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¿Un mal necesario?

Durante años, los bicitaxis y mototaxis fueron una pelota caliente entre las 16 delegaciones de la Ciudad de México y la Semovi. Finalmente, con el Reglamento de Movilidad de la Ciudad de México se busca su regulación
06 de Noviembre 2017
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La esquina que conforman las calles 10 y Central, en la colonia Pro-Hogar, se asemeja más a una villa china con decenas de mototaxis rodando de un lado a otro, que a una colonia popular al norte de la Ciudad de México.

Desde mayo de 2012, las 16 delegaciones se desentendieron del tema de los bicitaxis –hoy, muchos, mototaxis– después de una reforma que facultaba a la Secretaría de Movilidad (Semovi) como la responsable; sin embargo, tampoco esta se había hecho cargo… hasta ahora.

Durante años, los bicitaxis y mototaxis fueron una pelota caliente entre las 16 delegaciones de la Ciudad de México y la Semovi. Finalmente, con el Reglamento de Movilidad de la Ciudad de México se busca su regulación.

Uno de los ajustes más importantes es que sólo se permitirá la circulación de bicitaxis y ya no más de los mototaxis o golfitaxis (carritos de golf). Además, los conductores deberán tramitar un permiso ante la Semovi, someterse a exámenes médicos y de psicotrópicos. Mientras que las unidades deberán estar registradas, contar con seguro de daños a terceros, entre otros nuevos requisitos.

Lo más sorprendente, quizá, sea que durante más de una década los cerca de 30 000 bicitaxis, mototaxis y golfitaxis hayan podido circular sin rendir cuentas a ninguna autoridad ni garantizar que tomaran responsabilidad de algún accidente en el que intervinieran. Para ser dueño de una de estas unidades bastaba con pasar una cuota semanal de entre 10 y 20 pesos a una organización que conseguía un supuesto permiso en la delegación. Aunque difícilmente un dueño de unidad era el conductor. Por lo regular, se trataba de pequeños negocios familiares, en los que cada miembro de la familia poseía entre dos y cinco unidades, las cuales rentaban a los conductores a cambio de entre 50 y 100 pesos, por la bici o moto, respectivamente. Más 40 pesos por la calandria (la cabina donde transporta a los pasajeros).

El objetivo de los bicitaxis es ofrecer una opción de traslado en trayectos cortos en donde no circulan autobuses, el Metro u otros, en zonas de bajos recursos. En teoría, estos vehículos no pueden circular en avenidas principales.

“Son una necesidad del entorno urbano, cubren un área de mercado que no cubre el transporte público: escasos recursos, donde la estructura urbana no permite transportes masivos”, dice Antonio Suárez Bonilla, director del Laboratorio de Movilidad e Infraestructura Verde de la UNAM.

EN LA ILEGALIDAD

“Una vez subí a dos señoras obesas, como de 150 kilos cada una. Me abollaron los rines y ni las gracias dieron”, recuerda Juan Espinosa, de 45 años, chofer de mototaxi. Trabaja de siete de la mañana a nueve de la noche. Paga 80 pesos por la renta de la moto que maneja y 40 por la calandria. Gasta entre 40 y 50 pesos en gasolina y lo demás que saca es para él, de 100 a 200 pesos diarios.

A la fecha, Juan desconoce la nueva regulación de la que es sujeto. “Mientras no me digan nada, seguiré trabajando igual”, dice.

Él es uno de los casi 300 mototaxistas que suman su motor al sonido de enjambre que hoy acompaña las calles principales entre las avenidas Cuitláhuac y Vallejo. Esta zona es “gobernada” por tres organizaciones de bici y mototaxis, cada una de ellas pide a sus miembros, en promedio, 10 pesos semanales como cuota, para gastos de gestoría y defensoría, en caso de ser necesario.

El número de bicitaxis y mototaxis que circulan en la ciudad es incierto. La presidenta de la Comisión de Movilidad de la Asamblea Legislativa de la CDMX, Francis Pirin, asegura que el censo es alrededor de 30 000 unidades.

En diferentes solicitudes de información hechas a las 16 delegaciones en 2016, sólo Azcapotzalco, Iztacalco, Coyoacán y Magdalena Contreras dijeron conocer el número de este tipo de vehículos que circulan en sus demarcaciones. El total sumaba apenas 4 270. Pero el grueso de los bicitaxistas y mototaxistas se concentran en Tláhuac e Izatapalapa.

Un bicitaxista realiza, en promedio, 30 servicios diarios. Es decir, los bicitaxis realizan cerca de un millón de viajes.

“Los bicitaxis son necesarios y se utilizan en muchos países –explica Suárez Bonilla–, pero creo que tenemos que pensar a futuro. Por ejemplo, un bicitaxi no puede subir una calle empinada. Se requieren vehículos de asistencia eléctrica que puedan cubrir esos tramos”.

Hace falta generar un plan urbano para los bicitaxis, que establezca los lugares de parada, bases y tarifas, dice el especialista.

Aun con el nuevo Reglamento de Movilidad en funciones, falta determinar quiénes y cómo serán los responsables de supervisar su cumplimiento. Cuáles son las multas y disposiciones generales en caso de alguna falta. Así como el plan para que arranque su ejecución y que el nuevo reglamento no se convierta en letra muerta, como muchas normas.

Se solicitó una entrevista con algún vocero de la Semovi para este reportaje. Hasta el cierre de esta edición, ninguno repondió.

De acuerdo con el nuevo Reglamento de Movilidad, los bicitaxis están obligados a tener:

  • Datos de identificación (número económico, nombre de la organización a la que pertenece).
  • Placa y engomado de identificación expedido por la Semovi.
  • Seguro que cubra daños a terceros.
  • Un lugar donde guardar las unidades.
  • Bases de servicio autorizadas por la Semovi.

Además, deben someterse a la revisión documental, inspección física y mecánica del vehículo con la periodicidad que determine la Semovi.

Fuente: Reglamento de Movilidad, Semovi.

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