Periodismo imprescindible Jueves 25 de Abril 2024

La casa de la mariguana

A cambio de una cuota mensual, puedes obtener beneficios como asistencia legal, consultas médicas y psicológicas y, por supuesto, un espacio para fumar mariguana de forma legal y tranquila, esto y más te ofrece un club cannábico en la Ciudad de México
04 de Diciembre 2017
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POR JAVIER PÉREZ

En el folleto, hay un número de contacto. Cuando lo marcas, piden que escribas por WhatsApp y ellos te envían un video de casi tres minutos con los detalles para poder pertenecer al Club Cannábico Xochipilli. Hay que entregar copias de acta de nacimiento, INE, comprobante de domicilio y CURP en un domicilio ubicado en la colonia La Joyita, muy cerca del metro Bondojito, y dar una cuota mensual de 100 pesos. A cambio, recibes una credencial con fotografía y obtienes beneficios como asistencia legal, consultas médicas y psicológicas y un espacio para fumar mariguana de forma legal y tranquila sin necesidad de exponerte a hacerlo en la vía pública.

“De alguna manera brindamos ese servicio a la sociedad: no vas a estar viendo mariguanos en la calle. Así que nos conviene a todos, menos a los policías porque repercute directamente en sus bolsillos”, me explica Jasiel Guerra, fundador y presidente de este club, a quien conozco una tarde de noviembre thewritingessay.com https://kiteessay.com/custom-writing-service essay writer service cuando me recibe en su casa en Ecatepec.

Los documentos se archivan y se llevan ante el notario público en el que ellos tienen su registro a fin de que los certifique como miembros del club. Jasiel es enfático al decirme que ellos no van por el mundo diciéndole a la gente que consuma. “Lo que hacemos son proyectos de disminución de daños y riesgos para la gente que ya consume. Queremos relajar a la gente que ya consume, no queremos de ninguna manera generar más consumidores”.

El club no acepta a menores de edad como miembros, aunque les hablan mucho, tampoco entra gente que quiere comenzar a consumir mariguana. “No somos opción para ellos”.

CONSUMO LEGAL

El consumo de mariguana enfrenta estigmas sociales. De hecho, mucha gente todavía llama “mariguano” a quien está visiblemente bajo los influjos de alguna otra sustancia. Sin embargo, dice Jasiel, el consumo de cannabis es legal. De entrada, el artículo 479 de la Ley General de Salud establece la dosis máxima que cualquier persona podría portar “para su estricto e inmediato consumo personal”. En el caso de la mariguana, porque no es la única sustancia enlistada, son 5 gramos.

“Eso nos dice que es perfectamente legal consumir mariguana; si te permiten poseer cinco gramos para consumo inmediato, entonces ese derecho se puede sumar al de libre asociación. Nosotros empezamos como un club cannábico público de consumidores. Es perfectamente legal. Trabajamos bajo ese régimen jurídico: se puede consumir mariguana en el ámbito privado. Se establece cuánto puedes llevar en la calle, pero no dicen cuánto puedes tener en tu casa”.

El Código Penal Federal establece que lo que se multiplique de la tabla de la Ley General de Salud por 1 000 será considerado narcotráfico. Es decir, más de cinco kilos en el caso de la mariguana. “Si tienes cuatro kilos, por tanto, no eres narcotraficante. Es para mi consumo, entonces, es legal. Se puede hacer esa interpretación. Tampoco estoy sugiriendo que la gente tenga cuatro kilos en su casa, pero estamos bajo esas interpretaciones jurídicas y somos un club cannábico de consumidores que busca obtener un amparo colectivo para sembrar mariguana, para poder tener un suministro tranquilo, seguro, de calidad en lugares tranquilos donde no corra riesgo el usuario. Es el eje jurídico de lo que somos y lo que buscamos”.

DE CLUB A CASA

El Club Cannábico Xochipilli, que a partir de enero o febrero del próximo año dejará la pequeña oficina que ahora ocupa en la colonia La Joyita con el propósito de, por fin, establecerse en un espacio más amplio que ya pueda funcionar como La Casa de la Mariguana, promueve los fines terapéuticos y medicinales del cannabis.

De hecho, cuenta con un médico que da consultas a la gente –para un miembro o para algún familiar–. “Tienes tu credencial pero tu mamá tiene diabetes, pues traes a tu mamá. Lo que hace el médico es sacar un historial clínico, revisar la enfermedad, los estudios y sugerir un tratamiento cannábico a base de CBD, o THC, o un mixto a base de otros cannabinoides. Nosotros no podemos dar el aceite ni nada. Lo que podemos hacer es recomendar o no, porque podría ser que el padecimiento no lo permita, un tratamiento a base de cannabis. Y entonces la gente ya decide si cultiva, se compra un aceite o lo que sea”.

El club es un circuito privado, únicamente para asociados certificados ante notario público. “Ellos pueden ir ahí y desarrollar su personalidad libremente. Esa es la idea: generar la primera casa de la mariguana, que sea como una casa de cultura cannábica con información, talleres y convivencia”.

De hecho, cada consumidor tiene que llevar sus 5 gramos de ley. Y tampoco pueden intercambiar porque el suministro de la sustancia, aunque sea gratuito, es ilegal.

Entre los talleres que ha desarrollado este grupo de ciudadanos, porque Jasiel recalca que eso son –ciudadanos que reclaman sus derechos, no activistas–, se encuentra uno de hidroponia. “Eso no es ilegal, en ningún lugar lo dice. Nosotros sí enseñamos a la gente a cultivar porque justamente es la opción en la que creemos. De todas maneras vas a caer en la ilegalidad, compres o cultives. Entonces nosotros sugerimos que si tienes que elegir, sea cultivar. Damos algunos consejos”, aunque tampoco pueden dar las semillas. También enseñan a que la gente identifique una yerba de calidad o cuando tiene hongos y podría ocasionar problemas a quien la consume.

Pero todo esto tiene una intención: el Xochipilli quiere generar su propia investigación. Si consiguen el amparo colectivo que permita el autocultivo, sembrarían mariguana para todos los usuarios, quienes pagarían su aportación a la asociación a cambio de ese consumo. La idea es que eso permita el desarrollo de clínicas de investigación médica y terapéutica con a finalidad de ayudar a la gente que lo necesite, generando investigaciones propias.

“A mí, carnal –me dice Jasiel mientras el humo de la yerba flota en el aire–, me han llegado señoras bien pobrecitas, con sus hijos en brazos, con enfermedades epilépticas superfuertes y avanzadas, pidiéndome ayuda. Y yo sin poder regalarles el aceite, sin poder hacer mucho por ellas en este momento. En el momento en que en el proyecto empiece a funcionar de esta manera, nosotros vamos a poder suministrarle legal y gratuitamente el aceite a personas de escasos recursos. Eso es fundamental para nosotros, es la parte espiritual que motiva la parte recreativa”.

El Club Cannábico Xochipilli también quiere incentivar el conocimiento del uso industrial de cannabis. “Nosotros ya tenemos un espacio, unas hectáreas, y queremos sembrar para justamente hacer ropa, zapatos, producir con los campesinos. También es un área importante de la mariguana, el cáñamo. Que se supone que ya con la regulación que va a salir, conseguir permisos para sembrar cáñamo ya no debe ser tan difícil”.

VISIÓN EMPRENDEDORA

La asesoría psicológica del club la da su vicepresidenta, Karina Malpica, quien tiene una página llamada mind-surf. Ella da conferencias en América Latina sobre el uso y las propiedades de sustancias psicoactivas. Es un referente internacional, dice Jasiel. “Ella lo que hace es dar terapias entre padres e hijos para la convivencia y la comprensión de la situación. También hace terapias a base de cannabis cruda y depresión, cosas así. Todo se hace dependiendo lo que necesite la gente”.

El Club Cannábico Xochipilli se ha convertido en una especie de maker space de donde han surgido exitosos casos de emprendimiento. Todo gracias a las convivencias. “Como aquí hay muchos profesionales, gente de todo tipo, se juntó uno con otro y surgió una idea que generó una empresa de galletas veganas hechas a base de harina de cáñamo, Nutriseeds, unas barras. Nosotros como profesionales también vamos guiando a los emprendedores en su camino para generar. Se dio solito y nos dimos cuenta de que también somos esto. Entonces hemos empezado a profesionalizarnos en eso. Ya tenemos un esquema más elaborado para poder ayudar a las personas y ayudar a la misma asociación”.

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