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Editorial: siglos de desigualdad no nos van a detener

11 de Marzo 2018
elitrtato
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Reunir en un solo lugar a algunas de las mujeres más poderosas del mundo para compartir conocimiento y escuchar propuestas innovadoras de emprendedoras, activistas, ambientalistas, estudiantes, diseñadoras, artistas, profesionistas y… en una palabra, ciudadanas, es sin duda uno de los logros más importantes del C40.

Este organismo internacional, que conecta a más de 90 de las ciudades más grandes del planeta en una alianza global a fin de abordar el cambio climático, ha sido el primero que decidió hacer un llamado a la acción enfocado y claro: las mujeres deben no sólo levantar la voz, sino tomar el mando en la lucha ambiental.

No debe extrañarnos que Anne Hidalgo –si analizamos la trayectoria y logros que ha alcanzado como alcaldesa de París– haya sido nombrada presidenta del C40 en noviembre de 2016 durante la cumbre del organismo, en la Ciudad de México.

La primera acción de Hidalgo al frente, cuando apenas habían pasado unas horas de su nombramiento, fue anunciar el movimiento Women4Climate (Mujeres por el Clima), como un brazo empoderado del C40 que por primera vez diera no sólo visibilidad sino capacidad de acción –y presupuesto– a las mujeres que, desde posiciones clave como alcaldesas de las ciudades más importantes del mundo, ya habían hecho una gran labor en las negociaciones para la histórica firma de los Acuerdos de París, otro de los conocidos triunfos políticos de Anne Hidalgo.

Desde entonces y hasta ahora, a diferencia del C40 –enfocado mucho más en las negociaciones políticas–, Women4Climate se convirtió en un llamado a la acción para el empoderamiento femenino en materia ambiental. Cuando comenzó, apenas había cuatro alcaldesas al frente, hoy son 16, y en poco más de un año han logrado transformar leyes en sus lugares de origen con el objetivo de impactar positivamente en temas de movilidad, eficiencia energética, manejo de recursos, reducción de emisiones contaminantes y, lo más importante, participación ciudadana femenina en la lucha contra el cambio climático.

Y es que sí, las mujeres líderes desempeñaron un papel fundamental en la negociación del Acuerdo de París, y siguen impulsando ambiciosas acciones climáticas en ciudades, empresas y muchas ONG de todo el mundo. Pero sin sus ciudadanas no pueden lograr el éxito. De ahí la importancia de los programas de mentoría que ya se arrancaron, primero, como era de esperarse, en París; ahora en la Ciudad de México, y próximamente en Vancouver, para fortalecer y dar herramientas a las mujeres emprendedoras e innovadoras que tienen ya proyectos concretos que buscan enfrentar los retos ambientales.

Esta edición está dedicada a ellas, a las mujeres que desde cualquier trinchera, lo mismo si es un escritorio de alcaldesa o una bicicleta que recoge los residuos orgánicos a fin de darles un nuevo valor y transformarlos en energía, están acudiendo al llamado a la acción urgente. Porque el planeta ya no tiene tiempo de esperar, porque siglos de desigualdad no nos van a detener en lo que mejor sabemos hacer las mujeres: cuidar nuestro entorno y, sobre todo, ser resilientes.

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