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Dulce cadena

01 de Julio 2018
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POR ELIZABETH SANTANA

La primera y única vez que se me picó una muela en mi edad adulta no comprendía por qué, puesto que me lavo los dientes tres veces al día y como muy poca azúcar. Fue así que aprendí, gracias a la dentista, que las caries se contagian, y que hay que ser celosos y precavidos respecto a quién compartimos nuestros besos.

Entre los onerosos primeros lugares que tiene México, también contamos con el primer lugar en consumo de bebidas azucaradas, con 163.3 litros al año per cápita, según el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP). Y entonces me preguntó ¿cuántos iremos por la vida como si nada con un diente picado?

Hablo en específico de las bebidas azucaradas porque creo que nos competen a quienes nos movemos en la bici puesto que sudamos y nos deshidratamos, y es justo cuidar nuestra salud. Pues según el INSP, está comprobado que las bebidas azucaradas nos dañan más allá del sobrepeso y la obesidad.

Lo ideal es tomar ocho vasos de agua simple potable al día, según el Plato del Buen Comer (Norma Oficial Mexicana NOM-043), ello con el fin de mantenernos hidratados. Además, el agua es necesaria para que nutrientes, enzimas y hormonas se disuelvan en ella; y por sí misma contiene sodio, potasio y sales minerales.

El agua simple es muy importante en la composición de nuestro cuerpo, y lubrica las articulaciones que permiten su movimiento. Por eso cuando nos da sed debemos beberla, pues en realidad es un mecanismo para recuperar el agua perdida a través del sudor, el excremento y la respiración.

Tomar agua nos permite regular la temperatura corporal; nuestro sudor es 99 % agua y 1 % sales. También facilita nuestra digestión, y así nuestros riñones pueden eliminar sustancias mediante la orina. El agua forma 70 % de los músculos y 85 % de la sangre. Y también es un componente de nuestra saliva.

En resumen, el agua conforma de 50 a 70 % de nuestro cuerpo y debemos reabastecerlo. Por si fuera poco, también nos ayuda a mostrar un buen aspecto físico que se refleja en nuestra piel. ¿Besarías a alguien que tuviera la boca seca y los labios partidos?

Como ciclista, uno de los comentarios más inquisitivos o prejuiciosos que he recibido es el clásico “¿Y no llegas sudada al trabajo?” o “¡Ay!, seguro llegas toda mojada…” Sin embargo, sudar no es malo, al contrario, es un proceso natural que nos ayuda a regular la temperatura corporal; gracias a él quemamos toxinas y reforzamos nuestro sistema inmunológico.

Un verdadero estilo de vida es el que se refleja en nuestra calidad de vida. El cine nos ha enseñado que al estar tristes se vale comer un bote entero de helado, porque después de ello nuestro cuerpo libera endorfinas, pero ¿has intentado subirte a una bici?

Pedalear también libera endorfinas y la cadencia del pedaleo endulza el corazón.

 

*Periodista. Autora de Rodada 2.0, marca que celebra la inclusión de la bici como estilo de vida en todas sus modalidades.

@ElixMorgana

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