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Más allá de la muerte

28 de Octubre 2018
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POR VALERIA GALVÁN*

Erich Fromm murió intentando descubrir el hilo negro del amor, el odio, la bondad y los sentimientos que rigen la conducta. Horacio Quiroga hizo una antología en la que ponía al amor, la locura y la muerte en el mismo plano.

Yo me considero una romántica empedernida, lo soy a tal grado que pienso que el gran antagónico del amor no es el odio sino la muerte. Al compararme con un grande de la psicología y con otro de la literatura creo que mi teoría no está muy errada.

Uno de los textos de Fromm afirmaba que la maldad en el corazón de los hombres tiene que ver con una adoración a lo muerto. A las personas que no le dan cabida a ningún gesto amoroso les llamó necrófilos.

Enloquezco un poco al cruzar esta información con la hermosa costumbre de reír con la muerte durante las fiestas tradicionales de nuestro país, que poco a poco se están convirtiendo en culto para otras naciones. Ahora, gracias a la exposure que nuestras costumbres han tenido en todo el mundo a través de películas hollywoodenses, la muerte se ve más agradable, glamorosa y atractiva desde el extranjero.

Para los mexicanos esta relación amistosa con la Catrina es directamente proporcional al cariño que le tenemos a nuestros difuntos. Me imagino que es una especie de embajadora entre ellos y nosotros, sin embargo, no puedo dejar de pensar que, así como nosotros tenemos un lado oscuro, la muerte también, y es la que preferimos dejar a un lado a la hora de poner nuestra ofrenda o de ir a alguna reunión relacionada con la tradición.

Conozco una historia, la de Montse, una hermosa mujer y una verdadera dama de nuestros tiempos. Tiene 28 años y definitivamente de grande quiero ser como ella.

Cuando la conocí, me habló del gran amor de su vida. Me enseñó fotos y me contó la historia de cómo lo conoció. Se casaron y vivieron felices durante pocos meses hasta que le diagnosticaron cáncer, un cáncer que terminaría con su vida en un lapso de 6 meses.

Es una de las historias de amor y muerte más tristes que he conocido. “Me amaba, era todo un caballero y una persona maravillosa, siempre va a ser el gran amor de mi vida”. Montse volvió a casarse y ahora es una hermosa mamá. Ella está en paz con la muerte, y disfruta el amor que ha compensado los días grises que su pérdida le hizo padecer.

La pérdida de un ser amado nunca atenta en contra del cariño que le tendremos más allá del tiempo, de la muerte y de la locura que se puede desatar al momento de ya no tenerlo más en nuestra vida.

Tal vez la muerte no siempre es la antítesis del amor. Estoy segura de que cuando recordamos a nuestros seres queridos fallecidos la primera pacta con el segundo y se toman de la mano para hacernos sentir su presencia.

*Buscadora de historias urbanas de sus contemporáneos millennials. Ponte atento, tu historia puede ser la próxima.

@valeria_galvanl

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