POR JAVIER PÉREZ
“La música –dice Mariol Arias Sánchez, directora del Festival de Música de Morelia ‘Miguel Bernal Jiménez’– es una manifestación artística que sí nos llega a todos de una manera u otra. A algunos unos géneros; a otros, otros, aunque siempre te remite a algún recuerdo o alguna emoción”. Por eso, con el propósito de festejar los 30 años del festival, han preparado un programa balanceado y con muchas propuestas diversas. “Podremos escuchar desde música sinfónica, de cámara, jazz, de nuevas tecnologías y espectáculos al aire libre y para la familia en general, pero todo alrededor de la música”.
El festival abarca tres fines de semana. Empieza el 9 de noviembre y concluye oficialmente el 24; el 25 habrá un cierre especial cuando se presente la orquesta Buenavista Social Club en su gira de despedida. “Es el último concierto que darán en México y participarán tres de los grandes, de los originales: Omara Portuondo, Eliades Ochoa y Barbarito Torres. Terminando la parte clásica, al otro día tendremos que bailar con este grupo maravilloso”.
Este año, habrá presencia de invitados de 16 países diferentes. Como es habitual en este festival, los artistas no sólo ofrecerán recitales, algunos de ellos darán clases maestras o talleres a estudiantes de música mexicanos. “Así, los chicos tienen la oportunidad de estudiar con ellos música. Esto nos parece maravilloso”. Por otro lado, el festival mantiene su proyecto de responsabilidad social, pues la orquesta y coro Miguel Bernal Jiménez, formada por niños de escasos recursos que reciben clases de música gratuitas todos los días, se presentan el jueves 22, a las 17:00 h, en el Centro Cultural Universitario.
“Algunos de los maestros que vienen al festival se pasan unos días con ellos trabajando y dándoles la oportunidad de aprender nuevas técnicas, y también como artistas. Esta parte académica es superimportante para el festival, pues hace 30 años se fundó con esta idea: apoyar a los chicos del Conservatorio de las Rosas. También son bienvenidos todos aquellos chicos estudiantes de música que quieran participar en las diferentes actividades. Y tenemos la fortuna de salir a diferentes partes de Michoacán: tenemos una serie de extensiones y vamos a diferentes ciudades y comunidades del estado para llevar la música a otros lugares”.
Pero la música no es la única oferta del festival. El domingo 11, por ejemplo, se montará una muestra gastronómica (a partir de las 12 h, Casa de la Cultura) en la que habrá ejemplos autóctonos de los 16 países participantes. El siguiente fin de semana (sábado 17, a partir de las 13 h) se exhibirán 600 metros de tapetes florales de Patamban en la calzada Fray Antonio de San Miguel. “Será una ‘fiesta michoacana’: tendremos artesanos trabajando en vivo; torito de petate, que es una manifestación cultural muy interesante de Michoacán; y sones sabajeños, pirekua, que es patrimonio inmaterial de la humanidad, y música michoacana todo el tiempo”.
Uno de los eventos en que se combina la música con otras expresiones artísticas se dará en la exhibición especial Nosferatu (F. W. Murnau, 1922), cinta silente del expresionismo alemán que musicalizarán en vivo Los Sabinos, nombre que adoptó Santa Sabina tras la muerte de Rita Guerrero (domingo 18, 20 h, Plaza Melchor Ocampo). El francés Alex Augier le pondrá el toque electrónico a la programación con un concierto en el que él está rodeado por cuatro pantallas con visuales espectaculares (sábado 17, 22 h, Auditorio del CMMAS). “Estamos buscando expandir y abrirnos a nuevos públicos”. Pero eso no quiere decir que dejen de lado lo clásico. “Tenemos también el cuarteto Janácek (sábado 10, 17 h, Centro Cultural Universitario), uno de los cuartetos de cuerdas más antiguos de Europa. Y tenemos a Trio Immersio (viernes 23, 20 h, y domingo 24, 13 h, Centro Cultural Universitario), que viene de Austria, con programas clásicos. Hay una variedad superamplia de diferentes tipos de música pensada en todo tipo de público”.
La curaduría del programa está a cargo de un consejo artístico conformado por Javier Álvarez, compositor; Ricardo Gallardo, director del ensamble de percusiones Tambuco, y Rodrigo Sigal, director del Centro Mexicano para la Música y las Artes Sonoras. Además de lo que ven en sus viajes, las propuestas que llegan al festival y sus contactos, toman en cuenta las sugerencias de instituciones como el IFAL, el Goethe Institute, el British Institute y la Anglo Foundation.
“Con todo esto se arma un programa con un equilibrio importante entre la música sinfónica, de cámara, del mundo, dirigida a diferentes públicos, para que tengamos grandes exponentes internacionales, pero también músicos nacionales y chicos de Morelia, como del Conservatorio de las Rosas o de algunas otras instituciones, a quienes se les da oportunidad de que también puedan empezar sus carreras o que sirva de plataforma para el lanzamiento y creación de sus carreras”.
El festival, sostiene la directora, además se vuelve un punto de encuentro importante para los artistas. “Pueden varios de ellos hacer una producción que sólo se puede escuchar en el festival. Por ejemplo, este año vamos a tener un ensamble de nueve cuerdas canadiense, que se llama Collectif 9, y que va a participar con Gabriel Prokofiev, nieto de Serguei Prokofiev, si bien no hace nada parecido a su abuelo, sino música mucho más moderna (dos de sus miembros, Jérémie Cloutier y Andrea Stewart, presentarán la suite Cello Multitracks en un ensamble que complementan el violonchelista mexicano Edgardo Espinosa, del Ensamble Ónix y el Ensamble Cello Alterno; y el dj inglés, Mr. Switch (jueves 15, 20 h, Auditorio del CMMAS). Gabriel presentó hace unos años en Londres, junto con un dj, un concierto para tornamesa y orquesta que vamos a tener en Morelia (con todo Collectif 9, viernes 16, 21 h, Claustro Mayor de la Casa de la Cultura). Este tipo de interacciones entre artistas no se darían fuera de un espacio como el festival de música”.
Este año no hay un eje temático, simplemente es una celebración musical por los 30 años del festival cuyo eslogan, o hashtag, es #MiFestival, con el fin de darle un sentido de pertenencia colectivo. Y aunque su público es muy amplio (sus encuestas internas indican que oscila entre los 18 y los 55 años, pero tienen eventos especiales para niños y jóvenes), este año se esforzaron por abarcar la mayor cantidad de segmentos.
“Es complicado, sobre todo en eventos culturales, decir que es para todo el público porque sabemos que no hay nada que sea para todo el público. Sin embargo, en esta ocasión sí procuramos abrir nuestras posibilidades a la mayor cantidad de segmentos para que puedan acompañarnos y disfrutarlo. Había jóvenes que en nuestras encuestas nos decían que no conocían el festival porque es aburrido, pero este grupo de Collectif 9 da posibilidades de hacer mucho: además de que va a hacer una extensión y dar clase maestra, va a dar tres conciertos superdiferentes uno del otro. Y uno de ellos, en el que va a tocar lo que llamamos música clásica (sábado 17, 20 h, Casa de la Cultura) no tocará obras completas, sino las partes que más le gustan de manera muy energética. Es una opción para que se acerquen, aunque no tiene tanto que ver con la edad, sino con los gustos. La idea es darle posibilidad a todo el mundo que pueda acercarse y pueda disfrutar de buena música a lo largo de estos días en Morelia”.
