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La mujer mexicana que llegó a la NASA

Margaret Domínguez nació en Puebla y vivió en Tecamachalco hasta los 18 años, su trayectoria en el camino de la ciencia es un ejemplo de posibilidad para las nuevas generaciones que están trabajando por configurar el futuro
04 de Marzo 2018
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POR ALEJANDRA DEL CASTILLO

Margaret Domínguez es una mujer de ciencia, de posibilidad y de futuro. Era sólo una adolescente cuando sintió una verdadera fascinación por sus primeras clases de Física, Química y Álgebra; al expresar a sus padres un interés tan poco convencional no hubo juicios. No fue bueno, malo o extraño, sólo una opción que la hacía sentir cómoda y con una posibilidad de futuro. En ese momento no tenía conciencia de la dirección de su camino profesional, pero sabía que podía hacerlo, se sentía cómoda y capaz.

Vivir con la idea de posibilidad es lo que permite que los caminos de la ciencia se configuren de una forma casi insospechada, como cuando las cosas suceden por casualidad.

A las hermanas de Margaret les gusta contar la historia de un día de tardeada mientras estaban en secundaria. La música sonaba, los jóvenes bailaban y Margaret tomaba el lapicero de su mamá para dibujar sobre una servilleta los patrones de distribución de luz que se generaban con la disco ball del lugar. En ese momento, pensó que podía generar un modelo que describiera el comportamiento de los diferentes colores de la luz; y aunque ahora reconoce que probablemente no tenía ni la menor idea de lo que estaba haciendo, sentía la confianza para entender y aventurarse a esbozar un modelo.

Llegado el momento de la universidad, eligió la licenciatura en Física en la Universidad de las Américas Puebla. Según ella, el tema de las ciencias seguía siendo su opción, sin embargo, cuando participaba en el grupo de danza folklórica y ella externaba que estudiaba Física, la pregunta inmediata era ¿qué vas a hacer con eso? Vas a ser maestra…, y en sus expresiones había un halo de pena. Y no es que ella menosprecie el camino de la enseñanza; al contrario, piensa que ser docente en temas como Física o Matemáticas es una labor titánica digna de paciencia y creatividad. Más bien considera que la forma en la que hemos sido educados en dichas asignaturas muy pocas veces es una experiencia grata, extraordinaria y divertida.

Con un espíritu en movimiento, Margaret descubrió que no importaba si pensaba y sentía que estudiaba mucho, en cada paso de su formación venía otro reto que le hacía saber que su mente y su cuerpo siempre daban para más.

Primero sucedió un intercambio de un año académico en Montreal, Canadá, en la Universidad McGill, y así cursó el 5º y 6º semestre de Física entre 2006 y 2007. En febrero del 2008, organizó el 2º Congreso Nacional de Física en la UDLAP, y la invitaron a aplicar para el Summer Internship Program de la National Aeronautics and Space Administration (NASA). Nunca nadie le dijo que la NASA era inalcanzable, aunque tampoco se le había ocurrido tener esa opción. Aplicó y fue seleccionada en la estancia profesional por 10 semanas durante el verano del mismo año.

Trabajaba de 10 a 12 horas al día y se sentía feliz, en medio de la experiencia. Al percibir su entusiasmo, sus colegas la animaron a que aplicara en una posición dentro del NASA Cooperative Education Program en el Departamento de Óptica, eso le permitiría continuar con sus estudios de posgrado, maestría y doctorado. Insegura y atenta a la competencia por la posición, accedió a tomar el reto y sólo hubo buenas noticias.

Sus estudios de posgrado los realizó en la Universidad de Arizona, y cada verano volvió para trabajar en Maryland al Centro NASA.

Actualmente trabaja como Ingeniera Óptica de la NASA y hace también investigación y divulgación de la ciencia.

Margaret labora en el programa Marte 2020 que enviará un grupo de astronautas al planeta rojo a fin de generar un ecosistema que sea viable para que los navegantes espaciales puedan existir en un ambiente que no tiene las condiciones de la Tierra. Es una mujer de futuro porque su trabajo es participar de inventar y diseñar tecnología que no existe aún.

De acuerdo con esta investigadora, avanzar en la ciencia significa partir de una idea o una pregunta que es movida por un deseo de conocer o resolver algo, luego diseñar e inventar, materializar, probarlo y perfeccionarlo hasta que resuelva o al menos trate de acercarse lo más posible a la respuesta de la pregunta inicial.

En el trabajo de los dispositivos para los telescopios, participa en un proceso fino y complejo que culmina en la armonía entre los sistemas óptico, mecánico y eléctrico, esto va desde el diseño de lentes y espejos, el proyecto de diseño y creación de monturas hasta el sistema eléctrico que hace que funcione. Ella evalúa las partes, las revisa, ensambla y prueba que el diseño funcione como fue planeado.

Margaret habla de telescopios como si fueran personas. Al hablar de James Web o de WFIRTS, describe sus componentes y sus partes, conoce las expectativas que hay sobre ellos y las relaciones colaborativas que tendrán en el espacio; se emociona al considerar que cuando exploren y estudien el universo, podrán mostrarnos lo nunca antes visto del espacio.

En 2019 será lanzado James Web, el telescopio más grande que haya sido puesto en órbita en el espacio y del que ella ha participado en sus pruebas; también, trabaja en diseñar un instrumento llamado grism –grating prism o prisma con rejilla– que irá a bordo del telescopio WFIRST (Wide Field Infred Survey Telescop), que será lanzado en el 2025.

Como una mujer que cree en las posibilidades, su labor no se concentra solamente en el estudio, la divulgación científica o el trabajo dentro de la NASA: Margaret también está vinculada a diferentes actividades con museos. Actualmente participa en el programa Latina SciGirls en el Centro de Ciencias de Fairfax en Virginia, donde da conferencias y organiza actividades de experiencias con la ciencia con estudiantes de primaria y sus familias; su interés es compartir que en el área científica existe un futuro académico y profesional lleno de oportunidades.

Margaret, como mexicana, latina e hispanoparlante, piensa que hay muy pocas personas, hombres y mujeres, en el campo científico, y su responsabilidad y pasión es mostrar un camino como lo hicieron con ella, que siempre la hicieron sentir cómoda con sus capacidades y habilidades y con la posibilidad de un gran futuro en la aventura de las ciencias. Su mensaje específico es para las niñas, ella piensa que su compromiso y responsabilidad es seguir trabajando entusiasmada y compartirlo con los demás.

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