Periodismo imprescindible Jueves 25 de Abril 2024

Ciudad de mis amores

25 de Marzo 2018
valeriagalván
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Don Tony dice que va a recoger sus pasos en Azcapotzalco. Piensa que cuando se muera va a recorrer cada rincón en el que fue feliz durante su infancia. “Yo soy chilango porque soy hijo de provincianos nacido en la ciudad. Tú, mi niña, eres capitalina porque eres hija de padres chilangos”, me dice cada vez que lo veo.

Es un amigo muy querido de la familia que, a pesar de quejarse diario del tráfico, de la forma de manejar de la gente y del ritmo de vida sabe que lo suyo es la ciudad. Él fue quien me enseñó a usar el metro y me llevó caminando desde Polanco hasta el centro por primera vez mientras me contaba historias sobre el Paseo de la Reforma.

Me enseñó que hay barrios divididos por el estatus y las condiciones económicas. Cada vez que pienso en eso no puedo evitar acordarme de la película Amar te duele, que es lo que nos cuenta muy a lo Romeo y Julieta for dummies.

Don Tony es de esas personas que, pese a que disfruta en grande unas vacaciones en el campo o la playa, difícilmente comenzaría una vida ahí. Generalmente está refunfuñando por la sobrepoblación que aqueja nuestra ciudad, pero es bien sabido que disfruta cada rincón que conoce.

Uno de sus pasatiempos es recorrer las calles en las que fueron grabadas las películas de la Época de Oro que tanto le gustan. Cada vez que ve una y reconoce una esquina, un edificio o un rincón, se emociona y de inmediato nos dice de qué lugar se trata.

En tono de broma, le digo que debería convertirse en una especie de blogger para hablar sobre estos rincones, así nosotros podríamos identificarlos en las películas. Sé perfectamente que hablo por mí, ya que no todos mis contemporáneos son aficionados a este tipo de cine. Tal vez con el abuso de la nostalgia que tan de moda se ha puesto funcione. En fin, es algo que don Tony no hará nunca.

Lo que más admiro de este viejo amigo es la entusiasta capacidad de asombro que posee. Haber visto de todo no es un impedimento para seguir sorprendiéndose de las maravillas que la ciudad nos regala.

Hace unos días pasamos frente al edificio del “dorito”, como le llaman, y comenzó a darme toda una cátedra de arquitectura, mientras él admiraba la obra y yo sólo la veía como un proyecto pretensioso y ridículo.

“Usted sí que sabe disfrutar de la ciudad, don Tony”, le dije, y continúe pensando en la manera tan dulce con la que un hombre de 70 años ve maravillas en donde todos vemos lugares comunes.

¿En qué momento perdimos nuestra capacidad de asombro? Desde que acceder es fácil y se convierte en el pan de cada día. Todo lo que vivimos como un regalo nos parece una obligación de quien lo proporciona. Hemos recibido tanto a manos llenas que lo básico nos parece insignificante. No sólo hay edificios, autos y gente. Hay recuerdos, rincones e historia. Me atrevo a decir que se vale jugar a ser turista o persona mayor de vez en cuando.

*Buscadora de historias urbanas de sus contemporáneos millennials. Ponte atento, tu historia puede ser la próxima.

@valeria_galvanl

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