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¿Miedo a tatuarte o a ser discriminado?

26 de Noviembre 2017
Instagram: hellohellcat
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La discriminación la ha vivido más por ser una persona tatuada, que por ser una tatuadora, dice Helena Ortega, quien ha enfrentado diversos prejuicios al entrar en un mundo laboral que antes estuvo dominado por los hombres.

La también ilustradora recuerda que sin importar tu género, en la vieja escuela de hacer tatuajes, te tocaba aprender en los estudios desde abajo. Debías limpiar el lugar de trabajo  y hasta después de cierto tiempo, te graduabas al tatuar a una persona y ese era el máximo logro.

Ahora es diferente, pues ella como ilustradora y artista ya iba dos pasos adelante, pero no desestima las lecciones clave que debía aprender de esa escuela, que son la disciplina y el respeto a los clientes.

Las agresiones de las que ha sido víctima Helena, como el 50 por ciento de las personas que tienen tatuajes o perforaciones, han ido desde las miradas y falta de credibilidad, hasta que la tomen del brazo con fuerza en lugares públicos y le cuestionen por qué se tatuó.

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Además, según ella, me indica que es diferente el trato a las mujeres con tatuajes que a los hombres que también tienen arte en su piel, porque ellos se ven “rudos” y las mujeres ante los ojos de mucha gente, parecen “promiscuas”.

La discriminación contra la mujer persiste en muchos ámbitos, directa e indirectamente, a través de leyes y políticas, normas y prácticas sociales, y estereotipos por razones de género, de acuerdo con la organización de Naciones Unidas (ONU) Mujeres.

Aún así su profesión es más flexible en ese aspecto, incluso hasta esperarían que esté tatuada al dedicarse a las cuestiones creativas, a diferencia de alguien que busca un trabajo en un banco.

Por otro lado, ella no está exenta de caer en prejuicios hacia otras personas.

“Yo vivo en la periferia de la Ciudad de México entonces también al viajar en el transporte público, prendes los focos de alarma cuando alguien así se sube, tristemente por la experiencia que quienes te han violentado, han sido así”.


Finalmente, plantea que si una persona quiere tatuarse, pero teme a los prejuicios o al qué dirán, debe cuestionarse si es realmente miedo a tatuarse o a otras situaciones.

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“Es una decisión muy grande y es lo que da miedo, creo yo. Pensar que lo vas a tener toda la vida o en si vas a  arrepentir. Si tanto es tu miedo para hacerlo, piensa que tal vez el miedo no solo te ha detenido para hacerte un tatuaje, sino también te ha detenido para hacer otras cosas. Hacer algo así en tu piel es un rito que te ayuda a desprenderte de un montón de cosas y al final es como una marca más que te recuerda lo que pasaste”.

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