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Women4Climate es una iniciativa que surgió en 2016 durante la C40, y busca poner bajo el reflector a la población más afectada por el cambio climático: las mujeres
11 de Marzo 2018
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POR GIO FRANZONI

Hace 40 años, cuando los primeros científicos levantaron la voz para advertirnos que estábamos hirviendo a la Tierra, nadie entendía lo que decían, y aunque hoy, en 2018, el calentamiento global es un tema tan común como los nuevos lanzamientos de Apple, probablemente todavía no entendemos nada al respecto. Lo preocupante es que mientras tú, desde tu nuevo iPhone X, le das like al video en donde se ve cómo salvan vaquitas marinas, los mares se estaban llenando del plástico que probablemente tú mismo usaste o la atmósfera se estaba saturando con las emisiones de carbono de tu coche.

La realidad es que el panorama apocalíptico que se predijo hace años ya nos alcanzó, ¿por qué? Pues porque no hicimos nada para detenernos. Hoy el cambio climático amenaza la existencia misma del ser humano tal como lo dijo la física y ambientalista noruega Gunhild Stordalen al participar en Women4Climate 2018:

“Hay que dejar de pensar en que es un problema que afecta a los osos polares, ahora la mayor amenaza contra la salud del ser humano es el cambio climático. Ya nos alcanzó, es una realidad”.

Y es justo esta preocupación la que da origen a Women4Climate, un encuentro global que surge en la sexta cumbre de alcaldes C40, realizada en 2016 en la CDMX. Esta iniciativa reúne a mujeres de diferentes países con la finalidad de hacer del empoderamiento femenino y el cambio climático una misma lucha. Se trata de una red de networking que principalmente se enfoca en buscar soluciones verdes para las ciudades que enfrentan problemas como la falta de agua, el manejo de sus desechos y la contaminación del aire.

Pero las líderes de Women4Climate van más allá y quieren fortalecer los liderazgos de otras mujeres emprendedoras, investigadoras y activistas, por lo que se creó también un programa de mentoría para las líderes ambientalistas que desean lanzar un proyecto enfocado en mejorar la calidad de vida de las personas desde una perspectiva verde e igualitaria.

Enfocadas en solucionar

Este año la CDMX fue sede del encuentro Women4Climate, donde se compartieron propuestas relacionadas con la economía circular y el cero desperdicio, la creación de azoteas verdes y bosques urbanos, la movilidad sustentable o la transformación de los desechos orgánicos en energía limpia.

Christiana Figueres, coordinadora de la Misión 2020 de las Naciones Unidas, es contundente al afirmar que no podemos seguir siendo excluidas.

“Llevamos miles de años sólo invirtiendo en menos del 50 % de la población, que son los hombres. Se ha invertido en su educación, en sus capacidades profesionales, en su ascenso hacia posiciones de liderazgo y nos han dado algunos resultados, pero no se ha hecho lo mismo con las mujeres. La sociedad, en este momento clave, necesita el esfuerzo del 100 % de las personas para poder seguir adelante”.

No es ningún secreto que a lo largo de la historia, la mujer no lo ha tenido fácil.

Las cifras son muy reveladoras. La población económicamente está compuesta aproximadamente por 50 millones de personas, de las cuales, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), sólo 18 682 180 son mujeres. Entonces, mantener a las mujeres fuera de la economía formal ha sido no sólo una forma de exclusión y violencia económica, también ha mermado la capacidad del género femenino de empoderamiento y toma de decisiones de consumo en las familias.

De acuerdo con la Encuesta nacional sobre la dinámica de las relaciones en los hogares (Endireh 2016), realizada por el Inegi, 66.1 % de las mujeres encuestadas han sufrido al menos un incidente de violencia emocional, económica, física, sexual o discriminación a lo largo de su vida. De este total, 29 % han sido víctimas de violencia económica o patrimonial, o bien, de discriminación en el trabajo.

Por otro lado, el hecho de que 70.6 % del trabajo no remunerado en los hogares sea realizado por mujeres, ha invisibilizado su aportación al desarrollo económico por años y las ha alejado de oportunidades para alcanzar posiciones de decisión en la vida pública.

¿Aún nos sorprende que 70 % de las personas que viven en condiciones de pobreza sean mujeres?

Conductoras del cambio

Desde tiempos ancestrales, la mujer ha sido reconocida como protectora y dadora de vida en diferentes culturas. Cobra sentido entonces que varias civilizaciones hayan vinculado el concepto de “Madre tierra” o Pachamama a todo lo relacionado con el cuidado del medio ambiente. Ese tradicionalismo se ha reforzado con la dinámica social y los roles de género que establecen que son las mujeres quienes resguardan el hogar, administran los recursos y son las encargadas de cuidar la tierra. Eso provoca que el género femenino sea la población más afectada, y por ello es que en la lucha por nuestros derechos, las mujeres también hemos incluido la defensa del planeta. Ejemplos hay muchos, pero uno de los más recientes fue la labor que hicieron las indígenas mazahuas para defender el agua en su comunidad ubicada en Cutzamala, tal como me cuenta Juana Martínez Macedo, una de las líderes que recibieron mentoría:

“En muchas culturas indígenas las mujeres son las guardianas del agua. Cuando hubo el conflicto en Cutzamala y el abastecimiento a la CDMX, fueron las mazahuas quienes cuidaron el agua. Toda esa cosmovisión es suya”.

Juana sabe de lo que habla pues estudia desde hace tiempo a las comunidades de Iztapalapa a fin de comprender el suministro y uso del agua potable, así como la contención de la dispersión urbana.

Toda esa carga de responsabilidad y las diferentes problemáticas a las que se enfrentan las mujeres día con día las ha hecho resilientes, aptas para enfrentar  cualquier adversidad. Y esa resiliencia ha sido reconocida hoy como una competencia indispensable para luchar contra el cambio climático.

Así como las amas de casa en Iztapalapa han hecho de todo con el objetivo de que las pipas de agua lleguen a surtirles, las líderes del movimiento Women4Climate han alcanzado una posición de poder a pesar de todas las adversidades que eso implica.

Tanya Müller, secretaria del Medio Ambiente de la Ciudad de México, lo dijo delante de todas:

“Las tareas que las mujeres hacen tanto (en lo) profesional, como en el hogar, resultan un reto mucho más grande. Los roles de género siguen muy presentes. Los hombres a veces sólo van al trabajo y dejan la casa detrás, y por otro lado las mujeres tienen que combinar todas estas actividades. Cuando hablas de resiliencia y de cómo salir adelante, basta con ver como muchas mujeres en Latinoamérica son las cabezas de las casas y ahí demuestran lo fuertes que son. Esta es una gran oportunidad para el cambio, pero es algo que primero debemos reconocer. Somos conductoras al cambio”.

Reto urgente

Si bien son muchos los y las activistas que trabajan para lograr un cambio significativo en los problemas que aquejan a nuestro planeta, lo que se ha logrado es poco comparado con el daño que la actividad humana le ocasiona a la Tierra. Es por eso que se ha creado el plan 2020, el cual propone que dentro de dos años, se logre revertir de manera agresiva los daños que ha generado el calentamiento global en el mundo.

Para lograrlo, además de reenfocar las políticas públicas de las ciudades, se necesita la participación activa de toda la población mediante compromisos cotidianos que van desde reducir la cantidad de basura que producimos y el agua que utilizamos, hasta luchar día con día por lograr una sociedad más igualitaria en la que no únicamente sean las mujeres quienes protejan los recursos, sino que sea una batalla en conjunto, pues sólo tenemos un planeta y todos vivimos en él.

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