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Tránsito automatizado

Las ciudades podrían –y deberían– usar la tecnología para optimizar la movilidad, sobre todo el transporte público, sin embargo, intereses privados suelen sobreponerse al desarrollo urbano sostenible
29 de Mayo 2017
Nación_junio
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POR IRMA GALLO

¿Quién no recuerda la madrugada del 31 de marzo, cuando un BMW se partió en dos contra un poste en Paseo de la Reforma y cuatro personas menores de 35 años de edad quedaron hechas pedazos en el pavimento? Un “pestañeo”, según el chofer del auto, fue suficiente para provocar esta tragedia. Aunque los exámenes médicos que le practicaron dijeron lo contrario: Carlos Villuendas no sólo circulaba a 180 km/h, muy por encima del límite de velocidad permitido (80 km/h en zonas sin semáforos), sino que además iba alcoholizado.

Según datos de la Secretaría de Seguridad Pública de la Ciudad de México (SSP CDMX), son estos dos factores los que provocan el mayor número de accidentes viales: el exceso de velocidad y el alcohol, seguidos muy de cerca por el uso de celulares. ¿Cuál es el común denominador en todos estos hechos? El factor humano.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en 2015 hubo 12, 337 accidentes de tránsito en la Ciudad de México. Asimismo, aunque la SSP CDMX reporta que de 2015 a 2016 se registraron 344 homicidios por tránsito vehicular, en comparación con los 421 de 2014 a 2015, lo que representó 77 incidentes menos, y 2, 126 lesiones de 2015 a 2016, contra 2, 272 de 2014 a 2015, o sea, 146 menos, estas cifras todavía son muy altas.

Para Jordi Vallverdú, doctor en Filosofía por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), y cuyas líneas de investigación son la epistemología científica, la bioética, las emociones sintéticas y la inteligencia artificial, está muy claro: “Es muy triste pero la mayor amenaza y el mayor obstáculo para nuestros propios objetivos como seres humanos somos los seres humanos”, y va más allá: “Para empezar, habría que prohibir los coches privados.

Luego, tener una red pública de transporte automatizado a gran escala con costos anuales que todo el mundo pagara”.

Sin embargo, prohibir los automóviles privados no sería nada fácil. Dice Vallverdú: “Es muy triste decirlo, pero uno de los motores de las economías nacionales en muchos países es la industria automovilística, y todo lo relacionado con los préstamos para comprar el coche. Es una cadena muy grande. Y entonces, cuando se hunden las ventas de coches hay una crisis nacional. Sucede en España, sucede en Alemania, sucede en Japón, en casi todos los países productores de coches”.

Y hay otro factor a tomar en cuenta cuando uno se pregunta porqué una medida como esta no se implementa en nuestros países: la corrupción. Así lo explica el profesor investigador de la UAB: “Tenemos tecnología de sobra para hacer esto hace décadas. ¿Por qué no se hace? Hay alguien que es hijo de alguien, alguien que es el primo del que tiene la constructora, el que tiene la concesión”.

Ahora bien, si prohibir los automóviles privados no es una solución a corto plazo, los carros totalmente automatizados (es decir, sin humanos al volante) podrían ser, muy pronto, la alternativa. El 12 de febrero de 2015 el primero de este tipo empezó a circular por las aceras de Greenwich, en Londres. Se trata de un vehículo de tracción eléctrica LUTZ Pathfinder que alcanza una velocidad de poco más de 19 km/h, y que por ahora se mueve en zonas peatonales y de poco tráfico.

Google también le ha entrado a la investigación y desarrollo de carros automatizados, aunque la empresa todavía tiene un largo camino por recorrer. Dice Jordi Vallverdú: “El coche de Google ha rodado muchísimo, ha tenido accidentes y estudian los casos porque, bueno, quieren mejorar la tecnología, y un pequeño error tecnológico en un momento importante supone un freno total”. El 14 de enero de 2016 el diario español ABC publicó que los vehículos automatizados de Google “habrían tenido al menos 13 accidentes entre septiembre del 2014 y noviembre del 2015 en California si los conductores que viajan dentro por motivos de seguridad no hubiesen intervenido para impedirlo (…)

La empresa (…) indicó también que hubo 272 ocasiones en las que el software del vehículo detectó una anomalía en el sistema que pudo haber tenido repercusiones sobre la seguridad, lo que hizo que el conductor de prueba se hiciese inmediatamente con el control del vehículo”.

Uber también está interesada en utilizar este tipo de transporte: el 15 de diciembre de 2016 lanzó a las calles de San Francisco, California, sus primeros vehículos autónomos. Sin embargo, el experimento no duró mucho: el mismo día, el Departamento de Vehículos Motorizados (DMV, por sus siglas en ingés) del estado le envió una carta a la empresa en la que prohibía operar estos autos. Y es que la ley del estado de California especifica que un vehículo automatizado debe tener un permiso especial para circular.

Pero el gigante de la transportación privada no se rinde, y ya está trabajando a fin de corregir los errores que pudiera tener el sistema de navegación y conseguir los permisos necesarios para iniciar un programa piloto en esa misma ciudad con autos de lujo Volvo XC90 SUV, completamente equipados con sensores y cámaras que les permitirán navegar las calles ajetreadas de San Francisco.

Ojalá esta tecnología esté disponible muy pronto en la Ciudad de México, porque mientras los seres humanos sigamos operando los automóviles no se acabarán los accidentes. Al respecto, Jordi Vallverdú dice: “Como especie somos muy inteligentes, somos fascinantes, pero tenemos muchos defectos”.

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