Es tan común ver anuncios publicitarios que promueven la filosofía del “vive ahora”, porque sí, la vida es hoy, pero este afán resulta tan lamantable como comprensible. Es cierto que las empresas tienen que producir números ahora, no pueden pasar un trimestre sin tener ventas, y por ello fomentan el consumo, sin embargo es triste que la generación millennial tenga una impronta en su mente tan marcada, como que no debe preocuparse por el mañana.
Es una certeza que 8 de cada 10 personas que lleguen a la vejez vivirán en la miseria; a pesar de ello, la generación de líderes, profesionistas y empresarios del mañana se preocupa por vivir ahora y despreciar el futuro. Basta con tomar como base que en promedio un profesionista de entre 25 y 35 años verá irse cerca de 1 500 pesos en gastos hormiga, como cafés de grandes cadenas, botellas de agua, comisiones de bancos, pago de intereses por atrasos con tarjetas, y para su retiro solamente tendrá una tercera parte de su sueldo contable. Y no es que esté mal disfrutar experiencias, conocer nuevos horizontes y buscar crecimiento personal, de hecho esperaría que cualquier joven tenga esas aspiraciones, el problema siempre son las proporciones.
La mayoría aprendimos a vivir con el mínimo mientras estábamos en la universidad y mágicamente cuando tenemos un trabajo estable, el sueldo ya no alcanza para cubrir nada más. Seamos realistas, si siempre hemos vivido con un poco menos antes de tener un aumento de sueldo, qué tanto afecta nuestros “sueños” si a partir de un aumento solo consideramos la mitad de este como un cambio en nuestro estilo de vida y lo demás lo destinamos para un mejor futuro. Como en varias ocasiones he planteado, la visión de corto plazo de los mexicanos es coherente con las campañas de las empresas que promueven la cultura de la satisfacción inmediata. Pero tiene que ver con una cuestión de planeación financiera y no de limitarnos en lo que buscamos. Lamentablemente solo 1 % de la población que ahorra y está en la población económicamente activa invierte su dinero, mientras los demás lo vemos hacerse menos con las noticias de inflación y el aumento del dólar, tranquilamente vemos desvanecer nuestro dinero sin pensar en algo más que comprar coches como una inversión. Y es que eso sería una excelente idea si no fuera porque pierden un 30 % de su valor al salir de agencia y nunca lo podrán recuperar.
Si todos pensamos en conocer países nuevos y nos ponemos a trabajar en un presupuesto para tener ese viaje, planear con anticipación, tener un fondo de emergencia y ahorrar en mayor o menor medida para nuestro retiro, no va a ser la diferencia ir a un continente u otro. El tema es, ahí sí, empezar a ahorrar hoy, que la vida se nos va y tranquilamente pasamos en promedio 10 años en algún empleo antes de darnos cuenta de que, seguramente, más de un millón de pesos circuló por nuestras manos y no tenemos nada, absolutamente nada, ni siquiera experiencias, ni viajes, solo nos quedaron deudas y un automóvil que terminaremos de pagar en tres años, y el que no ocupamos porque la gasolina está cara y queremos “ahorrar”.
Estoy convencido de que cada generación debe ajustarse a sus expectativas, pero la generación no cambia las reglas del juego en cuanto a planeación básica sobre nuestro dinero. Empecemos por cambiar nuestra cultura de quiero tener algo hoy y pagarlo a 36 meses sin intereses y planear a lo que queremos hacer en tres, cinco o 10 años y qué debemos hacer hoy para no terminar en la miseria o sin posibilidad de tener un nuevo trabajo. Empecemos por pensar hoy cómo queremos vivir. Al fin y al cabo la forma en la que tomamos decisiones todos los días es la misma en la que tomamos decisiones en nuestra vida.
*Asesor financiero especializado en fintech y coaching financiero
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