Periodismo imprescindible Jueves 28 de Marzo 2024

Urbanismo táctico

Muy lejos del centro del país, un movimiento ciudadano construye una ciudad más humana al recuperar espacios públicos
21 de Agosto 2017
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Por Miriam Canales/ La Paz, BCS

Apartada de todo epicentro capitalino, La Paz, Baja California Sur, busca brillar con luz propia a partir de proyectos sustentables impulsados por ciudadanos. Uno de ellos es Urbanería, comandado por Lucía, una joven bióloga marina que se enfoca en la búsqueda de espacios que requieran ser rescatados en su ciudad natal, pues quiere que esta se convierta en “la mejor del mundo”.
Aunque se encuentran rodeados de playas, quizás menos cosmopolitas que otros más promovidos entre el sector turístico, los espacios públicos paceños resultan insuficientes para sus habitantes y muchos terrenos se encuentran desprovistos de atención ciudadana y gubernamental. Al ser desaprovechados, se vuelven agrestes o terrenos baldíos propensos al vandalismo. Es por eso que ella y su equipo de 10 integrantes apuestan por el “urbanismo táctico” con la intención de convertir una ciudad en un sitio más humano y contrarrestar los efectos nocivos que suelen provocar el crecimiento desproporcionado y la falta de planeación.

Lucía Corral ha pasado su tiempo en tres ciudades, y lo mismo ha ejercido su carrera que colaborado en otros proyectos comunitarios. Ha vivido en La Paz, Guadalajara y la Ciudad de México. Entre ensayo y error, Urbanería comenzó en 2012 como una iniciativa entre amigos que tomaron algunos espacios inhóspitos. Con el propósito de divulgar sus primeras convocatorias recurrieron a Facebook, y creyeron que sólo atraería a unos cuantos, pero reunieron a más de 80 personas en sus inicios. Mediante talleres, como carpintería, hoy esta iniciativa alberga a más de 40 por sesión y ha beneficiado a más de 1 500 en números aproximados.

La actividad más fructífera ha sido la elaboración de sillas y bancas de madera para colocarlas en áreas exteriores. De este modo, otros vecinos interesados fueron sumándose con el objetivo de perfeccionar las obras y otorgarles una mejor aplicación.
“Primero se nos ocurrió la idea a varios amigos de intentar convertir una esquinita que estaba vandalizada y poner una banquita y pintar un muralito a lado de una pared graffiteada y empezamos a construir unas banquitas y las pusimos ahí, pero no duró mucho. Aunque en ese poco tiempo poca gente sí las utilizó”, me cuenta la joven bióloga.

Por otro lado, los lugareños combaten otra situación, como el súbito incremento poblacional. “En La Paz hay muy poquitos espacios públicos. Por mucho tiempo las playas eran las únicas que cubrían, pero la ciudad ha crecido demasiado rápido a niveles grandes”. En la actualidad, la población ha alcanzado 250 000 habitantes de los 215 000 que había tan sólo en 2010, y la mancha urbana se ha extendido apropiándose de espacios antes disponibles. “Baja California Sur tiene un mayor crecimiento poblacional a niveles como nunca antes. Sin embargo, el engrandecimiento de la ciudad rebasó por completo el de los espacios públicos y el mantenimiento. Hay parques abandonados, vandalizados y vimos ahí pedacitos de tierra fértil”. Trabajando en planeación y ejecución durante un bienio, en 2015 lograron obtener el premio de emprendedores sociales de Socialab, un espacio en la incubadora de empresas Tec Lean del ITESM, y fondos de fomento social dentro de una cadena bancaria.

Para volver sostenible el proyecto, cuentan con tres modalidades que les permiten generar recursos: “Además de la parte social, tenemos un taller de oficios donde entrenamos todos los días a fin de mejorar nuestras habilidades. Contamos con una membresía donde se paga una cuota mensual y tienen derecho a usar todas las herramientas y otros cursos temáticos; en otra pagas una tanda y te llevas la banquita. La tercera opción es que quieras hacer algo extra y necesites ayuda. De las ganancias de esos tres productos es como queremos lograr la sustentabilidad”. Menciona Lucía.
Este 2017 –ya con un nombre, una planeación más definida y un patrimonio más sólido–, Urbanería ha trabajado en proyectos diversos, como en la Casa Cuna del DIF en la construcción de su mobiliario y juegos de madera. Así mismo, han contribuido en otros recintos, como la mejora de la parada de autobús del Centro de Rehabilitación Integral Teletón y en el Centro de Internamiento y Tratamiento de Adolescentes en su área de visitas. Los talleres en escuelas son otras opciones que han abarcado para impartir estos conocimientos.

Aunque se han mantenido alejados del gobierno y otros asuntos políticos, Urbanerías no descarta que en algún momento requieran estímulos financieros. Corral no condena estos apoyos, pues considera que muchos de sus trabajadores también deben tomarse en cuenta como personas comunes y corrientes que mucho pueden aportar y enriquecer su proyecto: “A fin de cuentas los que trabajan en el gobierno también son ciudadanos y nos gustaría ver a los empleados del ayuntamiento ejerciendo como tales”.

De este modo, los paceños encuentran aquí un nicho de oportunidad no sólo en la parte social, sino con la convicción de que su ciudad cuenta con potencial para darle una imagen renovada y solidaria. “A raíz de varios experimentos, cuando hay gente que te ve trabajando se terminan contagiando de este espíritu de colaborar y es así como aprenden”.

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