Periodismo imprescindible Viernes 29 de Marzo 2024

Sin manual

Construir un museo tal como lo imaginó el arquitecto Toyo Ito, el Pritzker japonés, puso en jaque a los obreros que edificaron el Museo Internacional del Barroco
21 de Noviembre 2016
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En el año 2006, el cineasta tapatío Juan Carlos Rulfo sorprendía a propios y extraños con el estreno de En el hoyo, un inusual, bello y poético filme documental que daba cuenta de la construcción de un inmenso puente que modificaría de forma radical el entorno urbano de la Ciudad de México. Esa suerte de memoria fílmica en torno al levantamiento de ese “puentezote” –que hoy conocemos como Segundo Piso del Anillo Periférico– es considerado por algunos críticos como el mejor trabajo cinematográfico de Rulfo hasta la fecha, al mostrarnos a muchos de esos personajes anónimos de carne y hueso que ayudaron a darle vida a ese monstruo de concreto sobre el que circulan miles de vehículos todos los día.

Una década después, otra película documental con una propuesta similar a la de Juan Carlos Rulfo ha sido estrenada en México. Se trata de Sin manual, del joven cineasta Francisco González Piña, quien nos muestra la forma en que un grupo de obreros de la construcción (albañiles, ingenieros, diseñadores, operadores de grúas, etc.) han logrado lo que parecía una hazaña imposible: edificar en un predio de 18 000 metros cuadrados, en la ciudad de Puebla, el Museo Internacional del Barroco, tal cual lo imaginó el artista japonés Toyo Ito, creador del proyecto y uno de los arquitectos más premiados y reconocidos en el mundo.

“Vale decir que, además de tener que cumplir hasta el último detalle con las más exigentes y alucinantes indicaciones del arquitecto Toyo Ito, los obreros mexicanos tenían el reto de construir el Museo Internacional del Barroco en menos de 27 semanas –la mitad del tiempo que se requiere para una construcción con esas características–, con una tecnología que todavía no se había inventado y con un presupuesto muy ajustado, entre otra serie de restricciones importantes”, cuenta en entrevista el realizador Francisco González, quien presume haber sido testigo “de primera mano” del ingenio del mexicano para vencer todo tipo de obstáculos “y tener a tiempo el recinto cultural más hermoso y vanguardista de nuestro país, desde la inauguración del Museo Nacional de Antropología e Historia”.

 

NADIE LES ENSEÑÓ

El proyecto del Museo Internacional del Barroco fue solicitado por el Gobierno de Puebla al despacho de Toyo Ito, quien en 2013 fue galardonado con el premio Pritzke, considerado el Nobel de la arquitectura. Toyo Ito hizo una interpretación contemporánea del barroco en donde se conjugaban espacios de exhibición, de convivencia y servicios, así como un lago artificial y una enorme fuente que genera un remolino, el cual, metafóricamente, le da esa forma “irregular” a todo el conjunto de edificios. En su construcción se emplearon sistemas prefabricados de muros y losas. Para los muros curvos, y con hasta 17 grados de inclinación, se requirieron más de 700 paneles precolados de concreto blanco fabricados con casi 70 moldes distintos; mientras que las losas fueron 670 piezas. Muchas empresas que concursaron para construir el museo declinaron ante las exigencias del artista japonés.

“Lo que hicieron los instaladores y trabajadores fue espectacular, nadie les enseñó, nunca lo habían hecho. Y se fueron dando cuenta de lo importante que era dejarlo perfectamente alineado. Sin manual muestra muy bien los pormenores que tuvimos que sortear”, dice Sergio Álvarez, director general de Danstek, la empresa encargada del proyecto. “Hasta donde tenemos conocimiento, nadie había construido una obra con estas características arquitectónicas y estructurales en un tiempo tan corto”, asegura Rafael Barona, otro de los socios de Danstek, quien explica que cada losa y cada muro fue elaborado en su planta de Atizapán de Zaragoza, en el Estado de México, y luego llevada a Puebla en un transporte especial.

“El documental busca modificar la percepción de la forma de construcción actual. Existe un gran desconocimiento de las nuevas tecnologías y, por ende, cierto rechazo a los materiales prefabricados, aun cuando representan una oportunidad de mejorar el desarrollo de las ciudades en beneficio de la sociedad y el medio ambiente”, dice Barona.

Sin manual, que comenzó como un encargo de Danstek a la casa productora Lumática para registrar el proceso de construcción, ya ha participado en muestras y festivales de cine, como el Festival de Cine y Arquitectura Cinetekton!

González Piña, un publicista que fundó Lumática hace 16 años, es autor de los documentales Un paso. Una cumbre (sobre el ascenso a un volcán por parte de mujeres que han superado el cáncer), Sobrevivir no es suficiente (en torno a un ascenso con causa al monte Kilimanjaro, en África) y Desde cero (cuenta la historia de un deportista mexicano que recorrió en Veracruz, en bicicleta y a pie, desde las playas de Boca del Río hasta la cima del Pico de Orizaba, en menos de 15 horas).

 

NUEVA ICONOGRAFÍA URBANA

El Museo Internacional del Barroco fue ganador de Obra del Año 2016 en la categoría Edificación, y recibió la Medalla de Plata en la Bienal de Arquitectura Mexicana. También está nominado a dos premios Cemex. Tan solo en sus primeros cuatro días de operaciones, el museo recibió unos 10 000 visitantes; así pues, la gente lo aceptó ya como parte de la nueva iconografía urbana en Puebla.

Por otra parte, así como se decía que el documental En el hoyo (el Segundo Piso del Periférico) estaba ligado a un político de izquierda y sus aspiraciones presidenciales, no era ningún secreto que Sin manual (el Museo Internacional del Barroco) también iba muy de la mano con el sueño de llegar a Los Pinos del gobernador panista Rafael Moreno Valle. Es importante destacar que en ninguno de los documentales mencionados se ensalza la figura de López Obrador o de Moreno Valle, pues en ambos se cuentan básicamente historias de “inges” y “maistros”, pero aún así, injustificadamente (o muy justificadamente) se impone el prejuicio político.

De hecho, en Sin manual hay un momento en el que se presenta un grave reclamo al Gobierno de Puebla por el retraso en los pagos a la empresa encargada de los trabajos de construcción del museo, y como medida de presión muchos obreros reducen al mínimo sus actividades laborales. Al ver que va en serio la protesta, los funcionarios estatales no solo agilizan la salida de los pagos, sino que prometen un bono extra para todos si es que lograban finalizar el Museo Internacional del Barroco días antes de que Moreno Valle rindiera su quinto Informe de Gobierno..Y lo lograron.

–Si hace un año Toyo Ito te hubiera dicho que quería hacer un museo con todas estas características, qué le responderías —le pregunta el director de Sin manual a uno de los trabajadores mexicanos que participaron en la construcción del Museo.

–Pues le hubiera dicho que estaba cabrón…

–Y si te lo dijera el día de hoy…

–Señalaría el museo y le diría: “¡Mira, hecho en México…!”

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