Periodismo imprescindible Jueves 25 de Abril 2024

#LordDelegado y su #EpicFail

El papel de Monreal ante un cineasta como Alfonso Cuarón
14 de Noviembre 2016
DharmaQueen
DharmaQueen

Creo que si hay algo en lo que todos coincidimos es en que la lección de management de esta semana debe ser para el delegado de la Cuauhtémoc, en la Ciudad de México, Ricardo Monreal Ávila, en su papel de furibundo funcionario que llega a interrumpir la filmación de la película Roma, dirigida por un mexicano reconocido a nivel mundial, Alfonso Cuarón.

Que alguien me diga ¿cuándo ha visto a un gato enojado hacer semejante papelón y aparte hacerlo público en Periscope?

Parte del encanto felino es que nunca perdemos el estilo y por eso la gente nos ama; pero vayamos a los hechos: cuando ves el video sobre el enfrentamiento con la gente de la delegación, te das cuenta de que los empleados de la Cuauhtémoc llegan, empujan, golpean y corretean, en ningún momento se ve que lleguen a preguntar por algún responsable o a pedir que se les mostraran los permisos correspondientes para la filmación en las calles de la colonia Tabacalera.

Y también llega el delegado a despotricar a través de las redes sociales, a levantar conos y decir que nadie es dueño de las calles. Bueno, hasta para ser populista hay que tener buen gusto, en su Periscope se escucha a Monreal preguntar “¿quién les autorizó esto?” Y alguien le contesta “tenemos permiso”, a lo que él mismo responde “no tienen ningún permiso, yo soy el delegado”, bueno, entonces para qué pregunta.

Luego el equipo de la producción le muestra los permisos, pero Monreal se monta en su macho y sigue con su “operativo anticonos”.

El territorio no se defiende a gritos y peleas porque cuando encuentras quien te responda, puedes salir muy mal parado y quienes alguna vez han visto a los gatos pelear por su territorio no me dejaran mentir. La otra opción es marcar el territorio de otra forma y esa creo que todos saben más o menos en qué consiste.

El problema aquí es que, si tú eres el líder de la manada, en este caso, el delegado, debes imponerte con la razón –una cosa es ser autoridad y otra pecar de bravucón. Lo que le faltó al funcionario fueron varias cosas: primero, saber escuchar porque antes de que alguien le pudiera decir algo, empezó a regañar a la gente y a dar instrucciones; segundo, no tuvo la astucia necesaria para detener en ese momento la crisis, lejos de hacerlo, desató una más grande.

Tercero: para intentar salvar el orgullo pidió disculpas por la trifulca entre los funcionarios delegacionales y el equipo de producción del director Alfonso Cuarón; dijo que quien hubiera cometido cualquier exceso sería castigado, el resultado fue el despido de Mario Montes, subdirector de Mercados y Vía Pública.

Monreal vio los excesos de otros, no los propios que, en honor a la verdad, fueron pocos, pero muy graves.

Lo bueno de los gatos es que no hablamos y ese silencio es parte de lo que contribuye a nuestro halo de misterio. Si Monreal se hubiera quedado callado, hubiera escuchado lo que la gente de la producción tenía que decir y no se hubiera creído el “Vengador anónimo”, al menos hubiera podido caer parado, en lugar de agachar la cabecita y bajar los bigotes, que en el lenguaje humano es el equivalente a “la regaste”.

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