Periodismo imprescindible Jueves 25 de Abril 2024

Garnachas que empobrecen

17 de Diciembre 2017
RICARDOCHAVERO
RICARDOCHAVERO

No nos engañemos, a los millennials nos encanta disfrutar la vida, no en vano nos han llamado “la generación de las experiencias”; y por supuesto, una de las que más nos importa tiene que ver con nuestro paladar. Somos prácticos, no nos importa si es un puesto callejero o si no hay servilletas, pero si hay garantía de que probaremos algo único, distinto o delicioso, siempre caemos redonditos bajo la seducción. No importa si hablamos de garnachas o de experimentos gourmet, nos encanta consentirnos al comer porque ¿qué mejor manera de vivir el aquí y el ahora que comiendo rico?

Aunque en el mundo hay una tendencia de cambio de patrones y la gente busca cada vez más acercarse a la comida saludable, en México si bien esto nos importa, lo cierto es que no hemos abandonado tampoco nuestro fanatismo por la comida mexicana, aunque siempre va a ganar en nuestro criterio de selección, la mejor experiencia gastronómica.

¿Esto cómo afecta nuestras finanzas personales? Lo cierto es que la generación millennial gasta mucho más que sus padres en comer fuera de casa.

Si lo que comemos está rico, no nos importa hacer cola o que no haya manteles o servilletas. A lo que siempre estamos dispuestos es a conocer nuevas experiencias para el paladar y así probamos desde hummus hasta ceviches.

Somos críticos y exigentes para esto de comer. Algunos estudios de mercado del sector restaurantero aseguran que cerca del 86 % de los consumidores no volverían al lugar si tuvieran una mala experiencia. Hace cuatro años ese porcentaje era apenas de 59 %, según una encuesta realizada por Forbes. Eso demuestra que en el presente, los adultos jóvenes estamos más interesados en la experiencia de usuario.

¡Pero vaya que este amor por las experiencias nos sale caro! Y es que cerca de seis de cada 10 millennials decidimos comer fuera una vez a la semana y eso, aunque nos duela aceptarlo, nos empobrece. Los millennials somos la generación que está más dispuesta a pagar por comida, cerca del 81 % estaría dispuesto a pagar más en comparación con las demás generaciones.

Este también es un mercado relativamente más informado en cuanto a su alimentación, lamentablemente no es lo mismo en cuanto al impacto en los bolsillos. Los millennials buscamos comercio justo, productos orgánicos y altos en proteína. Según el estudio global de Nielsen, estamos por la media en relación a los jóvenes de Latinoamérica en cuanto al consumo informado en materia de alimentos.

¿Eso entonces es bueno? Pues sí, para el sector alimentario y para nuestro cuerpo, tal vez, aunque no para nuestro bolsillo. La razón no sólo es que comamos demasiadas veces fuera de casa, sino que estamos dispuestos a pagar precios demasiado altos a cambio de buenas experiencias gastronómicas. Incluso si sólo comemos dos o tres veces por semana en un restaurante, y el resto del tiempo llevamos nuestro tupper godín, nuestra cartera se ve mermada. El gasto promedio por comida es de 120 pesos, incluso si es en puestos callejeros. Así, en realidad los millennials terminamos gastando 15 % de nuestro ingreso al mes en comida.

Con ese dinero, podríamos ir una vez al año a Nueva York y pasar allí al menos una semana, hospedados en un Airbnb o ir al festival de Coachella con un presupuesto ajustado o al menos comprar los boletos; renovar esa vieja computadora de hace cinco años o pagar de contado el smartphone que nos enloquece. Y si eso es en el corto plazo, ¡imagínate lo que representan estos gastos hormiga en toda una vida! Si dejáramos de comer en la calle, en 10 años podríamos dar el enganche de un departamento (claro, si ese ahorro lo invirtieras en la bolsa, no si lo guardas en el colchón) o incluso cumplir ese sueño de viajar por el mundo. Así que antes de morder tu garnacha, piénsalo, lo barato sale caro.

*Asesor financiero especializado en fintech y coaching financiero.

@networthmx

Recientes