Periodismo imprescindible Viernes 29 de Marzo 2024

Green startups para cambiar a México 

Tener una buena idea y que sea sustentable no es suficiente si se desea cambiar el mundo; en el universo emprendedor se debe lograr que sea rentable y que tenga ventaja competitiva: estos tres jóvenes trabajan con el fin de demostrar que es posible lograr un impacto positivo para el futuro del planeta
15 de Julio 2018
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POR SEBASTIÁN SERRANO

Laura Ortíz trabajaba en la banca, manejaba grandes cuentas de gobiernos y corporativos, ganaba mucho dinero, pero a medida que conocía más el sector se empezó a cuestionar si eso era lo que realmente quería hacer; se preguntaba que, si era la única forma de invertir, en dónde quedaba la ética y los valores. En un momento de mucho estrés se enfermó y tuvo que ser hospitalizada. A partir de esa situación decidió que tenía que replantear su estilo de vida. Prefirió escuchar a su cuerpo y hacer las cosas de otra manera. “Salí del banco y desde ese entonces no me he vuelto a enfermar”.

Empezó a investigar, a informarse, y con los ahorros que tenía, tomó diferentes cursos de inversión de impacto. Era lo que conocía y sabía hacer bien: manejo de inversiones, aunque ahora dirigidas a generar beneficios para el medio ambiente y la sociedad. Decidió que era el lugar en el que servía. Así, durante unos cursos en Canadá conoció la plataforma SVX, que trabajaba con grandes bancos, capital privado y fondos públicos con el fin de generar una bolsa de dinero de apoyo a proyectos de impacto. En 2014 se contactó con ellos y firmó un acuerdo de confidencialidad en donde SVX aportaba su conocimiento y Laura representaba a la plataforma para apoyar proyectos de impacto en México.

Sofía Paredes también encontró su objetivo de vida mientras estudiaba en Canadá, en donde conoció las tecnologías limpias y la sostenibilidad, y decidió que a eso se quería dedicar. Cuando regresó a México, en 2010, empezó a buscar trabajo en el sector, sin embargo, este era muy incipiente y no hallaba nada. Pero por coincidencias de la vida, se encontró con dos amigos de la universidad que acaban de formar la plataforma de apoyo al desarrollo de tecnologías limpias GreenMomentum.

Su primera tarea fue organizar el Greentech Challenge, un programa de desarrollo económico que impulsa a emprendedores con el objetivo de que financien y comercialicen desarrollos tecnológicos que solucionen problemas ambientales. Ella estuvo encargada del programa durante los 3 primeros años. “Cuando empezamos había pocas empresas que estuvieran trabajando en esto, en la primera convocatoria sólo participaron 64. Empezaba el tema de las energías limpias, lo hemos visto crecer, en estos 8 años hemos visto cómo van mejorando las propuestas y desarrollos”.

Gerardo Martínez forma parte de esta nueva generación de emprendedores. Desde 2015, junto con sus tres socios, está buscando cómo comercializar el invento de Blas Ramírez: un aditivo para que el combustible rinda más y contamine mucho menos. El proceso de desarrollo del invento lleva 15 años y la patente 6, pero ellos unieron sus esfuerzos con el objetivo de crear la marca Conejo 21. Tan pronto tuvieron las primeras muestras del producto las metieron en frascos similares a los de la cátsup y les pusieron una etiqueta blanca con el propósito de distribuirlo. Sin embargo, se dieron cuenta de que para vender un producto no bastaba con que fuera efectivo.

La principal dificultad era el apoyo económico. Así, con la finalidad de seguir llevando a cabo los trabajos enfocados en desarrollar el producto y buscar los recursos financieros para seguir, Gerardo entró de lleno en el emprendimiento ambiental. En 2017 fue seleccionado en el programa de apoyo de Makesense. “Al final necesitas mucho empuje y recursos fundamentales más allá de los económicos, como el tiempo, materiales, hacer pruebas. Me dieron las herramientas para hacer una startup y también para trabajar toda la parte de la imagen: logotipo, página web, diseño, etcétera”.

UN SECTOR EN EVOLUCIÓN

Sofía considera que en sus inicios el emprendimiento ambiental tenía todo en contra y no había un mercado. Porque no sólo se trata de tener una buena idea y que sea sustentable, también se debe lograr que sea rentable y que tenga ventaja competitiva. “Por otra parte, en un inicio no había una legislación que favoreciera el uso de tecnologías limpias. La situación legal ha mejorado un poco, ahora ya está la Ley de Cambio Climático y La Reforma Energética, que aunque ha sido bastante controvertida, también tiene una parte que promueve las energías renovables, y abre muchas posibilidades de crédito para empresas o proyectos bajos en carbono”.

Sofía reconoce que hoy en día hay un mayor interés y conciencia por parte de la sociedad, si bien la mayoría de las personas no tienen capacidad económica con qué pagar más por estos productos aun sabiendo que son mejores; esto ha llevado a que muchos proyectos se queden en el camino –prácticamente sobrevive el 50 %–, lo cual para ella es un logro, teniendo en cuenta las condiciones del país y las estadísticas del sector. Además, reconoce que cada vez hay más apoyos públicos y facilidades de créditos destinados a este tipo de proyectos.

Cuando Laura empezó a trabajar en México, no había inversión de impacto, ni demanda; no existían emprendedores, proyectos, ni productos; tampoco había inversionistas dispuestos. Ahora la inversión de impacto existe, está dando rendimientos y demostrando que sí es posible. Además considera que ha habido una evolución muy positiva en la formación, pues existen varios programas de incubación y aceleración que dan capacidades, se ha especializado la oferta de servicios y ofrecen otro nivel de apoyo para los emprendedores.

Desde SVX se han enfocado más en formar y dar consultoría sobre todo para los inversionistas. “Que tengan el dinero no los hace inversionistas, deben comprender el proyecto y sus tiempos, se debe analizar cuál es el esquema adecuado y los costos. El emprendedor tiene más sentido de urgencia, mientras que el inversionista no. Tienen actitudes y condiciones diferentes”. Laura me comenta que buscan particularmente intervenir con el objetivo de acordar los procesos y condiciones que favorezcan a ambas partes. Apoyan los proyectos una vez que tienen mercado y están preparados para recibir inversión.

De acuerdo con Gerardo su proceso de emprendimiento ha sido similar a probar un experimento utilizando el método científico; iniciaron con muchas intuiciones e hipótesis que han ido comprobando. “No puedes controlar muchas cosas. Muchos de los resultados provienen de pruebas de laboratorio, en condiciones controladas, pero en el mundo real muchas veces las condiciones no te favorecen. Hay que medir muchos resultados, realizar análisis estadísticos que puedas validar, necesitas más información, sin embargo, para generarla requieres dinero”. Así que muchos problemas tienen que resolverlos por intuición y experiencia, o construir alianzas con empresas que vean beneficios en probar el producto y subirse al proyecto, que se genere información que también les sirva a ellas.

TRANSFORMAR LA REALIDAD

Sofía considera que aunque se han logrado varios avances, el emprendimiento ambiental aún se encuentra en un terreno difícil, en donde hay que luchar con muchas desventajas, desde lo económico, lo legal, hasta la falta de incentivos. No obstante, ella ve que cada vez hay más emprendedores jóvenes con ideas novedosas y mucho entusiasmo. “Es fundamental concientizar a la gente para que tengan más conocimiento y que haya un mayor alcance. No ha sido tan ágil como esperábamos, pero estamos convencidos de que es el único futuro posible”.

Gerardo afirma que el sector del emprendimiento ambiental nutre de sentido a la palabra ecosistema, porque es un conjunto de elementos que se acoplan a las necesidades y colaboran con la finalidad de generar un bien común, se autoorganizan, lo hacen funcionar y lo vuelven sostenible. “Va creciendo más, nos vamos conociendo y apoyando, ampliando la red de colaboración, se generan alianzas, recomendaciones”. Además considera que los emprendedores ambientales se han convertido en los principales luchadores sociales. “El sistema económico actual no es sostenible, porque estamos extrayendo y desperdiciando mucho más recursos de los que el planeta genera. Queremos cambiar el sistema, nuestro objetivo no es sólo generar recursos económicos, sino que se beneficie al medio ambiente y a la sociedad”.

Estos son únicamente algunos ejemplos de cómo se está gestando el emprendimiento ambiental en México; existen varias soluciones y todas aportan su impacto. Sin embargo, nosotros como ciudadanos también podemos iniciar esta transformación, al modificar hábitos que parecen triviales, aunque al sumar tales cambios generan efectos potenciales: dejar de utilizar popotes y bolsas de plástico, utilizar menos el coche y más la bici, captar agua de lluvia, hasta la forma cómo utilizamos la energía y logramos mayor eficiencia. Podemos apoyar estos desarrollos ambientales o innovar y crear algo que ofrezca un respiro para nuestro planeta. Como dice Gerardo, las condiciones actuales no requieren profesionistas que salgan a producir, sino ciudadanos dispuestos a transformar nuestro modo de consumo, que sea más consciente, generemos menos desperdicio y hagamos un mejor uso de los recursos disponibles.

 

¿De qué va el emprendimiento ambiental?

Emprender es un verbo ligado directamente a la evolución, ya sea desde el ámbito tecnológico, filosófico o incluso del medio ambiente. El emprendimiento verde o ambiental es una respuesta a los cambios sociales producidos, pero muestra la vocación profesional de muchos emprendedores que llevan a cabo una idea integrando siempre en su plan de negocio la sostenibilidad ambiental.

El emprendimiento verde puede adaptarse al formato de todo tipo de negocios. Los emprendedores ofrecen soluciones a los clientes, con el añadido de potenciar el patrimonio natural como un legado a mantener. Además, son vistos como líderes generadores de buenas oportunidades y empleos. Incluso se les ha llamado emprendedores del futuro, gracias al compromiso social y ético que tienen entre la sociedad y el ambiente.

 

Si eres emprendedor ambiental, ¿a dónde puedes recurrir?

MAKESENSE

Plataforma que ofrece un acompañamiento dinámico y personalizado para emprendedores sociales y ambientales con proyectos de empresa en etapa temprana. Su programa propone la combinación ideal de financiamiento, mentorías, consultorías, talleres, eventos públicos, capacitaciones y encuentros con 
actores claves del ecosistema.

http://mexico.makesense.org/

GREEN TECH

Programa de apoyo para la generación, financiamiento y comercialización de soluciones tecnológicas a problemas ambientales. Este año lanzaron su novena edición del concurso de empresas verdes. Las áreas en las que trabajan son Generación y almacenamiento de energía, Eficiencia energética, Manejo de residuos, Agua, Movilidad sustentable y Química verde.

http://cleantechchallenge.org/

SVX

SVX MX (Social Venture Exchange México) es una empresa de consultoría especializada en inversión de impacto; trabaja con inversionistas y emprendedores en estrategias de inversión y negocios que optimicen la generación de impacto social y ambiental intencional y medible. Ofrecen programas de capacitación profesional y servicios de consultoría especializados.

http://svx.mx/emprendedores/

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