Periodismo imprescindible Jueves 28 de Marzo 2024

Salvemos a la generación Z

Para nadie es un secreto que niños y niñas deben aprender el valor de lo que cuesta ganarse las cosas y cómo cuidar su dinero. Si bien no los vas a poner a trabajar jornadas extenuantes, tampoco les vas a comprar todo lo que deseen. Por ello es importante saber cómo educar financieramente a las y los menores de edad, con el propósito de que en un futuro no crezcan pensando que merecen todo sin ningún esfuerzo
26 de Agosto 2018
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POR ROGER VELA

Todo se basa en una premisa: para que puedas educar financieramente de manera adecuada a niños y niñas, es importante que tú tengas una buena educación financiera. Si eres un padre o madre que no administra de manera correcta su dinero, va a ser casi imposible que puedas dar un buen ejemplo sobre cómo obtener y destinar el ingreso. Así que si eres uno de esos padres, te recomendamos consultar a un asesor y resolver tus problemas financieros para luego tratar de educar a un menor en esa materia. Si no lo eres, pon mucha atención.

Ricardo Chavero, asesor financiero especializado en fintech y coaching financiero, recomienda dos pasos iniciales: el primero es hacer conscientes a tus hijos de lo que significa el dinero en la economía familiar, lo que cuesta obtenerlo y cómo funciona. “Se les debe enseñar que el dinero es el producto de algo que cuesta trabajo”.

Eso puede funcionar con ejemplos muy prácticos, como compensarlos económicamente si realizan una actividad más allá de sus deberes o reducirles la cantidad que se les asigna mensualmente si no cumplen sus tareas. La idea es que se den cuenta de que para obtener dinero es necesario realizar algún trabajo. Esto no significa que dejes de comprarle cosas que necesite o que le gusten a tu hijo o hija, sólo se trata de mostrarle que el dinero tiene un valor.

Una vez que tengan claro eso, lo siguiente es enseñarles a administrar su dinero. Lo ideal es que les compres tres alcancías: una para una especie de auto ahorro a largo plazo, otra para los gastos cotidianos que realice y una más, y quizá la más importante, con el fin de depositar en ella el dinero con el que comprará algún juguete o videojuego que desee bastante. Es recomendable que en esa última alcancía pegues una foto de lo que anhele comprar. Eso lo motivará bastante a ahorrar.

Como padre o madre deberías hacer lo mismo que tus hijos: deposita en una tu gasto corriente, en otra el dinero para tu retiro, y una más para el auto que desees comprar o el viaje que planeas realizar. Eso le servirá de ejemplo.

¿Cuánto dinero destinar a cada alcancía? Lo ideal es depositar el 60 % del ingreso en la que será utilizada para los gastos diarios, 20 % en la de autoahorro y el otro 20 % en la que recolectará el dinero para ese juguete que tanto quiere.

Algo similar hace Jessica con Regina, su hija de cinco años. Desde que la niña tenía dos años y medio la llevó al Museo Interactivo de Economía, ubicado en el Centro Histórico de la Ciudad de México. Si bien la niña no aprendió todos los conceptos financieros que le explicaron, sí se familiarizó bastante con el dinero.

Dos años después la llevó de nuevo y ya tenía más noción sobre cómo funciona el intercambio de productos a través de las monedas y de los billetes. Regina no tiene tres alcancías, tiene por lo menos cinco, una para cada cosa que quiere: varias para comprarse un juguete distinto, otra para sus vacaciones, otra para emergencias o por si se enferma.

Y aunque es evidente que si ocurre una emergencia el dinero no alcanzará para solucionarla, le han inculcado que su dinero vale y que con él puede ayudar a resolver situaciones familiares o comprarse lo que ella quiera. Por ejemplo, hace unos meses se fracturó un brazo y rompió una de sus alcancías con el fin de pagar una parte de los gastos médicos.

Además de lo que Regina ahorra, su mamá le abrió una cuenta bancaria desde hace algunos años con miras a ocupar el dinero en sus estudios. Y es que a pesar de que la educación financiera debe iniciar en una edad temprana, es factible abrir una cuenta de inversión desde antes que nazca el niño o niña, así, cuando cumpla la mayoría de edad, tendrá recursos para sus estudios.

Ricardo Chavero recomienda que si los padres ahorran 30 pesos al día mediante un fondo de inversión que les genere rendimientos, cuando su hijo o hija tenga 18 años va a tener una cuenta de aproximadamente un millón de pesos. Una cantidad nada despreciable con qué enfrentar los gastos universitarios.

Además, sugiere que los niños y niñas acompañen a sus padres al banco para familiarizarse con las transferencias, los trámites y los conceptos financieros, para que no se les haga nada extraño la primera vez que tengan que depositar, retirar o abrir una cuenta. Tarde o temprano lo tendrán que hacer.

UN BANCO PARA MÍ

En su página web, la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef) explica en un apartado para niños y niñas que con el objetivo de comprarse el videojuego del año, los tenis que están de moda, sus juguetes favoritos o visitar el lugar que tanto desean, la alcancía es un buen comienzo, pero lo ideal es abrir una cuenta bancaria.

La razón principal es la seguridad que te da un banco, ya que “a través de una cuenta de ahorro, te proporcionará la plena confianza de que tu dinero está seguro y además algunas te otorgarán rendimientos a largo plazo”.

Por ese motivo, varios bancos ofrecen cuentas de ahorro para niños y niñas. Algunas de ellas son Guardadito Kids de banco Azteca, Mi Cuenta de Banamex, Suma Menores de Banorte, Cuenta Junior de Santander, Flexible Menores de HSBC, Scotia Kids de Scotiabank y Winner Card de BBVA Bancomer. Los montos de apertura varían entre 1 y 500 pesos.

¿Cuál elegir? La Condusef recomienda que al momento de contratar cualquier cuenta de ahorro, lo óptimo es comparar los bancos, de modo que elijas el que ofrezca mayores rendimientos y que cobre menos comisiones por cualquier movimiento, como la anualidad, reposición de la tarjeta o el mantenimiento de un saldo mínimo mensual. “Compara diversas opciones y elige la que mejor se ajuste a tus necesidades”.

Pero no son las únicas alternativas de ahorro bancario para los más pequeños de la casa. También pueden tener una Afore, es decir, una cuenta de ahorro a largo plazo en la que pueden aportar dinero periódicamente para su retiro.

Sólo necesitan 20 pesos para que prácticamente cualquier entidad bancaria ofrezca el servicio. Sus padres, tíos, tías y hermanos mayores pueden aportar a la cuenta desde cinco pesos, y cuando el niño cumpla 18 años puede transferir su dinero a otra Afore, de tal manera que siga realizando aportaciones voluntarias. El objetivo: que tenga el capital necesario para que no deba trabajar toda su vida.

ENTENDER Y EXPLICAR

Otra de las opciones que tienes si deseas enseñarles a ahorrar a tus hijos es mediante las app; Robin es una de ellas. Funciona como una alcancía virtual en la que los padres depositan el domingo de sus hijos, además puede proponer tareas que si el menor realiza serían compensadas con más dinero. Esto con el fin de fomentar el aprendizaje sobre los procesos financieros y enseñar a los menores de manera concreta el valor del dinero, el trabajo y el ahorro.

Y es que la educación financiera para la niñez se ha vuelto tan importante en los últimos años que en las primarias públicas del país se han implementado clubes, una especie de talleres, donde pretenden reforzar de manera didáctica algunos conceptos aprendidos. Uno de ellos es la educación financiera.

Estefanía Téllez es maestra de tercer grado de primaria. Con el propósito de explicarles de manera más clara las matemáticas a sus alumnos, elaboró en su salón una especie de minisúper donde sus estudiantes van a comprar productos. “Aprenden el valor del dinero y ellos mismos se dan cuenta de la necesidad de ahorrar para comprar cosas más caras. Además siempre se combinan las funciones, a veces unos son los administradores del negocio y otros sus clientes y después se intercambian, todo conectado por la compra y venta de productos”.

Otro mecanismo que implementó fue la compra de juguetes. Su grupo recibió una donación de juguetes y por cada trabajo que realizaban, por cada buena conducta o por cada participación acertada recibían dinero con el que podían comprar el juguete que deseaban. “Había semanas en las que no compraban ninguno porque querían comprar juguetes mejores. Así les enseñé de una manera más directa el ahorro”.

De esta manera podemos fomentar la educación financiera entre nuestros hijos con el objetivo de que tengan más herramientas cuando enfrenten la dinámica financiera del mundo que los rodea, y no se pierdan en el vaivén de los complejos procesos económicos que constantemente cambian a nivel micro y macro.

El secreto es que los padres entiendan bien los procesos financieros para que puedan explicarlos a sus hijos de manera sencilla. A los niños y niñas les ayudará bastante aprender de estos temas con el fin de que en su vida adulta puedan solucionar los problemas que tendrán, y no deban tarjetas de crédito o se aprieten el cinturón a fin de mes como muchos de nosotros.

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