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Los Reyes Magos van a Eje Central

La venta de celulares y otro tipo de artefactos tecnológicos con dudosa procedencia en Eje Central es un secreto a voces que, por más operativos que hagan las autoridades, continúa a la vista de todos
04 de Enero 2018
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Comenzamos a caminar en Eje Central, desde Salto del Agua, casi bajo cronómetro como si de un laberinto se tratara y el límite del recorrido es la entrada de la noche.

Son vísperas de Navidad y Eje Central hacia el norte es el mismo frenético lugar de siempre. Las bocinas de las tiendas ponen reggaeton a todo volumen con la falsa creencia de que con eso atraerán consumidores.

Vamos sin celular ni cartera, no por prejuiciosos ni porque estemos en caza de alguno de estos artículos, sino porque en esta ciudad ambos hemos sido víctimas del robo de nuestras pertenencias, a veces en silencio, a veces con violencia.

Y digo “vamos” porque mi ingenuidad y acento provinciano son igual de evidentes y a la hora de pedir información, le triplican el precio. Soy un imán de malas ofertas, por eso pido que me acompañen.

Es en la Plaza Meave, la primera de nuestras paradas, en donde las bocinas faltan y a cambio contrataron a un grupo imitación de Zona Rica para cantar y bailar música en vivo situados en un pasillo, como si no estuviera lo suficientemente lleno para deambular.

Lo primero por lo que pregunto son los celulares de “uso”. En esta plaza cuya historia ha visto pasar todas las facetas de la fayuca, algunos dispositivos ya son vejestorios si ponemos el iPhone X o un Xiaomi como referencia de alta tecnología en 2017. Los precios no bajan de dos mil pesos y ya te los dan “liberados”, con una supuesta garantía de un mes.

En los puestos más escondidos de la plaza pregunto por el iPhone X y en uno de ellos me dicen que debo anotarme en una lista de más de 15 personas porque ya se les había “agotado”, pero que tienen modelos anteriores de esa marca.

Los dispositivos en ese lugar están bien cuidados, de acuerdo con el encargado, ya que eran celulares de “sus clientes”: gente que cambia de celular y en lugar de desecharlos, se los dan a ellos por una cantidad de dinero y uno más nuevo.

Incluso, el vendedor nos confía que entre sus clientes están varios diputados, según él.

Cuando decido retirarme de su puesto, como desairada porque no tenían el iPhone X (como si realmente lo fuera a comprar) nos detiene y sugiere que andemos con cuidado por la plaza, porque hay muchos vendedores “estafando”.

“Ahorita supe de uno que le pidió a una señora tres mil pesos por un iPhone y eso ni cuestan. La señora le pagó sin ver el aparato y obviamente no le dio nada”, relata con sus mejores intenciones de que nos quedemos con él como proveedor de celulares y no con cualquier otro dentro de Meave, como si variaran mucho.

Algunos puestos parecen tiendas dignas del callejón Diagon del mundo de Harry Potter, pues hay celulares y relojes, o partes de ellos, que datan desde el 2000; amontonados, grises, sucios y apilados de manera que esconden a los “reparadores”, unos sujetos silenciosos con lentes de gran aumento y herramientas para desarmar los celulares.

Luego cambié de interés: quizá los Reyes no solo vengan por celulares para sus hijos, sino también por tabletas y videojuegos.

De hecho, de acuerdo con la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio, Servicios y Turismo, los productos que más se venderán después de la línea de juguetes son los electrónicos.

Y en efecto las tabletas son el objeto de deseo por aquí, ya que en el primer establecimiento que visitamos, tienen varios modelos agotados.

-Y si vengo la próxima semana, por ahí del 29, ¿encuentro?

-No le puedo garantizar nada. Pero ese precio cambiaría -me responde el vendedor como advertencia de que no me vaya con las manos vacías.

No más juguetes

Esta fue la constante que encontré entre los demás puestos que vendían tanto tabletas, como consolas de videojuegos, incluidos el Nintendo Switch, el Play Station 4 y el X Box One, todos con precios de por lo menos 3 mil pesos menos en comparación con los de tiendas departamentales y en línea. La mayoría de ellos nuevos y con garantía, supuestamente. Claro que los precios aumentarían conforme la fecha de Reyes Magos se acercara.

Al salir de la plaza, aún con el grupo musical a tono, la noche amenazaba. Era como si la hora que definimos para visitar aquél lugar hubiera sido con el propósito de adelantarnos a que cayera la oscuridad por completo y no nos atrapara en esa vialidad citadina.

El colmo fue encontrar una “tienda” en la cajuela de un automóvil de 1980: el hombre que parecía el encargado estaba comiendo, vestía una chamarra grande, incluso para su tamaño, era pelón y observaba el minúsculo espacio de su negocio con actitud de Vito Corleone: en silencio, reflexionando, pero alerta.

Habrá sido el puesto del que nada esperaras, pero tenían el iPhone X en 13 mil pesos. Ahí, a la vista de los transeúntes, al tacto de todos: ¿el único pero? No servía en México. Era traído desde EU y no había manera de desbloquearlo. Pero eso sí, lo tenían “en bodega” de todos los colores disponibles.

Sin muchas ansias de que se convirtieran en mis proveedores de confianza, continué por la Avenida. Entramos a lo que alguna vez fue una Plaza de Tecnología y ahora tomada por dueños de estantes con celulares usados. Y te tocan el hombro y te gritan para que te acerques, como si asediar alguna vez les funcionara.

La FrikiPlaza por fuera es tan solo una copia de la copia de las plazas que operan ahí con la venta de celulares evidentemente desgastados, rebajados y sin seguridad de que funcionen por más de seis meses o siquiera el primer día, como algunos iPhone que requieren de un número de identificación personalizado.

Todavía hace aproximadamente cuatro años, Eje Central aparentaba como que reactivaría la economía con productos tecnológicos confiables y como un lugar en el que no te bolsearían tu smartphone, cartera o reloj, para encontrarlo dos horas después en un puesto de en frente.

Operativo en 2001 de la entonces Policia Federal Preventiva (PFP) en la plaza Meave para decomisar Fayuca. Foto: Cuartoscuro.

Operativo Meave

Apenas dos días después de que pasaran las compras navideñas e hiciera el recorrido, la Procuraduría General de Justicia (PGJ) capitalina llevó a cabo un operativo de vigilancia y vialidad en las inmediaciones de la Plaza Meave.

Al finalizar, se reportó que cinco elementos de la SSP fueron citados a declarar tras el presunto robo de aparatos electrónicos de la propia Plaza.

 

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