Por Vanessa Rodríguez*
Estoy enojada porque a pesar de que amo a mi padre me siento frustrada de ser la única que lo cuida, ahora que está enfermo; seré desagradecida o mala hija si lo dejo, y ¿porque mis cuatro hermanos no lo cuidan?. Quisiera huir pero no puedo. Tengo miedo del futuro…
¿Tú que le dirías a esa mujer que quiere huir pero no se atreve? Para muchos es impensable que una mujer abandone, y menos en tiempos de crisis.
Lamentablemente, muchas mujeres codificamos que debemos ser perfectas y que con esa perfección salvaremos al mundo.
Esta perfección inculcada en las mujeres es un tipo de violencia psicológica, sobre todo en el ámbito familiar donde si tú no te casas serás la que cuides a tus padres cuando sean mayores o estén enfermos; donde, aunque llegues agotada del trabajo, siempre alguien preguntará “¿qué hay de cenar?”; donde, aunque tú seas jefa en el trabajo, en tu casa eres la que sirve. Estas acciones desdibujan paulatinamente quién eres como mujer. Pero no te preocupes, no todo está perdido, ya que siempre puedes cambiar el rumbo de tu vida. El pensamiento que debe prevalecer es que debes soltar lo que te ate y te provoque culpa, porque refleja que no lo haces por o para ti, sino por complacer a los demás. Este proceso de romper ataduras no es fácil, sin embargo, aquí te comparto tres sencillos pasos para empezar:
- Primer paso: tu cuerpo es como el termómetro de cómo anda tu mente. Si estás sana y sientes tu cuerpo pesado, es que estás cargando cosas que no te corresponden, entonces te pido que realices la siguiente meditación. Elige un espacio y tiempo (5 min) dedicado sólo a ti; enciende una vela blanca –sobre un plato azul con pétalos de rosa blanca (los que quieras)–; al momento de prender la vela, di “soy quien soy” y repite las veces que sea necesario, hasta que tu mente absorba que tienes la oportunidad de elegir y decidir quién quieres ser aquí y ahora.
- Segundo paso: confronta tu miedo a expresar lo que piensas y sientes, no permitas que nadie te prejuzgue y menos que te juzgue. Si una opinión no te parece, no dudes en poner un freno, mantén tu seguridad.
- Tercer paso: libera energía negativa. No sabemos vivir con miedo o frustración, ello genera resentimiento, te bloquea y aisla, entonces toma el liderazgo, pide y expresa detalladamente lo que esperas de cada uno y pregunta lo que esperan de ti, si coincide con tus expectativas, adelante, y si no, manifiesta lo que tú quieres.
Mi recomendación es que esto se convierta en una rutina por al menos 30 días o hasta que sea un hábito que ayude a tu mente a llevarte a ser quien quieres ser. Todas las personas tenemos derecho a establecer límites, a decir no; y todas tenemos también la responsabilidad de cuidar de nosotras mismas, de nuestra mente y nuestro cuerpo. Recuerda, no necesitas ser golpeada para vivir en un sistema de violencia; tú tienes el poder de romper el círculo vicioso.
*Maestra en resolución de conflictos
@e_bei