Hace un par de meses el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, tomó la decisión de imponer aranceles a las importaciones de acero y aluminio –25 y 10 %, respectivamente– a la mayor parte de sus socios comerciales, argumentando que las importaciones baratas de estos materiales dañan la industria estadounidense y generan desempleo. Si bien inicialmente México y Canadá estaban exentos de dichos impuestos, debido a la renegociación del TLCAN, a inicios de mayo la administración de Trump comunicó la intención de imponerlos a sus compañeros de América del Norte.
Con base en datos de BBC Mundo, para México los aranceles del acero y el aluminio podrían representar la disminución de estos productos en un 25 %. Sin embargo, ambos materiales apenas constituyen el 2 % de las exportaciones totales mexicanas a Estados Unidos, de hecho México, más que un exportador, es un importador de estos materiales, por lo que muchos expertos argumentan que el impacto macroeconómico será residual.
No obstante, de acuerdo con la Canacero, los impuestos establecidos por EU representan para el sector siderúrgico mexicano un impacto de 2 millones de dólares anuales. De igual forma, ponen en juego 50 000 empleos especialmente de la industria siderúrgica. Dentro de las regiones más afectadas se encuentran Lázaro Cárdenas, Michoacán, y Monclova, Coahuila, debido a que en esas zonas el peso de la siderurgia es significativo. En el mismo sentido, las industrias de autopartes electrónicas y semiconductores serán las más afectadas al incrementar sus costos.
Como respuesta a los aranceles de Trump, el gobierno mexicano ha decidido llevar a cabo una serie de represalias comerciales en productos agroalimentarios provenientes de Estados Unidos, dentro de los que se encuentran: carne de cerdo, manzanas, uvas y embutidos. Lo anterior tiene como finalidad persuadir al gobierno estadounidense de retirar dichas medidas proteccionistas. Sin embargo, estas represalias también afectan el bolsillo de los mexicanos al generar un aumento en el precio de tales productos.
Asimismo, al igual que Canadá y la Unión Europea, el gobierno mexicano ha decidido iniciar un proceso de solución de controversias en contra de Estados Unidos ante la Organización Mundial del Comercio, ya que los impuestos establecidos por la administración de Trump vulneran en gran medida la relación comercial entre los dos países y representan un incumplimiento a las obligaciones internacionales de Estados Unidos.
Se pude ver cómo con la decisión de Trump de establecer aranceles al acero y al aluminio se desencadenó alrededor del mundo una ola de represalias y, al igual que en todas las ocasiones, tras la adopción de medidas comerciales proteccionistas siempre los más afectados son los consumidores.
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