Periodismo imprescindible Miércoles 24 de Abril 2024

¿Limpias o renovables?

Aunque parecen sinónimos, lo cierto es que no lo son. Las energías limpias no necesariamente son renovables y por ello, para que no te confundas, te ponemos aquí el ABC de este, el nuevo paradigma energético de México y del mundo
21 de Abril 2018
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POR ROGER VELA

Desde hace aproximadamente 14 años, el término “energías limpias” comenzó a ocupar espacio en los medios de comunicación, cada vez con más frecuencia. Mientras más avanzaba el tiempo, más titulares utilizaban ese binomio de palabras que no entendíamos muy bien; a veces era sustituido con 18 letras: “energías renovables”.

El día de hoy, no sólo es empleado por los medios locales e internacionales, también forma parte de la agenda de instituciones de gobierno, de las propuestas de candidatos a ocupar puestos de elección popular, y del speech de empresas que buscan concretar proyectos en una región determinada. Sin embargo, ¿qué son las energías limpias?, ¿cuál es su diferencia con las energías renovables?, ¿por qué habría de interesarnos el tema?

Empecemos respondiendo la última pregunta. El asunto es de suma importancia debido a que nuestro futuro como humanidad estará subordinado a la forma en que lo abordemos. Sí, la creación de energía es uno de los grandes retos mundiales del siglo XXI. De esta depende buena parte de nuestro desarrollo, pero también puede ser nuestra condena. Si seguimos basando la producción de energía en el petróleo, no sólo condenaremos a las siguientes generaciones a la escasez, también cavaremos el agujero definitivo donde será sepultada nuestra civilización.

¿Qué alternativas tenemos ante este panorama apocalíptico? ¿Podemos apostar por las energías renovables o las energías limpias, que aunque se emplean erróneamente como un sinónimo, no lo son?

Energías renovables

Las energías renovables son aquellas que surgen de fuentes inagotables. Por ejemplo, con el viento se produce energía eólica, con el agua de los ríos se genera energía hidráulica o hidroeléctrica, con los rayos del sol captados en páneles se forma la energía solar, con el calor del interior de la tierra se crea energía geotérmica.

Otras son la energía undimotriz generada por las olas, y la mareomotriz originada por el vaivén de las mareas. Por su parte, el bioetanol y el biodiésel son combustibles que se obtienen a partir de productos y aceites vegetales.

¿Cuáles son sus ventajas? Además de ser inagotables, no ocasionan gases de efecto invernadero, que son los que están provocando enfisema pulmonar en el aparato respiratorio de nuestro planeta. Con ello, ayudan a combatir el cambio climático y a reducir nuestra huella de carbono.

También se han mostrado como una alternativa real a nuestra dependencia a los combustibles fósiles ya que han abaratado –sobre todo el caso de la solar y la eólica– los costos de generación de energía. Otra característica positiva es que, a diferencia de los yacimientos petroleros que cada vez son menos y pocas naciones los poseen a gran escala, el viento, el sol y el agua podemos encontrarlos en cualquier parte.

Energías limpias

Son aquellas que se obtienen bajo procesos que pretenden dañar lo menos posible al medio ambiente. El mayor ejemplo es el gas natural. ¿Y qué tan limpias son?

Volvamos al caso del gas natural. Pese a que su utilización se ha defendido en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo debido a que genera menos gases de efecto invernadero y supuestamente es un motor de crecimiento, es un hecho que al ser un combustible fósil, constituye una fuente agotable de energía, y con la finalidad de  obtenerlo se liberan gases como el metano, uno de los más dañinos para nuestro planeta.

Asimismo, la extracción se realiza en ocasiones mediante el fracking, una técnica controversial que ha sido criticada por los efectos que produce su implementación, entre ellos la contaminación de los mantos acuíferos, los severos daños al subsuelo y las consecuencias sociales que desata la construcción de pozos que serán utilizados por cortas temporadas y después abandonados.

En resumen, el gas natural es la opción “menos peor” para extraer combustibles fósiles, pero no es la ideal. Y aunque se ha manejado como una energía limpia, es lo mismo que lavarse la cara sin meterse a bañar.

De acuerdo con Walter Ángel, ingeniero por la UNAM y especialista en temas energéticos, el término “energías limpias” es sólo un eufemismo que se creó desde Naciones Unidas con el objetivo de incluir al gas natural en un concepto más amigable, sosegar los reclamos de los ambientalistas y decir que estamos reduciendo las emisiones de CO2, acorde con los acuerdos internacionales que se han firmado.

Asegura que es un término promovido por gobiernos como el de Estados Unidos para alcanzar las metas y cumplir los compromisos que no quiso acatar en el Protocolo de Kioto. “Al no poder alcanzar la meta de emisiones con energías renovables, crean el concepto de energías limpias, pero siguen quemando combustibles fósiles y eso no reduce significativamente la huella de carbono, como sí lo hace la energía hídrica o solar”.

Panorama mundial

Enerdata, una empresa de consultoría e inteligencia energética, publicó el año pasado su top 5 respecto a los países que más electricidad limpia producen en su territorio: Noruega, con el 97.9 %, y Suecia, con el 57.2, se ubican en el sitio uno y dos, debido a que su localización geográfica les permite aprovechar de manera óptima la energía hidroeléctrica. Les siguen Portugal con 55.2 %, Rumania con 46.2 y España con 40.1.

En Latinoamérica, los cuatro países más aplicados del salón son Colombia con 82%, Brasil con 81.2, Venezuela con 54 y Chile con 39.1.

Uno de los proyectos más ambiciosos lo tiene la India. Se han propuesto sustituir 770 millones de luces en las calles y en los hogares por focos led, eso reducirá la demanda de energética del país y también las emisiones de carbono. Además, las autoridades de ese país esperan que durante el siguiente año los 300 millones de habitantes que no tienen luz cuenten con el servicio, y en 2022 dejar de crear energía a partir de carbón.

Pero, sin duda, en materia de energía solar, China es el país número uno debido a que es la nación más poblada del mundo. Tan sólo en 2016 el gigante asiático duplicó su capacidad de generación de este tipo de energía. Aunque eso representa apenas el 1 % de la energía producida en el país, esperan que para 2030 el porcentaje de energía renovable aumente a 20.

Otro caso interesante es el de Alemania. Ha invertido 200 000 millones de dólares en energías renovables en las últimas décadas. Eso detonó un hecho curioso durante las pasadas fiestas de fin de año. Resulta que el país produjo más energía que la que podían utilizar sus ciudadanos, por lo que las autoridades tuvieron que pagar a aquellos que hicieran uso de la electricidad en horarios determinados a fin de equilibrar la situación energética. El monto pagado se vio reflejado en descuentos de sus posteriores recibos de luz.

Estos países buscan, entre otras cosas, cumplir con el Acuerdo de París, adoptado en 2015 por más de 190 Estados que buscan “reforzar la respuesta mundial a la amenaza del cambio climático”. En ese sentido, los dos países más contaminantes del mundo son Estados Unidos y China con un 28.2 y 15.9 % de las emisiones de carbono a nivel mundial, respectivamente. Ahora, con el anunció del presidente Donald Trump de retirar a su país del Acuerdo, China buscará liderar la lucha contra el cambio climático.

México y su rezago

En 2013, dos años antes de adoptar ese acuerdo internacional, el gobierno mexicano aprobó una reforma energética con el objetivo de mejorar la economía nacional mediante el buen aprovechamiento de los hidrocarburos del país. Además, se ha aprobado una serie de leyes para que México cumpla los acuerdos internacionales firmados sobre cambio climático.

Nuestro país camina en vías de reducir las emisiones de CO2 de la mano de normas como la Ley General de Cambio Climático, la Ley de Transición Energética, la Ley de Energía Geotérmica y la Ley de Promoción y Desarrollo de los Bioenergéticos. La meta: generar en el año 2024 el 35 % de la electricidad del país mediante fuentes energéticas limpias y renovables.

Pero México va atrasado en la materia. A pesar de que en el documento Prospectiva del sector eléctrico 2017-2031 se aseguraba que para lograr ese objetivo debíamos llegar a 2018 generando el 25 % de la electricidad con energías renovables y limpias, al cierre del primer semestre de 2017 se produjo sólo el 15.5% con energías renovables. Otro porcentaje de 5.3 fue producto de energías limpias, en las que el gobierno englobó a la energía nuclear, la cogeneración eficiente, el licor negro y los frenos regenerativos. Mientras que los combustibles fósiles generaron el 79.18 % de la energía nacional.

El mundo se enfila a terminar la dependencia que ha tenido con los combustibles fósiles. En mayor o menor medida, los países han adoptado mecanismos que combatan el cambio climático. Pero no sabemos si México y las demás naciones cumplirán los compromisos que firmaron con el medio ambiente.

Lo que sí sabemos es que si los gobiernos, empresas y ciudadanos no se comprometen con su entorno, nuestra civilización sufrirá las consecuencias. Esperemos que la acción no haya comenzado demasiado tarde para nuestro planeta.

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