashion más accesibles. Apuesta por prendas neutras que puedas combinar entre sí con el propósito de que no tengas que comprar tanto, y elige piezas hechas con materiales que garanticen su durabilidad y que sean amigables con el medio ambiente. Recuerda, por ejemplo, que los jeans son de las prendas que más agua usan y contaminan en su proceso de fabricación, por ello es mejor seleccionar pantalones vaqueros resistentes y de marcas que garanticen su durabilidad, para que no tengas que comprar un par cada dos meses. Todavía recuerdo aquellos jeans que tuve desde el bachillerato y que me acompañaron hasta que terminé la universidad. Cuando los compré mi sensación era que estaba gastando una fortuna, todo el cheque de mi beca estudiantil se fue con una sola prenda, pero duraron tanto que sentí que cada peso invertido valió la pena.

Como ves, no es tan complicado reducir, o de plano eliminar nuestro consumo de ropa nueva y con ello bajar nuestra huella de carbono porque… green is the new black!    

Los materiales más ecocidas

70 millones de barriles de petróleo son usados anualmente para fabricar prendas de poliéster que tardarán más de 200 años en degradarse.

70 millones de árboles son talados cada año con la finalidad de satisfacer la alta demanda de rayón, viscosa y tencel, telas hechas a partir de la celulosa.

El algodón es el cultivo que más consume plaguicidas que afectan la tierra y el agua: 24 % de todos los insecticidas y 11 % de todos los pesticidas del mundo.

Al menos 5 000 galones de agua son utilizados para fabricar unos jeans y una camiseta, incluso si las prendas son hechas con algodón orgánico.

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